Al fin sé
su nombre.Se llama Clara.
Ahora entiendo por
qué en mi
vida el mar de
dudas se esclareció
desde el momento
en el que la vi.Tengo miedo
de que me
dispare con
la indiferencia
del que no quiere
saber, por si duele.Al salir la vi fumando,
escribía, de nuevo,
siempre lleva atado
al pantalón,
con una cadena
un cuaderno.Daría lo que
fuera por leer
lo que escribe,
y por qué a veces,
cuando la observo,
deja de hacer
bailar el bolígrafo
por aquellas
hojas llenas de tinta
y se oculta la cara.Creo que contiene
un mar de lágrimas,
de infiernos,
de luces apagadas
en la desazón de
recuerdos que
le inundan la mente.
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Clara.
RomanceEstaba allí, tan guapa como siempre, con ese cigarrillo en la comisura de sus labios y ese bolígrafo enredado en sus dedos. ¿Cómo no haberme enamorado de ella?