Capítulo 1

673 51 21
                                    

Cuando Pepe Sech se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en una enorme masa redonda. Estaba tumbado sobre su espalda redonda y, al levantar un poco la mirada veia un vientre cafecito y redondo también, era tan circular y ovalado que apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Se fijó también, que no contaba con ninguna extremidad.

<<¿it's pourbing time?>>, pensó.

No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido un tomo del manga beastar, un CD de la película cuties y un bolso verde -Sech era admirador de las obras de culto y repartidor de rappi-, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco había recortado de una hoja impresa y había colocado en un bonito marco dorado. Representaba a una guapa dama con rasgos animales y una expresión haegao en su rostro. Que estaba allí, sentada muy erguida sobre un pastel. -(se trataba de una comisión furra que el había pedido hace ya tiempo y le gustaba mucho) -.

La mirada de Sech se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso -se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana y a su vecino escuchando amorfoda de badbunny en la bocina del auto- lo ponía muy melancólico.

<<¿Qué pasaría -pensó- si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?>>

Pero esto era algo absolutamente imposible, porque estaba acostumbrado a dormir del lado donde no sale la llorona, pero en su estado actual no podía ponerse de ese lado. Si trataba de abalanzarse si quiera un poco, comenzaría a rodar asta caerse y golpearse con la pared.

Cerraba los ojos para no ver en la forma esférica y ovalada en la que se había convertido, y sólo cejaba en su empeño cuando comenzaba a notar en el costado un cosquilleo breve -(estaba aplastando el vibrador que le habían regalado para su cumpleaños)-.

<<¡Jebus! -pensó-. ¡Que profesión tan dura he elegido! Todos los días recorriendo la ciudad. Los esfuerzos de ser rappi son mucho mayores a la de cualquier profesión la cual se necesite un título universitario, diariamente tengo que hacer entrega de los pedidos a contra reloj sin ni siquiera poder sacar un poco de este para alimentarme, una relación humana constantemente fastidiosa, siempre igual, que jamás llega a ser cordial. ¡Que chingue a su madre todo gobierno puto!>>

Sintió sobre el estomago una leve vibracion, con la espalda se deslizó lentamente más cerca de la cabecera de la cama para poder levantar mejor la mirada; se percató de que el estómago le rugia, a sech le había dado hambre, lo que curiosamente le impulsaba a tener unas ganas de decir ''ñam''.

Se deslizó denuevo a su posición inicial.

<<Esto de levantarse pronto -pensó- hace a uno desvariar. El hombre tiene que dormir. Otros rappis viven como pachas. Si yo, por ejemplo, a lo largo de la mañana tomo varios pedidos para entregar, estos señores estan reunidos en una esquina desayunandose su primer pedido que obviamente deberia ser entregado a la persona que lo pidió. Eso podria intentar hacer, pero si me descubren iría a parar a la calle. Quién sabe, por lo demás, si no sería lo mejor para mí. Si no tuviera que dominarme por mis padres -(su madre era cinefila mamadora y su padre fanático de los mangas, por eso Sech había heredado parte de los gustos de los dos)- ya me habria despedido hace tiempo, me habría presentando ante el jefe y le habría dicho mi opinión con toda mi alma. ¡Le hubiera reseteado el windows! Bueno, la esperanza todavia no esta perdida del todo; si alguna vez tengo el dinero suficiente para pagar la deuda que tienen mis padres con el fisco (pusieron la casa en dicom) sin dudas renunciaría con toda seguridad. Entonces habrá llegado el gran momento; ahora, por lo pronto, tengo que levantarme porque la micro pasa a las siete>>, y miro sobre el despertador que hacia tic tac sobre el armario.

<<¡Omaigodnes esto va a ser épico papus!>>, pensó.

Eran las ocho y media y las manecillas seguían tranquilamente hacia delante, ya habia pasado bastante tiempo. <<¿Es que no habría sonado el despertador de hatsune miku?>> desde la cama se veia que estaba puesta correctamente a las seis, seguro que también había sonado. Si, pero... ¿Era posible seguir durmiendo tan tranquilo con ese ruido que hacía querer cantar karaoke a cualquiera que lo escuchara? Bueno, tampoco había dormido tranquilo, pero quizá tanto más profundamente.

¿Que iba a hacer ahora? La siguente micro pasaba a las nueve, para tomarlo tendria que haberse dado una prisa loca, sus cosas todavía no estaban listas, y él mismo no se encontraba precisamente espabilado y ágil; e incluso si consiguiese tomar la micro, no se podía evitar una reprimenda del jefe. ¿Que pasaría si dijese que me funaron? Pero eso seria sumamente desagradable y sospechoso, porque a Sech no lo habían funado ni una sola vez en los cinco años que había estado en servicio. Seguramente apareceria el jefe a darle reproches a sus padres por tener a un hijo tan otaku (vago).

Mientras reflexionaba sobre todo esto con gran rapidez, sin poderse decidir a abandonar la cama -en este mismo instante el despertador daba las incuarto para las nueve-, llamaron cautelosamente a la puerta que estaba a la cabecera de su cama.

-Sech -dijieron (era la madre)-, son las nueve menos cuarto, tu jefe MINION TULON te despedirá si tardas aun mas en ir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 25, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA METAPOUFOSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora