Vio en sus ojos, el resplandor de su alma, y fue una prueba más para saber que la amaba.Uno
Largas noches de profunda tristeza eran las que pasaba Lucas Partini... hasta el día que todo cambió.
Dos
—"Andrea, Andrea". —Era el nombre que se paseaba por su mente.
Un nombre, el cual le parecía más extraño cada que vez lo pensaba. Sin embargo, era como un libro de un estante; se sabía que estaba más no se le daba interés alguno.Lucas Partini era un joven audaz, educado; en todo lugar que llegaba era elogiado por su buena educación. Muchas veces quería ser despreocupado de las cosas, pero había algo en su interior que no dejaría serlo. Tenía el principio y valor de ayudar a los demás; hacer el mundo algo mejor, "darle su mano a quien lo necesite". Trágicamente, a él nadie lo pudo ayudar...
Muchas veces, la gente se burlaba de su inocencia y su altruismo con los demás. Le decían: —Lucas, muchas gracias, no sé de qué manera pagarte. Todo esto que has hecho es un lindo gesto. Sin embargo, Lucas no era el tipo de persona que le ganaba el "interés", ya que era originario de una familia que tenían bien implantado el valor de la bondad y solidaridad; valor que miró en sus abuelos y decidió plantar en sí mismo.
Un joven europeo, específicamente de Italia: de tez blanca, pelirrojo con una barba del mismo color. Con unos ojos color café, que sentías que te transportaban a un lugar de tranquilidad... de paz. Unas bellas facciones, que le definían la cara de un hombre. De una estatura media (o alta para otros), medía un 1.80 metros. Grande para los pequeños, pequeños para los grandes...
Siguiente heredero de la industria de vinos de exportación internacional, y también de tanto viñedos que habían empezado sus abuelos en Italia hace 70 años: Vinos Partini; que hoy en día está valorada en 50 millones de euros. Era bastante humilde con los demás sabiendo que su familia es —en su país natal— una familia de un apellido de popularidad; Partini.
Él vivía en Colombia, en Cartagena para ser más específico. Cuando era un niño, sus padres decidieron hacer un viaje de paseo a Cartagena, viaje, cual les encantó tanto a sus padres como a él hizo que se propusiera que cuando creciera y quisiera "abrir las alas" por si solo, quisiera ir a vivir a Cartagena... Y la ironía de las cosas es increíble e impredecible ya que por razones de su universidad, donde aprendió el español. No podía hablarlo muy bien pero fue otra razón también para irse a conocer Latinoamérica, y porque también, la Alma Mater le había ofrecido un intercambio de estudio a tres países de América: Estados Unidos, Cuba y... Colombia.
Tres
Así iba la vida de Lucas, ayudando a los demás, estudiando (parte de su obligación), saliendo una que otra ocasión con sus amistades, pero habían pocas las que realmente él estimaba: Álvaro Morán y Rodrigo Nadir. Fieles acompañantes, cuando él no sabía nada sobre dónde vivía, que jamás lo abandonaron o quisieron aprovecharse de su inocencia. Y así igual, amistades que él las categoriza:
1 - Mejores amigos o amigos de verdad. (odiaba el término "mejores amigos")
2- Amistades que me "caen bien".
3- Gente conocida.De esta manera, era como reconocía a las amistades, no con la necesidad de juzgar, sino que de esta forma, era que estimaba a las personas.
Cuatro
Solía ir diariamente a la universidad, a veces por 1 clase en todo el día, y en otra ocasiones que entraba desde las 8 a.m hasta las 6 p.m. Igual que no era frustrante para él ya que veía a sus amigos, compañeros de clases y él era bastante amigable y sociable que eso le alegraba a él, ayudando a los demás y brindando un consejo que para uno podría ser ayuda, para otro sería confundirle más.
Todo esto era la vida de Lucas Partini, hasta que llegó un momento que fue como cargar 1000 kilogramos sobre la espalda, sentía que no podía más, que algo lo mataba lentamente y no se trataba de algún mal. Era algo tan simple pero a la vez tan secuencial: La monotonía.
Sus días pasaron de ser lo que él siempre quiso; llenos de felicidad, de autoestima, hasta que cayó el momento del agujero de caída sin fin... Digo caída sin fin, porque uno sigue cada vez peor que ayer y menos que mañana... hasta que llega el punto de lograr sostenerse de algo e intentar escalar, o esperar hasta donde llega su final.
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Corazones Malheridos
Novela JuvenilLa vida y el amor son tan impredecibles... En desarrollo.