Capítulo IV: La producción, mientras nos conocemos y planificamos

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El Asistente

­– ¡Príncipe Draco! ¡Príncipe Draco! Tu Flat White con super extra de expreso colombiano está listo.

– Aquí, muchas gracias.

– ¡Gracias a ti!

Hacía un par de meses su madre le había preguntado si era feliz. En ese momento no supo qué responderle. ¿Era feliz? Se preguntó una y otra vez. ¿Podría llamarse felicidad el no saber qué hacer con tu futuro? ¿Era felicidad el estar siempre detrás de tu hermano y elegir la misma carrera que él?

Le gustaba la fotografía, en serio que sí, pero quizás no tanto como a su hermano, quien no dudaba en amanecerse en el cuarto oscuro que habían habilitado en el sótano de la casa de sus padres. Tampoco le gustaba mucho ir a las exhibiciones de los grandes artistas de la fotografía o pasarse horas y horas paseando por donde fuera tratando de captar los mejores momentos del día a día de las personas y los paisajes.

Entonces, no. Quizás no era feliz estudiando fotografía al igual que Colin; sin embargo, pese a llegar a esa conclusión en base a la pregunta de su madre, continúo detrás de su hermano, y continuo detrás de él, apoyándolo y secundándolo cuando los gemelos Weasley habían contactado a Colin para que le proporcionara un portafolio lleno de fotos de sus ex compañeros de escuela y una que otra foto de algún incauto que había tenido la "dicha" de ser capturado por alguno de los Creevey. Y también lo siguió cuando Colin firmó el contrato como director de fotografía en Producciones G & F.

Bueno, Colin era el director de fotografía, mientras que él era el Asistente de todo. Asistente de producción, de dirección, de fotografía, el encargado de las luces, del montado y también del vestuario y maquillaje...y de cualquier otra cosa que se necesitara.

Para ser sincero, no es que estuviera muy pero muy orgulloso por sus nuevos trabajos, pero no podía decir que no cuando le habían prometido un nada despreciable sueldo, y la más increíble de las aventuras. Una aventura que estaría protagonizada nada más y nada menos que por Harry Potter, el ídolo de su hermano; y Draco Malfoy, su ídolo personal. Porque también idolatraba a Harry, era tan amable, confiable y valiente, pero nada podía superar la fascinación que le causaba Malfoy. Tan rubio, tan altivo y tan guapo. Y no, no lo malinterpreten, él no estaba enamorado del Slytherin, simplemente tenía una fasinación artística y platónica por el rubio aristócrata, o ex aristócrata como una vez le corrigió Luna Lovegood, cuando le contó sobre su fanatismo hacia Draco Malfoy.

Y fue por eso que corrió a ayudarlo con su equipaje, cuando lo vio cruzar la puerta de Sortilegios Weasley ese sábado por la mañana. Y fue por eso que no le molestó limpiar la caja de arena improvisada de Fishy, ni cepillarlo, ni cargarlo cada que el pequeño "Rey" quería movilizarse de un lado a otro. Y finalmente, fue por todas estas cosas que grito "Yo yo ¡YO!" cuando Draco Malfoy había exigido un asistente personal.

Y por eso estaba allí, recogiendo el café para el Príncipe. Ese café que, según su muy adorado jefe, era lo único bueno que habían inventado los muggle. Dennis sabía que habían mejores inventos, pero jamás, jamás osaría contradecir al Príncipe. Porque si el Príncipe lo decía, debía ser cierto, ¿verdad?

Entonces, su mamá le volvió a preguntar hace un par de días si era feliz. Y esta vez había respondido con un confiable "Sí, soy muy feliz" Y no estaba mintiendo.

Luego de recoger el café y uno que otro encargo más, volvió a la "Base" para ayudar en todo lo que se necesitara para el primer día de producción de la primera esencia porno, "El ladrón de los sortilegios", dirigida y producida por los Fred y George Weasley. Y tal como lo había intuido, lo primero que vio al entrar fue a su jefe sentado sobre el mostrador de la tienda evidentemente indiferente a todo, mientras un colérico Harry Potter trataba de desaparecer por la chimenea, siendo o intentando ser detenido por Colin.

EL SEXO VENDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora