Carta N° 3

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No sé si para ti lo nuestro es mientras tanto.

Mientras Tanto - Corina Smith


Ya ha pasado dos meses de aquel mensaje que me atreví a enviarte.

Hemos hablado, coqueteado y te he demostrado que me gustas mucho.

Aún recuerdo la primera vez que se acercó a mí, yo estaba en clase, la profesora había salido del aula un momento y tú entraste.

Con confianza, como si no te importara nada.

Me sonroje, no pude evitarlo.

Me puse muy nerviosa al punto de sentir que mis piernas, manos y cuerpo entero temblaban.

Me saludaste, me hablaste, me buscaste.

Me sentí especial para ti.

No teníamos nada, pero yo tenía la ilusión de más adelante serlo.

Mis amigas me apoyaba y decían que era la primera vez que me veían feliz.

Pues mi antigua relación fue un verdadero desastre.

Y llegaste tu a arruinarme todo.

Con tu sonrisa.

Con tu actitud.

Con tus ojos color café.

Chico, me ponía nerviosa, tu amigo me empezaba a decir cuñada, me empezaba a saludar y tú te acercabas.

Intentaba evitarte pero era inútil.

Me hacías sentir que esto era mientras tanto.

Y cuando sucedió el primer beso, todo desapareció para mí.

La gente a mi alrededor no existia, solo nosotros.

Me hiciste sentir lo que nunca nadie había logrado.

Realmente te quería más que a mi misma.

Creía que todo estaba saliendo bien.

No te daba pena acercarte, abrazarme, saludarme y en ocasiones estar conmigo.

Escuchaba canciones a tu nombre.

Pensaba en ti día y noche.

Pero como dicen no todo lo bonito dura.

Recuerdo que un día yendo a clase de educación física te acercaste y me diste un abrazo sin importar que todos estuvieran alrededor.

Ese día cumplíamos un mes de tener lo que sea que tuviéramos.

Porque no le querías poner nombre a lo nuestro.

Pero yo lo hacía y ahora se que nunca debí.

Ese día me hiciste sentir única para ti.

Pero los días siguientes, me demostraste no ser así.

Hasta llegar al punto de sentir.

Que todo fue una ilusión.

Y que lograste fingir muy bien.

Me di cuenta tarde que te idealizaba.

Y fue lo peor que pude hacer.

Las cartas que nunca te díDonde viven las historias. Descúbrelo ahora