XLIV- Sacrificio

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Portaba en su moral todo lo que creía necesitar, todos sus preparativos que fue haciendo desde el incidente del parque, había planeado con cuidado cada detalle, a pesar de desconocer a que debía enfrentarse, solo centrándose en la autodefensa de cualquier posible contratiempo por más improbable que llegase a ser. Ocultaba su miedo e inseguridad con una fachada de presunción; No para que alguien lo viera, si no para que él mismo tuviera la confianza de que lograría su objetivo. No contaba con nada más, solo con un diagrama matemático que trazo, en base, al lugar donde se encontró a su amado por primera vez, desde marcas deterioradas por el tiempo en una cornisa, pudo estimar a la trayectoria aproximada que había recorrido durante su escape; y usando su sentido común, de algún lugar probable donde podría haber sido ocultado y estudiado, a partir de la fecha de su desaparición: la propia universidad donde trabajaba.

Era factible, y lógico para él. Desde que estudio allí, recordó un momento donde la biblioteca estuvo en remodelación por solo un mes, lo que lo extraño, ya que no hubo cambio alguno en su momento; y en la época reciente, a los días de haber encontrado a la "bestia", se había reportado un robo peculiar donde solo rompieron una ventana, pero nada fue sustraído. Para casi cualquier investigador seria complicado detectar el escondite, solo alguien que ha sido testigo pasivo como él podía descubrirlo, aunque el solo hecho de haberle interesado fue suficiente para descubrir su ubicación, aun sin sus conocimientos previos.

Para evitar sospechas, fue caminando hasta la institución, ya lo había hecho y la suerte le sonrió ampliamente en su momento, había pasado algunos amaneceres en el edificio para no estar solo en aquella minúscula casa, por lo que conocía en gran parte la ruta de los guardias y ubicación de que cámaras estaban en funcionamiento y cuales no por desgaste térmico. Aprovecho su credencial de profesor, y que no llevaban registros en los ingresos y salidas, para acceder a la biblioteca, era bastante extensa con 3 pisos llenos de libreros en distintos idiomas y editoriales, no solo poseía escritos educativos, también algunos de orden literario de distintas ramas filosóficas, históricas y recreativas.

Conocía ese lugar como la palma de sus dos manos por pasar casi todo su tiempo en las áreas designadas a la biología, química y veterinaria que usaban algunos profesores como punto de apoyo en algunas de sus clases. Guiándose por su recuerdo, ubico la ventana que fue rota durante el "robo", aunque no sabía cuál era en específico, lo dedujo por el entintado y limpieza de mayor calidad que lo diferenciaba de las antiguas. En base a la lógica, y el hecho de que se ubicaba en el extremo izquierdo de la pared, camino hacia el vestíbulo de libros greco-romanos. No había de polvo casi ningún estante, era de esperarse por la calidad de limpieza impuesta, pero no cambio de estrategia.

Revisando las comisuras entre los libros y el estante, con sumo cuidado, y logro localizar varios libros que habían sido retirados o regresados recientemente. Los fue sacando y devolviendo para revisarlos, uno a uno, los fue leyendo con rapidez, ni en su lugar ni entre sus hojas veía una respuesta, no fue, hasta el penúltimo libro que restaba para encontrar algo peculiar, era de cubierta dura envuelta en cuerina, pero en su tapa trasera la sintió más pesada y firme, cuando la golpeo un poco con garra, noto el temple del acero bajo la delgada capa de cuero artificial. Analizo la contra tapa con cuidado, revelando una fina hoja blanca de papel magnética que cubría una plancha metálica, con un sensor negro del tamaño de un dedo en el medio.

Obviamente, no podía colocar su propia huella, ni sabía que efectos podría desencadenar si lo hacía, no quería arriesgarse. Basándose en su conocimientos, y que predijo un escenario similar donde requiriera de alguna huella dactilar, saco de su moral una brocha de maquillaje y un limpia poros para especies de pelaje corto; esparció un poco de polvo blanco sobre el sensor y presiono con el índice envuelto con el limpia poros; lo que hizo reconstruyo una huella parcial de la última persona que lo hubiera tocado el sensor y, este, se volvió verde. Un ligero temblor y sonido metálico salió de la pared de madera, los tablones se separaron entre sus uniones, empujo un poco revelando una puerta. Las tablas si eran reales, pero la puerta de metal grueso era real y frio al contacto. Tras cruzarla, se topó con un pasillo oscuro que apenas llegaba a ser iluminado desde el techo por láminas de luz LED, las paredes eran ladrillo pintado de gris, no se llegaba ver a la distancia alguna cámara o por sobre la puerta por la cual entro. Entro algo vacilante, llevando consigo el libro en su moral por las dudas, luego saco un pincel, realmente, largo y dio un trazo en piso con un líquido transparente, prosiguió a sacar tres píldoras de una caja metálica de mentas y las pego en el trazo recién hecho. No se inmuto en sacar una linterna o algún objeto que proyectara luz alguna, porque no tenía ni necesitaba una. Mientras caminaba, arrastraba su mano por la grumosa y sueve pared, hundiendo sus garras, dejando ligeras marcas de finos arañazos. El pasillo no fue largo, según su mente matemática, logro calcular una distancia de tres metros, le pareció extraño que no hubieran puertas, hasta que llego al final, que terminaba en una escalera y habían 2 puertas de madera a cada lado del pasillo, cerradas con un picaporte, en vez de un lector de tarjetas como el resto de la universidad.

El Refulgente [Furry/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora