Capítulo 1

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Eran fiestas en Mondstadt y el ambiente se sentía en cualquier esquina.
Después de terminar las misiones Lumine se dirigió al gremio de aventureros para recoger la recompensa, no era mucha pero para una viajera cualquier tipo de recompensa suma.
-Muchas gracias por tu trabajo Lumine- agradeció Katherine.
-¡Oye! ¡Paimon también ha trabajado! - pateó Paimon en el aire quejándose mientras se cruzaba de brazos mirando a otro lado.
Katherine soltó una carcajada.
-Tienes razón, gracias a ti también Paimon.
-!Ha! Paimon te perdona esta vez- dijo mientras la miraba por encima del hombro.
Lumine no pudo evitar suspirar y rodar los ojos, era increíble como quería acreditarse cualquier tipo de trabajo, pero a la vez le parecía adorable.
Lumine iba a despedirse de Katherine cuando un extraño y fuerte rugido la sorprendió.
-¡No te preocupes, Paimon ahora te va a alimentar! -dijo mientras acariciaba su abdomen.
Lumine simplemente no sabía que decir, cuando se trataba de comida y Paimon nunca dejaba de sorprenderse a pesar de que ya estaba acostumbrada, pues Paimon no se andaba con cortesía cuando se trataba de comida.
-Paimon necesita alimentarse tiene mucha hambre, como hoy es festivo podremos ir al bar de Diluc a ver que nos ofrece, ¡seguro hay novedades en el menú!
Lumine alzó una ceja con una expresión divertida.
-¿Me vas a invitar? -dijo mientras se colocaba una mano en la cintura.
Paimon se llevo la mano al bolsillo para sacar una bolsita parecida a un monedero, la abrió y la inspeccionó.
-Parece que Paimon no tiene dinero. ¡Porque siempre te llevas tú el dinero de las recompensas!-pataleó en el aire mientras rechistaba.
-¡Pero si te pago y te mantengo! Además, aquí la única que pelea soy yo.
-¡Paimon no piensa hablar contigo! ¡Paimon va a ir ahora a la taberna de Diluc y le voy a decir que todos los gastos son a tu nombre! -exclamó mientras salía volando hacia la taberna.
-¡Paimon no puedes hacerle eso a tu compañera de viaje! - gritó Lumine mientras corría detrás de ella.
Le sacaba mucha ventaja porque las calles estaban repletas de personas, y evidentemente volando ella era mucho más rápida.
Lumine suspiró y comenzó a caminar entre la multitud para dirigirse a la taberna cuando alguien le abrazó por la espalda.
-¡Yahoooo!~
Lumine se sobresalto ya que no esperaba que alguien le fuese a abrazar en ese momento y mucho menos él. Su corazón no pudo evitar acelerarse.
-Que sorpresa, no podías faltar en la fiesta.
Venti se llevó el dedo índice a los labios mientras miraba directamente a los ojos a Lumine.
-Es mi fiesta. ¿Cómo podría faltar?-respondió mientras reía.
-La verdad que hace mucho tiempo que no escucho algo lógico salir de tu boca.
-Ehe~ rió Venti mientras se inclinaba sobre sus pies hacia delante y detrás- y bueno, ¿a dónde vas? - preguntó curioso.
-A la taberna a detener a Paimon antes de que me haga pobre- suspiró Lumine.
-Ya que invitas a Paimon invitame a mi también.
Lumine frunció el ceño conteniéndose una carcajada.
-¿Disculpa? No estoy invitando a nadie.
-No hace falta ser cortés Lumine, aquí todos somos amigos.
-Pero-
Antes de que pudiera decir algo más Lumine, Venti le colocó su dedo índice sobre sus labios mientras volvían a cruzar las miradas.
-Hay mucha gente aquí, ¿no crees? - le preguntó mientras se acercaba aún más a ella-si subimos por los tejados llegaremos antes.
-Sí, supongo-musitó Lumine mientras notaba como sus mejillas se encendían.
-Bien entonces, subiremos volando al tejado de enfrente e iremos saltando.
La punta de sus trenzas comenzaron a iluminarse mientras Lumine sentía como el viento la impulsaba bajo sus pies. La gente que había a su alrededor se alteró y comenzaron a alejarse mientras se abría un círculo de aire a sus pies.
Lumine se tambaleó cuando un niño cruzó rápidamente al lado de ellos, pero Venti le sujetó de la cintura para mantenerla firme.
-Te tengo- dijo a sus espaldas.
Comenzaron a elevarse mientras giraban armoniosamente en el aire, Lumine sentía que estaban bailando en el aire, Venti le dedicó una sonrisa mientras una de sus manos en la cintura pasó a su mano para guiar su posición en el aire.
En cuestión de segundos ya habían subido al tejado y comenzaron a saltar de casa en casa hasta alcanzar la taberna.

Más dulce que el vino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora