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31 de octubre

» 10:00 am «

Un joven pelirrojo se levantaba de su cama aún con algo de sueño acumulado. Dirigió su mirada un momento a la ventana que se encontraba en la pared más cercana. Parecía haber buen clima. Un sol brillante iluminaba los terrenos de ese pequeño pueblo. Podía observar cómo los niños corrían por los caminos de tierra y los vecinos partían de sus casas para realizar sus labores diarias.

Salió de su habitación en dirección a la cocina, donde su madre preparaba el desayuno con una expresión algo preocupada.

_ ¡Buenos días, mami! _ Se acercó a la mujer de cabello azabache para darle un tierno beso en el rostro. La expresión de su progenitora cambió a una más calmada y una dulce sonrisa.

_ Buenos días Eiji, dormiste bastante hoy. _ Acarició un momento la cabeza del menor para luego girarse hacia el mesón donde se encontraban los desayunos. Tomó ambos platos y los puso sobre la mesa de roble. _ Aún tienes que hacer tus labores matutinas. _ Se sentó con tranquilidad junto a su hijo para empezar a desayunar.

_ ¡Es cierto! ¡Las tiendas cierran más temprano de lo normal hoy! _ Comenzó a comer rápido. _ Será mejor que no pierda el tiempo. _ Bajo los alimentos con el jugo de naranja y le dio un ligero beso a su madre. _ Gracias por la comida! ¡Voy a cambiarme! _ Se fue corriendo a su cuarto lo más rápido posible, dejando a la mujer sola en la mesa y con un sabor amargo en la boca. "No tengo un buen presentimiento de hoy" pensaba mientras bebía su jugo con preocupación.

No tardó en volver a la cocina el moreno. Llevaba puesto un pantalón que se adaptaba a su cuerpo, siendo sostenido por un cinturón con hebilla dorada, unas botas cafés que llegaban más abajo de sus rodillas, una camisa blanca con encajes y un listón negro atado en su cuello, un corset café que se ajustaba en su cintura y una canasta hecha de paja que cargaban con su mano izquierda.

_ Iré al mercado y volveré antes del almuerzo! _ Alzó su brazo y lo flexionó para darle seguridad y confianza a su madre mientras sonreía con entusiasmo.

Una sonrisa dolorosa. Eso fue lo que recibió de la mujer.

La azabache se dirigió a su habitación, siendo seguida por la mirada de Kirishima quien estaba confundido por no haber recibido respuesta.

No tardó en volver su madre con una tela roja en sus manos. _ Ten cuidado. ¿De acuerdo? _ Le estiró lo que cargaba como muestra de que era para él.

Sin pensarlo mucho lo tomó y desdobló. Llevándose la sorpresa de que el regalo de su madre era una hermosa capa roja con capucha y un pequeño broche dorado que servía para ajustarla en la zona del cuello. Su rostro se iluminó con emoción y no dudo ni un segundo en ponerse la prenda. _ Volveré cuando menos te lo esperes.

Se lanzó a los brazos de la mayor a manera de agradecimiento por tal regalo para luego salir de su hogar con determinación y seguridad.

Como había visto antes por la ventana, el sol brillaba con intensidad y la brisa que acontecía en el aire era refrescante y agradable. Pero, era otoño. ¿A qué se debe este clima tan anormal?

Paso por el mercado revisando las frutas y verduras. Los precios habían aumentado de una forma aterradora de un día al otro. Eso también era anormal.

La mañana pasó volando mientras iba de un puesto al siguiente, adquiriendo todos los productos naturales que cultivaron los granjeros.

Se dirigía a la zona de las carnes y así comprar algo de almuerzo para mañana. Se encontró con la sorpresa de que todos los puestos estaban cerrados, hace menos de un año empezó a salir por los víveres del hogar y era la primera vez que veía algo así. Tan anormal.

Spooky Night [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora