1_Los ojos del pasado.

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Me desperté al escuchar los quejidos de mi madre, los cuales provenían de la sala de estar.

Froté levemente mis ojos con los puños cerrados y bostecé sentándome sobre la cama con la mirada perdida pero con los oídos bien atentos. La manta que me cubría se deslizó desde mi cuello hasta mi regazo por inercia. Suspiré con molestia y me acomodé un poco el cabello sobre la espalda.

Esos ruidos infernales habían acabado de despojarme de mi sueño como acostumbraban. Estaba comenzando a pensar que ella causaba más ruido temprano en la mañana simplemente para molestarme pues no era algo nuevo, por el contrario, ocurría diariamente sin falta.

Desde que el hombre que se suponía era mi progenitor nos abandonó, antes de que cumpliera los ocho años, esto ya es costumbre. Simplemente disfruta de acostarse con tipos que no conoce solo por el dinero.

Cuando tenía apenas nueve años, se le ocurrió la brillante idea de obligarme a tener sexo oral (si lo queremos decir delicadamente) con un viejo verde de aproximadamente ochenta años.

Esa fue la peor experiencia de toda mi jodida vida, el asco que siento hacia mí es tan intenso que aveces me inquieta, mientras más lo pienso más incógnitas aparecen en mi mente, ¿en verdad ni siquiera le importó el trauma que me dejó desde aquel día?
No tiene ni idea de el inmenso odio que se ha ganado de mi parte, el rencor que siento hacia este mundo y hacia la estúpida gente que vive en el.

Desde muy corta edad he tenido que sufrir maltrato de su parte, siempre me ha culpado por el echo de que mi padre nos halla abandonado, incluso sabiendo que no tuve nada que ver y que la única culpable es ella. Pero aparentemente no ve eso o al menos no lo quiere ver. Solo lo usa aquello como una ridícula escusa para golpearme.

"Una vez más me he quedado absorta en mis pensamientos"
Pensé y sacudí mi cabeza de lado a lado. Me di suaves palmadas en las mejillas y enfoqué mi visión.
"No volveré a sufrir por otros"
Esas fueron las palabras que me dije justo antes de apoyar mis pies en los gélidos tablones de madera pulida.

Tomé mi celular mientras caminé descalza y en silencio a través del pasillo, dándome soporte en las paredes de este. Trataba de que mis pasos sonaran ligeros para llegar sin ninguna interrupción o inconveniencia al cuarto de baño.

No sabía exactamente que estaba haciendo, solo quería escapar de todo, escapar de esta realidad que cada día me es más difícil sobrellevar.

Una vez llegué al baño cerré la puerta detrás mío con llave, no quería ningún tipo de sorpresas. Dejé mi teléfono apagado sobre el lavabo y me giré hacia la bañera mientras me deshice del pijama estampado que traía puesto.

Todas mi figura estaba expuesta ante aquel cuarto vacío en el que no había ni un alma, ni siquiera la mía. Giré el grifo de la bañera y esperé hasta que se llenó por completo, estaba al ras de agua. Coloqué ambos pies consecutivamente en la bañera.

Los brazos del agua helada que la inundaban erizaban mi piel y calentaban mi desesperado corazón.
Me apoyé en los costados de la bañera, dejándome caer con lentitud hasta inundar mi tronco y piernas en ese líquido que pronto me llevaría a la nada o a un mundo mejor. Nadie puede comprobar que sigue después de la muerte. Solo podía afirmar que al fin podría tener el final que tanto anhelé. No es uno bueno, pero al menos es uno. Eso era todo lo que yo deseaba. Por fin sería completamente libre de todas estas cargas y del peso que tengo que soportar. Por fin podría descansar. Dejaría de sentir, me dejaría de quemar de una vez por todas.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2023 ⏰

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따뜻한 겨울 K.T.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora