One Shoots - Nick y Charlie

Corona de Flores.

Nick Nelson estaba feliz esa mañana.
No todos los días empiezas el preescolar, ¿verdad?
Mientras caminaba con una mano aferrada a su madre y otra a su mochila de Avengers, se puso a pensar en los nuevos amigos que haría. Quería que fueran muchos para poder invitarlos a merendar a su casa.
Y algo así fue, ya que en un día logró hablar con todos sus compañeros de clase.
Salvo uno.
Había un niño que no había hablado con nadie. Un pequeño de cabello negro y rizado, y unos hermosos ojos azules que no había cruzado palabra con ninguna persona.
Ni siquiera se sentó a hacer manualidades.
Y eso había despertado curiosidad en el pequeño Nick: ¿Le pasaría algo? ¿Era muy tímido? ¿No le gusta hacer manualidades? ¿No le gustaban los vengadores? ¿Sus padres lo trataban bien?
Nadie lo sabía, ¿Por qué? Bueno, aquel niño era un misterio.

🍂

Había pasado una semana, Nick había tenido intentos fallidos por hablar con el pequeño rizado, sin resultado alguno.
Normalmente lo ignoraba, o caminaba lejos de él por lo que aún no conocía su voz.
Suponía que debían faltarle amigos ya que siempre estaba solo haciendo sus cosas, sin intentar llamar la atención de nadie.
Pero pudo descubrir cosas del misterioso rizado: Le gustaba dibujar, y también las flores. Charlie siempre las hacía en la hora de dibujo, parecía disfrutarlo.
También le gustaban las fresas, ya que siempre las llevaba para comer a la media mañana.
Pero seguía sin entender el por qué de su soledad, a nadie le gusta estar solo, ¿No?
O tal vez nadie además del pequeño Nick se acercaba para hablar con él.
¿Y si le hacía un regalo? Tal vez así dejaría de ignorarlo.
¿Qué podría ser? Tendría que ser algo que le guste.
Flores, dibujos, flores, flores...
¡Flores! Eran perfectas.
¿Un ramo? No, muy de boda, ellos no iban a casarse.

Aún.

Tal vez... ¿una corona? Había visto en una revista como se hacían las coronas y siempre le pareció algo muy bonito.
Y eso hizo, de camino a casa junto flores de todas las plantas que tuvo al alcance de sus pequeñas manos.
Y al llegar a casa, después de saludar a su padre, se encerró en su habitación a trabajar en lo que sería su hermosa obra maestra.
Flores azules aquí, amarillas allá. Un hilo por aquí y un montón de pegamento.
Listo.
¡A Charlie seguramente le va a encantar!

🍂

Así al otro día y con su creación guardada cuidadosamente en una bolsa, corrió al colegio lleno de emoción y nervios.
Realmente esperaba poder ser amigo de ese niño.
Entro a su sala y lo busco con los ojos por todos lados. Desde la esquina de los juguetes a los lugares donde la maestra guardaba las cosas de arte.
¡Ahí estaba!
Corrió, de nuevo, hasta donde estaba su futuro mejor amigo.

— ¡Oye! — Tocó su hombro, sonriendo cálidamente. — Hola tengo algo para ti, para que seamos amigos.

Y sacó con cuidado la corona, viendo cómo los ojos del pequeño Charlie se abrían con asombro.

— Es... ¿Es para mí?

Nick se emocionó al escuchar su voz. — Si, lo hice anoche.
— Es muy linda.
— ¿Quieres que te ponga la corona?
— Claro... — dijo con una pequeña sonrisa el rizado, y Nick pensó que era la sonrisa más linda que había visto.

Colocó con cuidado la delicada corona en el cabello rizado y despeinado del más bajo, fijándose en acomodarla bien.

— ¿Cómo te llamas?
— Nicholas, pero todo el mundo me llama Nick. ¿Tú?
— Dime Charlie.
— ¿Amigos?

El contrario asintió con un leve sonrojo en sus mejillas. — Amigos.