Capitulo 1

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Para poneros un poco en contexto:

Estamos en época post medievo. Mundo imaginario donde la magia y la realidad se funden. Bakugo es el jefe del último clan de dragones, que posee magia poderosa y antigua pero lleva siglos en declive por la escasa natalidad de la tribu.

Una profecía vaticinó en el nacimiento de Bakugo, que sería él quien salvaría la tribu junto a una muchacha humana, que debía encontrar y con la que debía engendrar un mestizo.

CAPITULO 1

-Mi señor – exclamo una voz profunda con reverencia – se acerca la época de la cosecha. La cosecha de este año será abundante. Han pasado diez años desde la última ofrenda. Este año pagara el diezmo la aldea Midoriya.

-Me importa una mierda – replicó otra voz, esta aún más profunda que la anterior – cada década la misma mierda. Las tradiciones de mi madre están obsoletas. ¿De qué demonios me sirve a mí una niñita humana? - gruñó – esa bazofia no me interesa.

Kirishima ni se inmuto por esta respuesta. Conocía demasiado bien a su señor como para sorprenderse.

-Mi señor – dijo en voz suave y paciente – sabe perfectamente que de entre esa escoria humana se alzara la próxima reina que acarreé a su hijo y lleve a nuestra especia hacia nuevas fronteras. Esta todo vaticinado.

-Si – respondió el pelirrubio clavándole una intensa mirada rubí que haría estremecerse hasta a los soldados más valientes – está todo jodidamente vaticinado por una vieja bruja chocha que despareció poco después de hacer la profecía.

-Bakug... señor... su abuela era la vidente más respetada de nuestra tribu – replico el pelirrojo casi atragantándose – no falló ni una sola de sus predicciones en sus mil años de cordura.

-Las últimas veinticinco niñatas no han resultado ser más que eso – replico mordaz el pelirrubio – carne de cultivo para la montaña madre. Esta tampoco será distinta – afirmo resuelto.

-Señor – el pelirrojo tragó saliva sabiendo que estaba sobrepasando una línea muy fina – con el debido respeto quizás debería darle una oportunidad...

Una intensa llamarada explotó encima de su cabeza.

Bakugo se había alzado extendiendo las alas en toda su envergadura y lo miraba con rabia.

-La próxima te volará la cabeza – dijo exudando humo – FU.E.RA

Kirishima agachó la cabeza en señal de rendición y salió de la caverna tan rápido como le permitieron sus alas

"Al mismo tiempo en una aldea remota"

-Midoriya por favor deja de llorar – dijo su madre mirándola con severidad – vas a estropear la prueba de vestido.

La peliverde la miro con los ojos aguados.

-Pero mamá – respondió entre sollozos – por qué tengo que ser yo. No lo entiendo. Se que no se me da muy bien el trabajo de la granja y que Uraraka y Tsuyu son mucho mejores que yo a la hora de ordeñar y cuidar el ganado, pero de verdad que si me dais la oportunidad no volveré a escaquearme. Trabajaré tan duro como la que más. Nunca volveréis a tener que decirme que hacer.

Su madre la miró estaba vez con algo más de ternura.

-Izuku, Cariño... -dijo suavemente – no debes decir eso, sabes que es un gran honor ser la dama elegida de la cosecha. Esta década ha sido nuestra aldea la que ha recibido semejante honor, y nuestra familia ha sido bendecida con la elección. Teniendo en cuenta como nos han ido las cosas en los últimos años y viendo que aún no hemos podido emparejaros a ninguna de las tres por la falta de dote... No podíamos ser más afortunados.

-Pero yo no quiero separarme de vosotros mamá. ¿No puede ser de otra manera?

Su madre se levantó y siguió trenzándole el pelo.

-Midoriya vas a cumplir veintitrés años, tampoco es que te este haciendo más joven. Además – añadió terminando de colocar la última horquilla en el pelo – necesitamos los favores que nos ofrecen como familia de la elegida. Diez años de abundancia y buenas cosechas en nuestro campo no son algo que podamos dejar pasar a la ligera.

-Pero... no volveremos a vernos mamá. Nadie sabe que ha pasado con todas las otras elegidas – comentó dolida por la calculada frialdad con la que su madre había analizado sus ganancias una vez ella se fuera.

-Vamos cariño – le respondió esta restándole importancia con la mano – estoy segura de que siguen viviendo felices en la finca del señor Bakugo. Probablemente tan acomodadas y ricas que ni si quiera se acuerdan de visitar a sus familias. Ale, ya estás.

Midoriya se miró al espejo. Una muchacha de cabellos peliverdes y pecas abundantes le devolvió la mirada. Tenía que admitir que su madre había hecho un buen trabajo con ella. Su ingobernable melena había sido metida en vereda y tranzada hasta formar una corona en su cabeza. Las florecillas blancas y azules sobresalían adornándola y destacando en contraste con sus ojos verdes. La piel se le veía aún más pálida de lo normal envuelta en el vestido de gasa blanco que le abrazaba la cintura y realzaba el contorno de sus pequeños pechos. Realmente estaba preciosa.

Solo las lagrimas y la realidad de su suerte hacían que la imagen del espejo pareciera devolverle una risa sarcástica y burlona.

"Salto temporal al día de la cosecha"

Bakugo miró con desagrado la ropa que habían preparado en su habitación especial "para la cosecha". Una habitación a tamaño humano que lo obligaba a mantenerse transformado. Odiaba todo de esta época.

La ropa asfixiante, el mantenerse en un cuerpo humano durante semanas... la ceremonia en la que tenía que parecer un señor magnánimo, benevolente y bueno... nada de esto iba con él. Pero desde que su vieja llegara a la edad de ochocientas lunas, le había tocado a él asumir el mando de la tribu y por lo tanto, ser el encargado de toda esta mierda.

No todo era malo desde que se había convertido en el líder de la tribu de dragones. Los inicios fueron complicados, puesto que en la tribu la jerarquía del más fuerte siempre triunfaba por encima de la sangre. Pero con entrenamientos brutales y el instinto sanguinario y asesino que había tenido desde que nació, no había sido demasiado difícil conseguir el control absoluto. Además, su madre, que en sus años había sido la mejor de las guerreras, lo había entrenado fieramente hasta hacerlo sangrar a diario. No por nada había conseguido despertar el poder de su llamarada a la temprana edad de 60 lunas.

A medida que había ido creciendo hasta su cuerpo adulto, no había tenido rivales capaces de enfrentarlo. Ni si quiera Kirishima, su segundo, con su endurecimiento de escamas era digno de enfrentarlo.

Una sonrisa apareció en su rostro recordando los días de batalla y gloria.

La sonrisa no tardó en desvanecerse el volver a la realidad del momento. Traje regio de corte recto negro. Adiaba los trajes humanos. Apretaban en los lugares más incomodos y no había espacio para las alas, por lo que tenía que hacer metamorfosis completa y eliminarlas. Odiaba no sentir su peso familiar en la espalda. Le hacía sentirse débil y desprotegido.

Gruño malhumorado y agarró el traje de un tirón.

-Acabemos con esta mierda de una vez.


Y hasta aquí el primer capitulillo! Espero que os haya gustado! Hay mucho más por llegar jeje

Tengo otras historias que terminadas que podéis leer en mi perfil.

Intentare ir haciendo updates una vez cada una o dos semanas, pero intentare que sean capítulos largos.

Espero que lo disfrutéis! Acepto sugerencias y comentarios 😊

El señor de los dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora