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JiMin es un príncipe, su deber es honrar el linaje de su apellido comportándose con la mayor elegancia y delicadeza que un doncel puede poseer mientras se prepara para convertirse en el perfecto esposo y heredero que el reino de Silla necesita...
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—¿Conoce el juego verdad?
—¿Tuho? Claro.
—¿Entonces quiere jugar?
—No creo que sea correcto su alteza.
—¿Por qué no?
—Le están esperando en el salón de literatura.
—Podemos jugar un momento.
—¿Realmente lo desea?
—En realidad no quiero ir al salón.
JiMin desvío la mirada que había puesto sobre su nuevo guardia personal, si bien se sentía bastante nervioso a su alrededor porque lo acababa de conocer, sentía que podía confiarle aquel secreto.
—¿Hay algo que le moleste?
—El tutor de poesía, es un tanto... Exigente.
—Lamento tener que oír eso su alteza pero me temo que no sería prudente faltar a sus clases, su padre se enfadaria.
—Si, tiene razón. Lamento haber intentado involucrarlo.
Después de un breve silencio ligeramente incómodo, ambos retomaron sus pasos hasta llegar al salón antes mencionado que en realidad era una especie de biblioteca. Un hombre considerablemente mayor se encontraba a la espera del príncipe, en el centro había una mesa con dos tazas de té servidas, un par de pergaminos y algunas hojas con tintas esperando por ser utilizadas.
—Su alteza es un placer ver su hermoso rostro nuevamente aunque esta vez viene acompañado.
—Él el YoonGi, mi guardia personal.
—Ya veo, el rey no me ha comunicado al respecto, tendré que pedirle que se retire.
—Él se queda.
—Pero príncipe JiMin, podría ser una distracción para nuestra lectura del día.
—No va a interrumpir, y son órdenes de mi padre, estará conmigo todo el tiempo. Si no quiere brindar sus servicios con su presencia entonces me retiraré.
—Desde luego que no su alteza, por favor tome asiento y comencemos cuanto antes.
JiMin no dijo más y tomó asiento en una de las almohadillas que se encontraban alrededor de la mesa mientras YoonGi quien había permanecido en silencio, se acomodo en una de las esquinas del lugar tratando de pasar tan desapercibido como fuese posible. La clase dio inicio, recitaron algunos poemas, JiMin escribió su propio poema a partir de palabras al azar que el anciano le había dado y aunque todo parecía bastante normal, YoonGi pudo notar como el príncipe se tensaba cada vez que el hombre se le acercaba demasiado, al punto de invadir su espacio personal y aspirar descaradamente la fragancia que portaba JiMin con la falsa explicación de querer ver su avance con el escrito. La incomodidad que emitía el príncipe era tanta que incluso YoonGi se estaba comenzando a irritar, el tutor de nombre Kwan observaba tan fijamente al menor que Min tuvo la intención de sacarlo de ahí, sin embargo al no haber una amenaza contundente de peligro no había mucho que él pudiese hacer.
