Un paisaje plano, con el cielo rosa, semejante al color que tiene un algodón de azúcar de feria, relucía encima de una silueta. Una silueta que, con una melena castaña, pero aún así, brillante, vistiendo favorablemente para él una sudadera bordada a mano con líneas azul cielo y lila, acompañada de unos vaqueros estilo pirata marrones, despertó en ese extraño escenario: un prado que daba la sensación de ser infinito con dos colores sólidos, verde para el pasto, rosa para el cielo.
— ¿Dónde estoy? - pensó el chico mientras echaba un rápido vistazo a su entorno con su mirada achinada.
Se levantó de un pequeño bote, equilibrándose rápidamente con los brazos para no volver a caer al pasto dónde había despertado. Podía escuchar un suave viento susurrando en sus oídos; era la única actividad que podía avistar en diez kilómetros a la redonda. Todo ese páramo que el castaño estaba recorriendo no era más que eso, una gran superficie ondulada color verde con el característico color rosa del cielo.
— Esto no me gusta nada. ¿Un prado vacío, sin nada en diez kilómetros que llevo caminados? Algo tiene que estar pasando. - dijo en su cabeza el chico.
Después de haber estado andando por ese raro y vacío paisaje, el de ojos azulinos optó por llamar a alguien con un potente grito.
Pero no pudo.
Al abrir la boca y su cerebro procesar el grito que él quería formular, sus cuerdas vocales le vendieron, provocando que su estruendoso grito se quedase en un solitario silencio. Después de varios intentos probando la existencia de su melodía vocal, decidió rendirse al no tener ningún tipo de éxito.
— No lo entiendo. ¿Por qué no puedo ni hablar ni gritar? ¿Qué es este sitio? - volvió a pensar el moreno.
— No te preocupes. Aquí estás a salvo. - dijo una espontánea voz grave por la espalda del chico.
El castaño, asustado por la voz que había aparecido detrás suya, se giró rápidamente para descubrir de dónde provenía ese habla. Al verlo, no pudo evitar abrir los ojos como platos, donde más se destacaban sus iris azules con pigmentaciones doradas debido al color de su alma.
— ¿Sorprendido de verme, Frisk? - pronunció el hombre misterioso.
Frisk retrocedió unos pasos debido a los escalofríos que recorrían su cuerpo. Ante él se encontraba un hombre con un aspecto deteriorado: manchas provocadas por quemaduras, una piel agrietada, y lo más importante, una cicatriz inmensa que recorría desde la parte izquierda de la frente, pasando por el ojo zurdo y cortando la boca simétricamente para terminar abiertamente en la barbilla. Obviando sus defectos y heridas, ese hombre era muy similar al chico de ojos azules.
Cuánto más retrocedía Frisk, más avanzaba el hombre, pero sin desviar las miradas en ningún instante. El ambiente era tenso, se podía cortar como si de un hilo se tratase, pero a Frisk solo le quedaba esperar a que el hombre hablase debido a su incapacidad vocal.
— Vaya, te ha comida la lengua el gato, ¿eh? - pronunció el hombre con una pequeña risa. - Es curioso que nos hayamos encontrado aquí, en mi subconsciente, después de haber estado más de cuarenta años vacía. Aunque, hace cinco años, todo cambió, ¿lo recuerdas, no? - terminó el hombre con una sonrisa malvada esbozada en su rostro.
Frisk había detenido su caminar. Con la mirada cabizbaja, recordó todo lo sucedido en su pasado. Más concretamente, hace cinco años. Cuando su vida se quebró en dos.
Frisk vivía en una aldea al pie del Monte Ebott, dónde habitaban ex-magos. Estos mismos fueron los que tiempo atrás crearon la barrera en la que sellaron a los monstruos, por miedo a ser superados por los mismos. Al sellar el Monte y desterrar a su raza conviviente, los monstruos, los siete magos creadores del bloqueo se reunieron para ver cuál sería el destino de la humanidad. Dicha reunión estaba compuesta por los siete tipos de almas, cada uno con un tipo de magia distinta.
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ALMAS DE COLOR DORADO CARMESÍ II | (Chara x Frisk) (ACTIVA)
Science Fiction¡HOLAAAA! Por fin, después de unos años, puedo continuar escribiendo. Y qué mejor que hacerlo con... ¡ALMAS DE COLOR DORADO CARMESÍ II! Esta segunda parte será mucho más larga y con muchísima más trama, obviamente, todo inventado por mí. ¡Disfruten...