The Life We Choose

El tiempo NO cambia a las personas

Hi, how are you?

En este capítulo Tsubasa y Eiji conversan un poco lo que ha sido de la vida de este último y nuestro protagonista descubre algo que lo hace odiar más a su ex amigo de la infancia.

Disfruten la lectura.

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Tsubasa y Eiji se dirigieron a un restaurante y se sentaron en una mesa cerca de la puerta. El castaño aún no entendía por qué el pelinegro se había fijado en él.

– ¿Cómo has estado? – preguntó el mayor.

– Es una larga historia – respondió desganado.

– Entiendo... – lo miró con pena –. Te noto triste.

– Te equivocas, solo estoy cansado – mintió –. ¿Qué ha sido de tu vida?

– Pues me recibí de contador, trabajo en la empresa familiar, me casé y soy padre de una hermosa niña de cinco años.

– Veo que te ha ido muy bien en la vida.

– Sí, pero también he tenido mis pérdidas – el mejor lo miró sorprendido –. Mi madre falleció hace tres años, sufrió un paro cardíaco y no pudieron salvarla. Fue una muerte súbita.

– Lamento mucho tu pérdida, ha de haber sido difícil.

– Está bien, ella ahora está descargando – respondió en tono calmado –. Ella siempre buscó lo mejor para nosotros.

– Estoy seguro que ella ha de estar orgullosa de ti.

– Gracias – agradeció –. Shuichi y yo nos hemos logrado recomponer y seguir adelante, todos los meses la visitamos en el cementerio. Junto con papá los tres compramos un terreno para que todos podamos descansar allí cuando llegue nuestra hora.

– ¿Y qué hay de Genzo? – preguntó de repente.

El pelinegro se quitó los lentes y miró por la ventana en silencio, Tsubasa por su parte no pudo evitar sentirse nervioso.

– Disculpa, se me salió de golpe.

– No, está bien – volvió a mirarlo –. La relación entre mi padre, Shuichi y Genzo es muy... Compleja.

– ¿Por?

– Es muy promiscuo, lo único en que piensa es en sexo.

– Por como lo dices suena a que no ha cambiado.

– No, para nada. Le hemos dicho que pare antes de que ocurra algo de lo que se arrepienta, pero no nos escucha.

¿Por ejemplo?

– Que contraiga una enfermedad de transmisión sexual o deje embarazada a alguien.

– O termine perdiendo a un amigo e influya al otro para que haga lo mismo – pensó –. ¿Alguna vez se puso a reflexionar sus actos e intentar cambiar?

– Creíamos que sí – suspiró –. Hace unos años conoció a una mujer de su misma edad, era compañera de su carrera y cuando nos la presentó nos dijo que estaba muy enamorado de ella.

– ¿Y qué ocurrió luego?

– Ambos se casaron a las pocas semanas, incluso le compramos una casa para que pudieran vivir tranquilos – acarició sus lentes –. A simple vista parecían la pareja perfecta, pero...

– Genzo seguía siendo un mujeriego – terminó la frase.

– Así es – asintió –. Su nombre era Sayaka Tokimura, ella era una mujer muy amable y rápidamente nos hicimos amigos. Pero así como era muy buena persona también era muy insegura de sí misma – se quedó pensativo un momento –. Muchas veces me llamó llorando porque Genzo estaba con otra mujer, intenté hacer reflexionar a mi hermano varias veces pero nunca me hizo caso.

– ¿Y qué ocurrió luego? – aunque sabía la respuesta, de todas formas quería escucharla de parte del hombre que estaba enfrente suyo.

– Sayaka estaba cada vez peor hasta que... Creo que ya sabes la respuesta.

– Se suicidó.

– Sí... – respondió con pena –. Antes de morir me llamó para agradecerme por haber sido un gran amigo y hasta se disculpó por no haberle sido a Genzo una buena esposa. Ni bien se cortó la llamada fui corriendo a su casa, pero... Ya era muy tarde.

– Que triste fin tuvo – comentó –. Era una mujer tan joven.

– Lamentablemente ninguno de nosotros vimos las señales, caso contrario hoy Sayaka estaría aquí charlando con nosotros – respondió –. Genzo fue un pésimo esposo, en lugar de cuidarla se acostaba con otras mujeres, y por si fuera poco tenía el descaro de muchas veces llevarlas a su casa – agregó con un evidente tono de odio –. Encima cuando Sayaka se quitó la vida se quiso hacer el esposo afligido.

– Que hombre tan despreciable – puso una expresión que denotaba asco.

– Ni que lo digas, para papá aquello fue la gota que rebalsó el vaso y no solo le quitó la herencia, sino que ya no lo reconoce como su hijo.

– Ya veo...

– No negaré que me siento mal por Genzo, es mi hermanito después de todo, pero... Esa es la vida que eligió y tiene que pagar las consecuencias.

– Y aún así siguió siendo un promiscuo – pensó –. Mejor... Cambiemos de tema...

– Sí... Me parece bien.

Tras una hora conversando ambos se levantaron de sus sillas, pagaron la cuenta y salieron del lugar.

– Tsubasa, ten – le entregó una tarjeta.

– ¿Y eso?

– Es mi número de teléfono, por si quieres que nos volvamos a reunir – respondió –. Para serte honesto, me gustó hablar contigo.

– Debo admitir que también me gustó.

– Bueno, nos vemos.

Eiji se dio la vuelta dispuesto a seguir su camino cuando la voz del castaño lo detuvo.

– Me gustaría que nos reunamos otra vez, y si no es mucha molestia quisiera conocer a tu esposa y a tu hija.

– Por supuesto, estoy seguro que ellas también lo desean – le sonrió.

Horas más tarde.

Residencia Ozora.

– Ten, Oli – le dijo Tsubasa mientras le servía comida.

– Te noto mucho mejor, Tsu – comentó Natsuko –. ¿Ocurrió algo?

– Me encontré con un viejo conocido, estuvimos conversando y hasta quedamos en juntarnos de nuevo.

– Que bueno saber eso ¿Puedo saber quién es? – preguntó con una sonrisa.

– Eiji Wakabayashi, el hermano mayor de Genzo.

– Que bueno – amplió su sonrisa –. Me alegra saber que has hecho un nuevo amigo.

– Gracias – contestó extrañado, pues aquella sonrisa le hizo pensar que su madre está escondiendo algo.

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Levanten la mano los que creen que Natsuko tuvo algo que ver en el encuentro entre Tsubasa y Eiji.

En el siguiente capítulo Tsubasa conoce a la familia de Eiji y rápida congenia con ellos. Todo parece ir mejorando para nuestro protagonista cuando se encuentra con la persona que más detesta.

Estos capítulos son algo lentos, pero pronto empezará lo interesante y Tsubasa poco a poco se irá cayendo bajo.

Espero que hayan disfrutado de este capítulo. No olviden votar y comentar.

Matta ne.