Para El Amor No Hay Cura

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Debe culpar al almuerzo o al maestro de literatura por haberlo obligado a pasar tanto tiempo con el chico de aspecto descuidado, quizás sea por eso que no puede quitarse de la cabeza ésa imagen de esos atrayentes ónices siguiéndolo de manera insistente, cómo si buscarán decirle algo pero ¿Qué podría ser?, O ¿Será que él se está creando nubes imaginarías? Pero lo más importante ¡¿Por qué tuvo que emerger ésa imagen del mayor de los Akutagawa justo cuando estaba en medio de un buen sueño?! ¡Estaba por besar a Akiko Yosano, una de las estudiantes más atractivas del instituto! Pero por si eso no fuera suficiente, de su lengua rodó un profundo y resonante "Creo que te amo", al parecer estando somnoliento es más honesto. Le tardó unos segundos asimilar aquello ¿A caso él, "Chuuya Nakahara" líder del equipo de básquet, asediado por la mayoría de las chicas está enamorado de su dolor de huevos?, ¡Sí!, habla de Akutagawa Ryūnosuke, el chico de cabellos similares al carbón y piel tan blanquecina que parece un muerto viviente.

¿Cómo pasó de detestarlo a morir, a desear que sea la hora de reunirse para terminar su proyecto?, Tal vez aquella tarde de marzo, específicamente el día dieciocho se dio cuenta mientras repartían los deberes que comparten gustos similares, pues notó que de su cuello cae un colguije representativo de la banda de rock que es su favorita y al cuestionarlo Ryūnosuke prontamente empezó a hacerle plática al respecto, una verdaderamente amena, una que duró por horas en las que discutieron cada uno de los álbumes que habían sacado hasta el momento, llegando a coincidir en varios puntos. ¿Quién diría que llegarían a ser tan compatibles?.

Se removió de un lado a otro de la cama tratando de retomar el sueño que había dejado pasar por el bobo recuerdo de ese rostro con facciones increíblemente raras como perfectas de Akutagawa, pero incluso aunque oprima su almohada contra su cabeza ésas palabras que tanto teme volvieron a escapar de sus labios como si de agua tratase "Creo que te amo", Su mente y al parecer ése músculo que late encerrado entre sus costillas le hacen creer que es verdad entonces no lo dirá con nadie, mucho menos se lo dirá al estúpido del azabache, tiene dignidad y no la perderá con sentimentalismos.

Fue una tortura lo que vivió toda la madrugada, rodeado de ésa tonta idea de que ama a su más grande némesis, con quién compite por el primer lugar en la clase e incluso por la última rebanada de pizza en la cafetería. Antes de bajar a desayunar vio su reflejo en el espejo del baño, las bolsas de sus ojos se ven ligeramente pronunciadas ¡Y qué decir de ése tono rojizo que las adorna!, Definitivamente tiene la cara de alguien que no durmió por tener la mente descompuesta con pensamientos fuera de lugar.

—¡Qué cara!, ¿Hoy también vendrá Ryū?, Es que quiero que me ayude con mi tarea de matemáticas—Inquirió Elise poco antes de engullirse con gran gusto la porción de cereal con leche que tiene vertida en su cuchara, ella ignora que a su impropio se le aceleró el corazón cual deportista en maratón con tan solo haber pronunciado su nombre.

—Podría ayudarte yo, sabes que no tengo problemas con explicarte— trató de persuadir a la menor de aquella idea pues de lo contrario es consiente que podría escupir ésas vergonzosas oraciones que tanto lo traen de cabeza, sin embargo su plan fracasó puesto a que ella rápidamente meneó su cabeza en una negativa.

—Lo sé pero Ryū lo hace de una manera muy sencilla que me es un poquito más entendible.— La rubia creyendo que Nakahara está celoso por tener a alguien más acaparando su atención se acercó a él antes de irse, dándole un pequeño beso en la mejilla—. Pero a ti te quiero más, bueno sólo un poquitín más— Junto su dedo índice y pulgar señalando la cantidad de cariño que le tiene al pecoso.

Chuuya sólo atinó a reír quedamente y es que desea con todas sus fuerzas que la razón para no ver al zombie viviente fuera el estar celoso por su cercanía con Elise pero nada más alejado de la realidad, con pesar bebió de su jugo de naranja esperando ahogarse y pasar a mejor vida, o que al irse a alistar sus pies fueran guiados por la torpeza y así caer estrepitosamente de las escaleras causándole una lesión o mejor aún una contusión para no asistir a clases y por ende no ver al pelinegro.

¡Creo Que Te Amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora