Ágape

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Habían pasado apenas dos semanas desde aquella noche. El WangXian ya estaba inaguantable. Pegajosos como ellos solos, parecían haberse puesto de acuerdo para recuperar el tiempo que habían perdido en juntarse. Jiang Cheng ya estaba hasta las pelotas de aguantarlos, y acababa refugiado en el cuarto de XiChen muchas más veces de las que le gustaría. A aquellas alturas hasta estaba empezando a llevarse bien con Lan QiRen. 

Resultaba que el hombre era estricto, pero no intratable, solo hacía falta pulsar las teclas correctas. Acertar con su té favorito cuando llevó un poco de regalo, para compensar una visita no planeada, resultó ser un acierto y una buena forma de empezar una conversación con el mayor. Desde entonces, Lan QiRen ya no fruncía el ceño cuando lo veía por allí, y ni preguntaba que hacía o que dejaba de hacer con XiChen.

XiChen, quién ya llevaba un par de semanas sonriendo como si estuviese drogado. Aseguraba que su hermano estaba feliz, algo que de alguna manera misteriosa notaba en su rostro, y que él también lo era solo de verlo. Aunque puede que las visitas inesperadas de cierto alguien, ayudasen a ello. Y todavía más que su tío las aprobase. La discusión de aquella noche también había servido para que dejasen de meterse con la relación que había entre ellos, y aunque de cuando en cuando seguían preguntando, ya no era el acoso y derribo al que les sometían anteriormente. Y sobre todo, habían dejado de atosigar a Jiang Cheng, que bastante tenía con ignorar a su hermano.

Aquellas visitas tenían siempre el mismo patrón. XiChen recibía un mensaje de socorro, y cuando le confirmaba que estaba en casa, Jiang Cheng aparecía con la excusa de estudiar. Hacían unos cuantos ejercicios juntos, y luego estudiaban por separado. Hacían un descanso en el que charlaban tranquilamente con caricias de manos, y si después volvían a estudiar o no, dependía un poco de las necesidades del momento. A veces XiChen necesitaba estudiar y Jiang Cheng simplemente se tiraba en su cama a leer un libro, o pasar el rato navegando por internet sin molestar. Otras era XiChen quien hacía algo más mientras Jiang Cheng se dejaba las cejas y los codos. En cualquier caso, pasaban tiempo juntos, y eso era suficiente para que XiChen fuese feliz.


La tormenta se desató en el mismo momento que WuXian soltó en mitad de la cena familiar, que tenía la intención de irse a vivir con WangJi ese verano, después de los exámenes. Los Jiang, por supuesto, se negaron. Era innecesario que se fuera a vivir fuera de casa cuando la universidad no estaba tan lejos. ¡Y qué demonios! ¡No llevaba ni dos semanas saliendo con su novio! ¡Era demasiado pronto! ¡Ni si quiera conocían bien a Lan WangJi! ¿En qué demonios estaba pensando? Aquello acabo en una discusión a gritos, que ni si quiera la presencia de YanLi logró suavizar. Hasta FengMiang se oponía, y eso que raramente le negaba nada.

No estaban dispuestos a que aquello pasase de ningún modo, menos, cuando faltaban semanas para la boda de YanLi. Los gritos escalaron cuando WuXian les dijo que solo les estaba informando y no pidiendo permiso, porque ya era una persona adulta. Aquello acabo fatal. Jiang Cheng estaba tan afectado que ni si quiera sabía de parte de quien ponerse, así que acabó siendo un espectador de la primera parte de la discusión y después de que WuXian se fuese dando un portazo, el sufridor de la segunda, cuando la inevitable comparación habitual hizo su aparición. Se refugió en su cuarto, intercambiando mensajes con XiChen.

Por lo visto, WangJi había soltado la misma bomba aquella noche y su tío estaba realmente preocupado por cómo iban a sobrevivir y compaginar sus estudios con un trabajo con el que mantenerse. La ayuda económica que les podían dar era limitada, y no sería suficiente. Su tío también se había alterado bastante, y aunque el nivel de la pataleta no llego al de la casa Jiang, tampoco se había resuelto en buenos términos. Ambos sabían que tendrían que intervenir para solucionar las cosas cuando ambas partes se calmasen, por lo que comenzaron a idear un plan.

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