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A quienes estén leyendo esta historia: Perdón por la pequeña demora en la actualización de este capítulo, había estado algo ocupado :c.


Narrador

La angustia en el pecho de Kyle parecía no tener final, su mente estaba en blanco... había decidido dejar de luchar y simplemente ceder a los caprichos del destino. No sabía cuánto tiempo había pasado ni qué hora era, sólo podía sentir el cuerpo de Stan en sus brazos. Parecía imposible concebir el hecho de que su súper mejor amigo, quién siempre lo apoyaba y defendía, con quién había tenido peleas y momentos duros, con quien había reído y llorado, con quién había tenido un altercado esa misma noche, estuviera tirado inconsciente en el suelo.

Ironías del destino, ¿no?. El potencial victimario de la noche se convirtió en la víctima.

Kyle estaba consciente de las atrocidades que Stan pretendía hacerle, pero aún así su cariño por su mejor amigo lo habían hecho correr hacia él y tomarlo entre sus brazos.

Pero así como el destino no sólo quita...también da.

El llanto de Kyle fue interrumpido por pequeños quejidos de dolor.

POV de Kyle

"agh... mi .... c-cabeza" se quejó Stan, sacándome abruptamente del pozo sin fondo en el que me encontraba. Escuchar su voz fue como beber una botella de agua en el desierto más árido del planeta.

Desesperado, pero tratando de mantener la casi inexistente compostura que me quedaba, le hablé para mantenerlo despierto.

"Stan! Stan? ¿Me oyes? Soy Kyle!" Le dije suavemente, para no asustarlo.

"Ky..." Respondió abriendo sus ojos. Instintivamente llevó su mano derecha hacia su frente, y con la izquierda apretó mi mano que tenía sobre su pecho. "Ky... perdóname"

Llorando lo ayudé a enderezarse, para sentarse en el suelo apoyando su espalda en la pared.

"....perdóname" Seguía repitiendo una y otra vez mientras lloraba desconsolado.

"Stan, tranquilo no te muevas...mírame, quédate conmigo, respira profundo..." Me acerqué a él para quitarle la mano de la frente. La sangre provenía de varios cortes y heridas que tenía en ese sector de su cara. Un escalofrío recorrió mi espalda.

Es un milagro que no se haya quebrado el cuello en una caída así. El sólo pensar en eso me hizo ordenar mis pensamientos y poder actuar.

Me dirigí a la cocina para buscar un paño, lo humedecí y volví donde estaba Stan para colocarlo sobre su herida y hacer presión para detener el sangrado temporalmente. Tomé su mano y la puse sobre el paño, para que él mismo lo mantuviera en su lugar. Luego corrí al segundo piso para buscar mi teléfono.

Lo primero que hice fue llamar una ambulancia para poder derivar a Stan al hospital, ya que un golpe así podía tener efectos negativos no observables, y luego llamé a Kenny. Entre lágrimas y sollozos le conté que Stan había tenido un accidente, omitiendo lo que había ocurrido antes, y que en breve estaríamos en el hospital. El rubio me confirmó que estaría allá para encontrarnos.

Cuando la ambulancia llegó, los paramédicos pusieron a Stan en una camilla y subimos al vehículo para dirigirnos a urgencias. Durante el trayecto, Stan seguía repitiendo la misma palabra que se negaba a dejar sus labios: "perdóname".

En el hospital.

Cuándo llegamos, bajamos de la ambulancia y vi que Kenny ya estaba ahí. El rubio se acercó rápidamente hacia nosotros para abrazarme, mientras me aseguraba que todo estaría bien para calmarme. Sentir el apoyo de mi amigo me hizo sentir aliviado y protegido, por lo que no pude evitar llorar las últimas lágrimas que me quedaban.

Serías mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora