Capitulo 1: Una Visitante

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Abro mis ojos y mis sentidos se agudizan mientras empiezo a tomar conciencia de donde estoy. Miro y hay una gran imagen blanca... y me doy cuenta que es mi techo. Mi nariz detecta un aroma que esta en esta habitación. Volteo y hay una chica, de pelo rubio ya descolorándose por el envejecimiento humano. Miro abajo y puedo ver su cuerpo desnudo en si.

Me levanto de mi cama, y me pongo ropa interior y unos pantalones para no caminar desnudo por la casa. Tapo a la chica y salgo de mi cuarto y me dirijo escaleras abajo. "¿Cual era su nombre?" me pregunte, creo que ayer tomé mucho... tanto, que ni recuerdo como se llamaba, solo se que es parte del trabajo. Me dirijo a la cocina y me recargo en una mesa mientras se me ocurre que preparar le a ella. 

Hurgo en los pensamientos de ella para averiguar que le podría gustar para comer. Se me viene un ligero pensamiento... le gusta lo dulce, pero también lo nutritivo. Empiezo a recordar todo lo que he preparado durante mis quinientos años de vida, y se me ocurre hacer le un jugo de naranja, con manzana partida y formada para hacer un cisne, con fresas y crema, ya que no le gusta el chocolate por cuestiones de físico. Mientras que para mí, yo me preparo un omelet de jamón serrano cortado y chorizo cosido.

Terminando de prepararlos pongo los platos en la mesa y me dirijo escaleras arriba a despertar a la "desconocida" que esta en mi cama. Me le acerco y le empiezo a pasar mi mano por su piel, tan suave y limpia. Mi mano termina en su rostro para solo acariciarla y ver como sus ojos lentamente se empiezan a abrir. Puedo ver el color de los mismos; son verdes como las hojas de un árbol a la hora de primavera y tienen un toque de rojo a la hora de que llegan a la pupila.

-¿Vas a estar todo el día ahí?- Le pregunto mientras me le acerco - o te vas a levantar, mi querida...- Hurgo por su mente para ver cual es su nombre - ...Ale.

-Obvio me levantare- dice mientras se ríe y me ve a los ojos -mi querido.... Mateo?

Le sonrió mientras y me alejo para que se pueda enderezar de su cama y la pueda ver mejor -Woow, no olvidaste mi nombre.

-¡Claro que no!- Dice mientras se ríe -¿Cómo olvidaría el nombre de la persona con la que me acosté anoche?

-No lo se, tu dime-

Ríe mas y se graba una pequeña sonrisa en su cara mientras me ve como me voy saliendo del cuarto. Me dirijo de nuevo escaleras a bajo al comedor, para prender la tele para no aburrirme mientras tomo asiento para desayunar y espero a Alejandra a que se vista y no baje desnuda (si es que es una chica decente y no me agarre una de las que andan por ahí sin cuidar su higiene). 

Miro la tele y aparece que han habido 4 desapariciones mas en la ciudad, a lo que me lleva a pensar que fue acto de mis otros 4 hermanos que también están trabajando. Los 4 vivimos en México y los 4 vivimos en Monterrey; una gran ciudad en cuanto a caprichos humanos. Ya casi termina el mes y todavía no pago mi deuda de con mis superiores, lo que significaría: adiós todo. A mi inmortalidad, al dinero, a la casa, los autos, mis artilugios, todo.

Mientras me quedo pensando un poco mas en ello, empiezo a escuchar como se mueve arriba esta chica buscando su camino a las escaleras y venir abajo. Mientras eso sucede, también tomo mi teléfono y le mando un mensaje a mi hermano menor: Zacarias. El que nunca descansa y fue otorgado con una sonrisa inigualable ante todo humano para su encanto hacia los humanos. Sin embargo tiene un lenguaje muy vulgar, lo que lo hace verse mal ante toda persona de clase alta que no comprenda la sociedad de hoy en día.

-Zacarias

-Que onda, hermano ¿que paso?

-¿Me podrías ayudar en el trabajo y pasarme una de tus almas que tienes a un muy fácil alcance?

-Para quien? 

-Dios

-Dame tiempo, y veré que puedo hacer para ti carnal

-¿Nunca has pensado en cambiar esa manera de hablar tuya?

-Jaja pues si de vez en cuando, pero no tengo tiempo de tanto que me divierto.

Zacarias también es el hermano mas irresponsable que se puede tener. Hace su trabajo porque quiere sus privilegios, pero fuera del trabajo hace cosas que llaman bastante la atención de los humanos en cuanto al gobierno, lo que lo pone en riesgo. Hace fiestas cada fin de semana en su casa y en cada una se gasta mínimo cien mil pesos: cincuenta para el alcohol, y lo demás en drogas. Si se entera la autoridad judicial de sus actos, van a tener que arrestarlo y registrarlo, y pueden llegar a sospechar que el tenga que ver con algo de las desapariciones de cada mes y puede que nos involucren a todos sus hermanos. Si investigan a fondo, se van a dar cuenta que hay anomalías en cuanto a nuestras fechas de nacimiento y cuentas bancarias y se va a hacer un desorden.

Termino de hablar con el por mensaje y en eso baja Alejandra

-Te perdiste en mi pequeña casa?- Le pregunto mientras me río

-Uy si, muy pequeña- Se ríe y me sonríe -¿que me hiciste de desayunar, eh?

-Tu favorito- Le digo mientras apunto a su plato -no es?- La miro y guiño mi ojo

-¡Si! ¿¡Como sabes de mis gustos tu!?

Me río de nuevo -Intuición quizá- Me acuerdo que necesito su alma para mi deuda también y pienso en algo rápido, y se me viene algo a la mente -Creo que estas harta del jugo de naranja, tengo algo para ti.- Agarro su vaso y lo llevo a la cocina, abro el refrigerador en busca de una fruta que ella no haya probado en jugo. Ya ha probado el jugo de naranja, también de manzana, toronja, fresa..... pero no de kiwi. Agarro rápido la fruta y la inserto en la trituradora y rápidamente se hace liquido. Lo pongo en una vaso y le añado una toxina para que muera y pueda cumplir con mi trabajo.

-¿Que es lo nuevo que me vas a dar?

-Jugo de kiwi-

Se me queda viendo entrecerrando sus ojos con una sonrisa y me dice -Es algo nuevo, quizá me guste- dice mientras yo en mi mente se que le va a encantar. Lo prueba, se lo queda saboreando un rato, y luego se lo traga.

-¿Y que tal?- pregunto con una sonrisa mientra me termino mi omelet 

-Me encanto- Me dice con una mirada exaltada volviéndose a tomar un poco mas.

Río y le sonrió -Que bien que te haya gustado- digo mientras veo el reloj. Ya pasaron 30 segundos, la toxina no va a tardar mucho en hacer efecto y causar que su corazón se detenga. 

Termino mi plato y me levanto para dejarlo en la lavadora y escucho como la cabeza de Alejandra golpea la mesa. Agarro un vaso y voy al refrigerador por un vino ya abierto de categoría Roble y me sirvo un poco.

Me acerco a ella y con mi mano agarro su alma, saco de mi camisa el collar que llevo: una pierda preciosa, liza y parecida al cristal y se llena de su alma. La escondo otra vez en mi camisa y agarro su cuerpo, y me lo llevo al sótano. Preparo una tina con ácido y me deshago de su cuerpo metiendo lo en ese mortal baño de ácido folico, y viendo como el cuerpo poco a poco se desintegra. No puedo dejar ninguna evidencia de que alguna vez estuvo aquí, entonces también voy por su bolso y lo que haya en mi cuarto de ella y lo meto al ácido igual. En cuanto acabo, voy para arriba y tocan el timbre de mi casa. 

El Árcangel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora