Parte 9

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Capítulo 9

Abrió el libro de matemáticas y empezó con la explicación. Trató de enseñarle cómo graficar una ecuación y cómo hallar el valor de x para resolver el problema y encontrar la respuesta correcta.

Pero Faith no le prestaba atención. Tenía demasiadas cosas en qué pensar, y entre todas ellas, encontrar como pedirle disculpas a Vicky ocupaba una gran porción de su mente.

¿En qué carajos había estado pensando al proponerle una tontería como aquella? ¿Es que era, no muy en el fondo, una acosadora? Era una suerte que Victoria no la hubiera mandado a volar.

—Creo que ya entendiste. Puedes resolverlo por tu cuenta.

—Haré la lucha —dijo Faith. Tomó la calculadora y empezó a hacer las cuentas. Victoria estaba cerca de ella, mirándola con la sobriedad de una profesora. El aroma de su perfume la envolvía como la capa de una tarta de manzanas.

—¿Qué? —Preguntó Vic al ver que la chica había dejado de escribir.

—Nada. Uhm... ¿podemos dejarlo y hacer una pausa? Hay algo que quiero decirte.

—¿Y qué es?

—Sobre la propuesta que te hice el otro día. Fui una tonta. Estuvo fuera de lugar.

—Ah, eso —suspiró desanimada—. Fue algo inesperado. No sabía que tenías esa curiosidad.

—Perdona —pidió Faith con cara de perrito mojado—. Me emocioné más de la cuenta. Debes pensar que soy una pervertida.

—Si te gustan las chicas ¿por qué sigues con Adolfo? Digo... si ya no sientes lo mismo por él, podrías terminar esa relación y... y... empezar algo con una mujer. ¿Lo amas?

—Eso es lo que llevo preguntándome desde hace semanas. No te mentiré —dijo mirándola a los ojos—. Soy una maldita caliente, y cuanto veo a una nena sexy, sólo pienso en esa vez que le metí los dedos a la amiga de Adolfo y quisiera volver a repetirlo. Soy una mala novia ¿verdad? No puedo serle fiel a Adolfo ni siquiera en mis pensamientos.

—Tal vez lo que hiciste con esa chica fue demasiado y te causó un trauma.

—Disfruto con el recuerdo —admitió—. La humedad, el sonido de mis dedos entrando y saliendo, el sabor, la imagen de esos muslos abiertos y... ay.

—Ya —rió Vic—. Tranquila.

—¿Quieres dejar estas asesorías? Lo entenderé. No soy una persona agradable y...

—No, no. Hice la promesa de ayudarte con el examen y la mantendré. Sólo no vayas a meterme los dedos por accidente.

—No lo haré. Lo último que quiero es date una mala impresión de mí. Soy... ¿cómo se dice? Una lesbiana de clóset.

—¿Algo más te preocupa?

—Sí —sonrió con tristeza—. Cielos, niña, eres la primera persona que me lee tan bien. Eso me parece muy lindo de tu parte.

El halago hizo que Victoria se sonrojara.

—Es sólo que no estoy segura de qué es lo que quiero de la vida. Los profesores dicen que no tengo futuro y mis padres están a punto de perder la paciencia conmigo. ¿Alguna vez te has sentido desubicada? ¿Cómo si no pertenecieras a ninguna parte?

—Cada día de mi vida —suspiró Vicky con tristeza—. Intento que no me afecte. Tengo a mis amigas y ellas me ayudan a sobrellevarlo.

—Te envidio —Faith cruzó las piernas y se inclinó hacía Victoria—. Tienes amigas que te apoyan. Las mías sólo están cerca porque soy un imán para hombres. Sofía, Lucrecia y Gladis tienen novio gracias a que yo se los presenté. Sin mí, serían unas solteronas. No me necesitan para nada más. ¿Sabías que jamás he tenido una pijamada y mucho menos un sábado de películas?

—¿En serio?

—Te digo la verdad. Estar contigo es relajante. No hablas mucho, pero cuando lo haces, dices cosas que me importan. Y tus amigas... ¡Dios! Me encanta lo unidas que son. Quisiera formar parte de su grupo y mandar a volar a las mías, que son un grupo de interesadas.

—Tú les caes bien. Tal vez Alani sea algo gruñona, pero ha tenido una vida familiar muy complicada y por eso es así.

—Deberías escuchar las charlas de mis amigas. No son más que chismecitos sobre novios y artistas. Especialmente las de Gladis. Es fan de esos... japoneses. ¿Cómo se llaman? ¿BTS?

—Son coreanos.

—Coreanos, chinos, tailandeses... da igual.

Algo en lo que Faith estaba dando a entender, le pareció lindo a Victoria y la hizo sentirse bien consigo misma. Como si la morena viera en ella algo que la hacía especial.

—Bueno, eh... ¿por qué no hacemos una pijamada en tu casa?

—¿En serio? —Los ojos de Faith empezaron a brillar—. ¿Lo dices de verdad?

—Sí. Podría llevar a mis amigas. Ellas están dispuestas siempre y cuando haya dulces y buenas películas.

—¡Sí! ¡Es buena idea! —Faith le dio un golpe a la mesa. A Victoria le pareció tierna su reacción—. Diles que vayan a mi casa este sábado. Mis papás saldrán de viaje y regresarán hasta el domingo por la noche. Estaba pensando en hacer una fiesta, pero tu idea suena mejor.

—Claro —rió Victoria—. Yo les digo.

—Y no te preocupes por mí—alzó la mano como si jurara ante un tribunal—. No intentaré nada. Fue una propuesta tonta eso de tener sexo contigo, y no volverá a pasar.

—Eh, tampoco es para tanto —dijo Victoria, lo que le causó a Faith un sonrojo en las mejillas.

***

—Todavía no entiendo por qué quieres que vayamos —dijo Larisa mientras empujaba el carrito de compras por el pasillo de los lácteos—. Es tu oportunidad.

—No podemos dejarla sola —comentó Alexia—. Le daría un infarto por la emoción. Dejemos de hablar de eso y concentrémonos en la lista... a ver —leyó el papelito—. Nos falta una bolsa de Doritos y unas cervezas

—Me dio un poco de pena —Vicky insistió con la plática—. Si lo que dice es cierto, ella no tiene amigas de verdad. Podríamos meterla a nuestro círculo social. Platicar con ella y hacernos amigas.

—Y luego te la coges —sugirió Larisa.

Alexia le dio un caderazo.

—¿Es que sólo piensas en sexo?

—Sólo cuando estoy contigo, bebé.

Alexia se ruborizó y ya no siguió hablando, pero la idea de una pijamada le gustaba porque podría ver a Larisa usando braguitas y ropa ligera.


[Terminado] Enamorada de la Nerd  [Historia Lésbica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora