Última Cena

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Hoy el dorado resplandece
inunda el cuarto de calidez
mientras yaces sobre mí
siendo ambos restos
de una cena gloriosa
donde nos jugamos el todo
por el todo.
Donde nos embriagamos
de nuestros seres
en lujuria aberrante.
Depositando tu cuerpo en
lecho sin igual,  mientras
tu tórax se curva cual colina
a la par que,  en aquel rincón
de entre tus piernas,
beso ese manantial desnudo
haciendo un temporal tus sentidos.
Que noche que cena
en la que incendiaste
mi vida, cuerpo y alma,
al desterrar sustancia vital
de nuestras ardientes caderas,
reduciendo por el momento
nuestro rígido apetito.
Hoy el dorado resplandece
inunda el cuarto de calidez
mañana me extrañaras,
y tus gemidos develaran
cuanto lo haces.

Medicina para el AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora