Aquella noche, después de la salida con sus amigos, Seokjin entró a su casa con la mirada inquieta y el estómago hormigueándole en ansiedad. No había vuelto a meter la mano a su bolsillo para corroborar lo que sea que el mesero hubiera querido decirle. Estaba casi ciento por ciento seguro de que se trataba de su número de celular, porque ¿qué otra cosa podría haber anotado en aquella servilleta?
—¡Seokjin! —la tensa voz de su madre, Yeojoo, le hizo dar un brinco, cuando iba hacia las escaleras, para refugiarse en su habitación. —¿Otra vez andabas con esos vagos? ¡Mira nada más la hora que es!
—Estábamos estudiando para los exámenes finales, madre —mintió, sabiendo de sobra que decirle la verdad, sería perder el tiempo. —Nos quedan menos de dos meses, y no pue...
—Pudieron venir a estudiar aquí —decretó severa.
—Pero, si a ti no te agrada que vengan —rebatió, tratando de oírse sereno. Aunque la mujer estuviera haciéndole reclamos, la mano de Seokjin se mantuvo en la baranda de la escalera, con la esperanza de huir a la primera oportunidad.
—Porque son inferiores a ti, cariño —su voz se suavizó y una caricia llegó a la mejilla del castaño. —Ahora que serás un profesional, necesitas rodearte de gente como tú... que esté a tu altura —continuó.
—Mamá, voy a ser un profesor... —le recordó. —No un abogado, ni un doctor o un ingeniero... Sólo... un profesor —se encogió de un hombro, con los recuerdos de su madre furiosa por elegir aquella carrera universitaria.
—A-Aún así... —se negó a dar su brazo a torcer. —Siempre puedes hacer alguna especialización, un magister... podrías terminar siendo el director de un colegio, o dar clases en una universidad de prestigio —sus ojos comenzaron a aguarse y Seokjin se rindió ante su mirada lastimada. —Con tu padre podemos pagarlo.
—Lo pensaré, mamá —asintió, así estuviera mintiendo una vez más. —Por ahora... mi mente está enfocada en aprobar todas mis materias y graduarme.
—Lo harás... por supuesto que lo harás —forzó una sonrisa algo tétrica, con el brillo extraño del llanto contenido en sus ojos oscuros. —Sólo... busca nuevos amigos, porque los que tienes, no te convienen para nada y terminarán llevándote por el mal camino.
—Sí, mamá —dio una tentativa mirada hacia la segunda planta. —Estoy... algo cansado... voy a tomar una ducha y a dormir.
—¿No cenarás con nosotros? —se mostró exageradamente preocupada.
—No... pero, no pasa nada —le restó importancia, pisando el primer escalón. —Con los chicos hicimos una pausa para comer, así que, no tengo hambre.
—Bueno, descansa —una nueva caricia llegó a la mejilla del universitario, quien se escabulló escaleras arriba, suspirando aliviado.
En la segunda planta, antes de entrar a su cuarto, oyó la voz de su hermano menor, Jungkook; discutiendo con alguien. No le dio gran importancia, hasta que entró a su habitación, espiando por la ventana, viendo en el patio trasero a Yugyeom, el mejor amigo de su pequeño y revoltoso hermanito, recibiéndole la mochila. Seokjin negó con la cabeza, cuando un pelinegro brincó fuera de casa, dándose un duro golpe en el suelo. Si así era a los quince, no quería imaginar lo que el futuro le deparaba.
Recordando el incidente del restaurante, metió rápidamente la mano en su bolsillo, para mirar la servilleta arrugada. Comprimió un chillido de emoción al comprobar que, efectivamente, se trataba de un número telefónico, junto a la frase "llámame, bonito".
Seokjin se lanzó a su cama, con el papel presionado contra su pecho, sonriendo amplio. Era la primera experiencia de ese tipo que vivía. Había habido algunas chicas interesadas en él, pero esto se sentía diferente, más irreal y romántico a la vez, por parecerse a las situaciones que experimentaban los protagonistas de las novelas.
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Tan JUNTOS y tan REVUELTOS - TaeJin
Fanfiction[TERMINADA] Para el estudioso y centrado universitario, Kim Seokjin, los ojos profundos y la sonrisa cautivadora de aquel mesero pelinegro, fue su perdición total. Kim Taehyung cumplía con todos los requisitos para ser su mejor error. [Precuela de "...