Parte 7

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Capítulo 7

Vicky salió de su cuarto, cruzó el pasillo y entró al dormitorio de su mamá. Angie estaba sentada sobre la cama con las piernas cruzadas y su laptop sobre las rodillas. La presencia de su hija llamó su atención, se quitó los pequeños lentes y arqueó ambas cejas.

—¿Cómo me veo? —Preguntó Victoria.

Angie la escaneó con la mirada: tenis deportivos, minifalda de mezclilla y una blusa escotada de color rojo. Las tiras del brasier se veían por debajo de los tirantes de la prenda y hacía que sus pechos lucieran más grandes de lo que eran en realidad.

—¿Vas a un antro?

—No.

—¿A un motel?

—¡Mamá! —Exclamó Victoria.

Angie se quitó los lentes y se echó la culpa por la precaria situación de su hija. ¿Y cómo no iba a ser ella la responsable? No tenía la costumbre de hablar con ella sobre la ropa adecuada para la situación adecuada, y sobre todo, para cortejar a la persona correcta.

—Siéntate en esa silla.

Victoria lo hizo. La minifalda se corrió hacia arriba y reveló la carne de sus piernas. Ella intentó jalar la mezclilla hacía abajo para no enseñar más de la cuenta. Al ver que no funcionaba, cruzó los muslos y carraspeó, incómoda. Enderezó la espalda y echó los hombros para atrás. Al hacerlo, sus pechos parecieron ganar mayor redondez y eso la puso todavía más incómoda.

—¿Entiendes? —Preguntó Angie. Se colocó los anteojos y volvió a su laptop.

—¿Qué cosa?

—Que si no te sientes a gusto con esa ropa estando delante de mí, ¿crees que lo estarás en un sitio público con la chica que te gusta?

—Eh...

Angie siguió hablando sin dejar de trabajar en su informe.

—Todos sabemos que te pones nerviosa con facilidad. Si tienes tu mente ocupada sintiendo vergüenza, arruinarás tu imagen y ni la falda más corta del mundo te salvará. Ve a cambiarte. Ponte unos jeans, un suéter y ya.

—Pero me veré un poco... anticuada.

—Hazme caso.

—Mamá...

Angie resopló. Dejó su computadora a un lado y saltó de la cama.

—Ven conmigo —dijo a su hija.

Victoria la siguió, mirando con absoluta envidia el trasero redondito y bien formado de su propia madre. Y no es que se sintiera atraída por ella (porque eso sería turbio), simplemente quería ser igual, tener ese cuerpo y la seguridad que demostraba al moverse cual sirena en el agua.

¿Por qué tenía la mala suerte de ser el patito feo de la familia?

Angie abrió el armario y le echó un vistazo a la ropa de su hija. Entendió su error de inmediato: siempre le había dado dinero para que ella se comprara su ropa favorita, y por lo visto, Vic tenía un pésimo gusto para la moda.

Escogió lo único que valía la pena y lo tiró sobre la cama: unos jeans militares ajustados y a la cadera, una blusa azul cielo, ligerita y algo entallada, y una chaqueta negra con cierre dorado.

—Ahí tienes.

—Ah... gracias.

A Vic no le convenció ese outfit, pero se lo puso de todos modos. Cuando terminó y se miró al espejo, se sorprendió de lo bien que se veía. El pantalón, sobre todo, se le pegaba al culo como una segunda piel y la camisa permitía que se le viera una pequeña línea de piel en el abdomen. Se colocó la chaqueta encima de los hombros y le dio volumen a su cabello.

[Terminado] Enamorada de la Nerd  [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora