[Editado]
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- Naruko Uzumaki es la protagonista pelirroja.
- Shisui Uchiha e Itachi Uchiha son de la misma generación que Naruto.
- La masacre del clan Uchiha no ocurre.
- La aldea de Uzu no ha sido destruida, y los miembros del clan Uzumaki están...
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Deidara notaba que su hermana estaba triste. Neko se había quedado con ellos para enseñarles a cocinar, pero la melancolía de Naru era evidente.
—Nii-san, otra vez esas niñas... —dijo Naru con tristeza. Neko e Inu la miraron preocupados.
—¿Qué te hicieron, Naru? —preguntó Deidara, viendo los vendajes en sus piernas, brazos, cuello y mejilla. Juró que cuando fuera Chūnin, Jōnin o incluso ANBU, protegería más a su hermana.
—Ellas trajeron a sus padres y esto es lo que me hicieron... —respondió Naru, tratando de contener las lágrimas. Había pasado algo peor, pero no quería preocupar a su hermano mayor. El zorro dentro de Deidara le notificó la verdad y frunció el ceño.
—Naru... Kyūbi-san me contó que te hicieron más daño del que dijiste —dijo Deidara, evitando mencionar detalles específicos delante de los ANBU. Kurama se lo había prohibido.
—¿Qué? —dijeron Neko e Inu al unísono, su aura oscureciéndose.
—S-si... Kyūbi-san tiene razón, nii-san. Perdónenme, Neko-nee, Inu-nii —dijo Naru, empezando a llorar.
—Neko nee-san, ¿podríamos ir con Jiji? Necesito hablar con él y con Naru —pidió Deidara. Ambos ANBU asintieron y los llevaron.
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—¿¡Qué!? —exclamó Hiruzen, su ira palpable. Estaba dispuesto a castigar a esos estúpidos civiles por tocar a su nieta adoptiva.
—Jiji, quiero ir a Uzūshiogakure con mi hermana... Queremos estar con Jiji Ashina —dijo Deidara con seriedad. En Konoha, los trataban como basura.
—¿Cómo es eso, Dei-kun, Naru-chan? —preguntó Mikoto, entrando con sus hijos.
—Lo siento, tía Miko, pero ya no podemos quedarnos en una aldea que nos trata así. Queremos ir con nuestra familia en Uzū... Pero volveremos para los exámenes Genin —respondió Deidara con firmeza. Luego, miró a su abuelo adoptivo y suspiró.
—El Uzūkage viene mañana, Dei, Naru. Veremos qué podemos hacer, ¿de acuerdo? —dijo Hiruzen. Ambos asintieron y se retiraron, acompañados por Neko e Inu.
—¿Qué necesitas, Mikoto? —preguntó Hiruzen, volviendo su atención a la mujer de cabello negro.
—Desearía que, después de que Itachi entre a la academia, pudiera volver a ser una kunoichi —dijo Mikoto. Hiruzen asintió, comprendiendo su deseo.
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