Temática: Amor ProhibidoAclaraciones: No sabia quien era el
papá de los Sano pero aún así lo
puse imaginarioComo se podría describir a un chico con dinero, muy fácil. Este tendría muchas cosas entre ellas autos, aviones, celulares, departamentos, empresas y entre más, Se sabía que la Familia Hanemiya era muy reconocida por todos los medios e redes, asimismo en varios países
—Hanemiya-san. —llamó la atención del bicolor que volteo dirigiendole la palabra.
—Dime, Lady. —le dedico unas sonrisa.
—Venía a informarle que en cualquier momento vendrá su padre a llevarlo a la empresa. —recogió las taza que se encontraba en la mesilla.
—Gracias, puedes retirarte. —la sirvienta asintió y salio.
—Que fastidio. —se trono los dedos.
Realmente sí estaba frustrado por todo lo que venia en las siguientes semanas, no sería fácil organizarse, pero lo intentará
Los trabajos en su colegio privado eran demasiados que está logrando ya acabar con ellos, quedándose con sólo la mitad
—Hijo, te estoy hablando. —hablo el señor.
—Perdón padre. —hizo una reverencia para luego ir a abrazarlo.
—Está bien, vamos a la empresa.
Padre e hijo salieron de la inmensa mansión, para luego dirigirse a la limusina e subirse en ella, el chófer sonrió para inmediato saludar a sus amos
—Señor Hanemiya, buenos días. —hablo encendiendo el motor.
—Buen día. —saludo.
—Igualmente para usted, Joven Kazu-kun.
—Buen día, Masaki-san. —se acercó un poco dentro del asiento de adelante.
Con normalizado iba el auto, el bicolor miraba muy contento e encantado por los paisajes que se observada-era hermosos- e magnífico, los parques, calles hasta los mismos edificios que se veiano al pasar
Llegaron a su destinó bajándose de la limusina, el hombre le aviso a su chófer que tenia que volver a la hora indicada que le iba a decir en solo unos momentos
—¡Hasta luego, Masaki-san! —sacudió su mano al ya perder la vista la limusina ingreso junto a su padre a la empresa.
El secretario que se encontraba ahí los saludo con una sonrisa
—Señor Hanemiya, Joven Hanemiya. —hizo una reverencia.
—Ya te dije que me digas Kazutora o Kazu-kun. —sonrió.