Si cuando lo conoció alguien le hubiese asegurado a XiChen, que encontraría en Jiang Cheng esa persona que cubriese hasta la última de sus necesidades afectivas, sin exigir nada más a cambio, no lo hubiese creído en un inicio. Jiang Cheng, que se quitaba a su hermano de encima a manotazos, que tenía el ceño permanentemente fruncido y chasqueaba la lengua y bufaba, con la misma facilidad que mandaba a alguien al carajo. Alguien al que era difícil acercarse y entablar una conversación, y que cuando lo conseguías era demasiado formal, hasta el punto que la otra parte no podía notar una conexión real mientras hablaba.
No tardó en descubrir, según se fueron encontrando, más cosas de él. Todos esos puntos que al final, acabaron por enamorarle irremediablemente. Podía parecer que no era así, pero se fijaba en su alrededor y en los detalles, se molestaba en recordar hasta las cosas más pequeñas. Era considerado y a menudo discutía con su hermano por no prestar atención a su entorno. Amable a su manera, con aquellos que realmente lo necesitaban y capaz de recordar los intereses de sus amigos, sus preocupaciones y sus preferencias. Jiang Cheng era el primero en preocuparse porque siempre hubiese algo de té frío para él y su hermano, aunque no parecía terminar de congeniar con WangJi.
Pronto se dio cuenta de que en parte eran parecidos. A menudo, ambos eran malinterpretados continuamente y su forma de ser considerada ruda, aunque de distintas formas. Ambos protectores de sus seres queridos y constantemente preocupados por su bienestar. Tampoco pudo dejar de apreciar sus diferencias. Donde WangJi no conseguía llegar a traslucir sus sentimientos, Jiang Cheng se empeñaba en ocultarlos bajo un ceño fruncido y una expresión de molestia, y a veces, de indiferencia. Tenía poca paciencia y unos resultados explosivos cuando la perdía, una particularidad de su personalidad que WuXian parecía ser un experto en conseguir que saliese a la luz continuamente, y de la peor forma posible.
Algo que comprobó después de pasar tiempo a solas con él. Jiang Cheng podía estar tranquilo, relajado y cómodo con el silencio. No necesitaba llenar constantemente el ambiente con algo más, a pesar de que era una persona realmente activa y se dejaba llevar fácilmente por su hiperactivo hermano. Orgulloso y competitivo, pero nunca desacreditando el esfuerzo ajeno. Era más fácil encontrarlo jurando, enfadado consigo mismo por no haberse esforzado lo suficiente, que cargar contra alguien más. Tal vez sólo contra WuXian, que tampoco se cortaba lo más mínimo en restregarle por la cara sus victorias. No había una sola partida de juegos de mesa que no acabase con ellos discutiendo, aunque fuese Jiang Cheng quien consiguiese la victoria.
Al principio, comenzaron a salir con ellos por insistencia de MingJue, ya que quería vigilar en que líos se metía su hermano. Después, a él le gustó comprobar que WangJi se sentía a gusto con ellos, aunque su interés radicase precisamente en la persona que menos se daba cuenta de sus intenciones. Y para cuando querían darse cuenta, los tres estaban incluidos en muchos de sus planes de forma natural. Y del mismo modo, conforme sus interacciones aumentaron, surgieron aquellos sentimientos.
Lentamente, sin prisa, sin darse cuenta, hasta que un día simplemente estaban allí. Él mismo fue el primer sorprendido de su existencia, pero no quiso negarlos, aunque supiese desde el mismo primer segundo, que nunca serían correspondidos. Decidió tomárselo de forma diferente esta vez. Dos rechazos le habían enseñado que podía ser un trago amargo si no lo gestionaba bien. No tenía sentido volver a pasar por eso.
Se permitió a si mismo disfrutar de las emociones que florecían dentro de él cada día y de cada momento que pasaba junto a él, sin hacer ningún tipo de movimiento. MingJue se sintió muy incómodo por recibir aquellos sentimientos y Meng Yao aseguró no ser capaz de poder mantener una relación como la que él pedía. Eso, y por supuesto, las relaciones que veía a su alrededor, le hicieron sospechar que tal vez, el tipo de relación que él buscaba no era precisamente frecuente...
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Ágape
RomancePorque no todos los amores son iguales, como tampoco lo son las formas de amar. Lan XiChen tiene su propia manera particular de hacerlo. A veces es incomprendido o confundido con algo más. Otras, simplemente una pequeña oportunidad surge... Un trish...