¿Me seguirías al infierno?

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¿Me seguirías al infierno?

El ruido de la ciudad nunca fue molesto para Mikey, por esa misma razón siempre fue fácil dormirse en cualquier sitio después de comer, recibiría quejas y regaños de sus amigos pero al final terminaban cuidándolo hasta que despertaba.

La primera persona con la que tuvo la confianza suficiente para mostrarse tan vulnerable fue Baji, era su mejor amigo, su compañero de travesuras, su rival en el dojo, hasta el último momento lo consideró como parte de su familia.

Aquel fuerte vínculo fue el que se apretó alrededor de su cuello, asfixiándolo, en esa trágica noche donde su adorado hermano mayor murió, aún puede recordar las sirenas de policía resonando a su alrededor, los policías llevándose a dos de sus mejores amigos en la patrulla y sobre todo la cara llorosa de Baji pidiéndole perdón.

Algo dentro de Mikey se rompió esa noche, viéndolo desde otra perspectiva, la muerte de Shinichiro fue el inicio de su larga caída a la locura, la piedra angular de todo lo que era hoy en día, tal vez podría haberse mantenido a flote gracias al apoyo de sus amigos, pero cada vez sufrió más pérdidas que iban rompiendo su espíritu, las tumbas iban acumulándose a sus pies, Shinichiro, Baji, Emma, su abuelo, Izana.

Ya no quería perder nada más, estaba cansado de los funerales y por eso los apartó a todos, recorrería el camino de la violencia solo, hasta que sus personas amadas pudieran tener una vida feliz y plena

Su final estaba cerca y por primera vez en su vida podía decir que se sentía contento, finalmente, dejaría de sufrir

Pero antes de eso...

– Vaya lugar de mierda escogiste para nuestro reencuentro, Mikey –

Antes de eso, sería un niño caprichoso y egoísta una última vez...

– ¿Esperabas alguna de las lujosas habitaciones con las que cuenta Bonten?, Kenchin – su tono de voz sonaba ronco, producto de años de adicciones – Si alguno de ellos llegara a verte te metería una bala en la cabeza, sobre todo Koko –

Junto a la única persona, que había sabido cuidar bien de su corazón...

– Me sorprendió tu llamada –

– Me sorprendió que en más de 10 años no hayas cambiado de número, ¿Estuviste esperando por mí acaso? –

– Si fuera así, ¿Cambiaría algo? – Draken se mantenía a una distancia prudente, recordando que frente a él estaba el líder de la mayor organización criminal de Japón, tratando de encajar en su mente la imagen frente a él con la que tenía en sus recuerdos.

La última vez que vio a Mikey seguía siendo ese joven rubio de sonrisa encantadora, la persona frente a él no era ni la sombra de eso, el cabello cenizo contrastaba con su pálida piel de una manera enfermiza, resaltando las profundas ojeras debajo de sus ojos, totalmente muertos.

Draken tiene frescos en su memoria los recuerdos del imponente y fuerte líder de la ToMan, no esta sombra que dirigía Bonten, a pesar de la distancia podía notar como la ropa holgada cubría un cuerpo demasiado delgado y huesudo.

– ¿En verdad me veo tan mal? – Mikey solo sonrió al notar el escrutinio y la mueca de disgusto de su ex vicecomandante – Es una lástima, pensé que podría seducirte aún con este cuerpo tan destruido –

– ¿Qué fue lo que te hicieron? – La ira recorría cada centímetro de su ser – Sanzu se jactaba de ser tu nueva mano derecha, ¿Cómo permitió que esto pasara? –

– Esto no es culpa de Sanzu, solo cumple mis órdenes...todo lo que ves frente a ti, Kenchin, me lo he provocado yo –

Mikey hizo un ademán los brazos, como presentándole esa nueva versión de sí mismo a Draken

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