Una alarma, acompañada de unas luces rojas, despierta a los Hargreeves.
—¿Una misión ahora? ¿En serio? —murmura Adelyne, recién levantada con voz ronca. Ella y Kaya se levantan y se ponen los trajes.
—Joder, puto viejo. Yo no quiero ir... —se queja Kaya, una vez están vestidas y preparadas, con los antifaces en la mano y bajando las escaleras.
—Ni yo, pero no quiero pagar las consecuencias.
Una vez están todos juntos en la planta inferior de la academia, van al lugar de la misión. Mientras luchaban, todos notaron que esto no iba a ser como todas las misiones.
—Esto me trae malos recuerdos... —le dice Allison a sus hermanos, mientras le pegaba un puñetazo a un hombre enmascarado en la cara.
—Yo también tengo un presentimiento, —murmura Luther, partiéndole una mesa en la cabeza a otro enmascarado— esto me recuerda a...
—... el incidente de Jennifer —dicen al mismo tiempo Adelyne, Luther y Allison
—Callaos —les regaña Kaya. —Estamos aquí para luchar, no para ponernos a llorar por los muertos. ¿DÓNDE COJONES SE SUPONE QUE ESTÁ KLAUS?
—Se fue hace un rato, quién sabe a donde —dice Adelyne, esquivando un cuchillo de Diego que se clava en el pecho de otro hombre.
Después de más tiempo luchando, cuando los chicos creen que han terminado esa misión, aparece Klaus, con un maletín en la mano.
—Papá dice que abramos este maletín.
—No creo que eso te lo haya dado papá —dice Allison, mirando el maletín con repulsión.
—Mira, lleva una nota, es la letra de papá —el chico les enseña el papel, pero ellos apenas lo miran.
—Klaus, no sé qué cojones es eso, pero ni se te ocurra abrir...
El chico abre el maletín, el cual absorbe a los hermanos en un bucle azul. Aparecen en una pequeña sala, en la que tan solo había una puerta y una mesa. Sobre ella, había un papelito y una llave.
—Klaus, ¿en qué mierda nos has metido? —le recrimina Allison, aumentando el sonido de su voz a cada palabra.
—¡OS JURO QUE ERA LA FIRMA DE PAPÁ! Esperaos, tengo el papel aquí...—Klaus busca en sus bolsillos, pero no encuentra nada.
—Vale, que no cunda el pánico, tan solo debemos coger el maletín de nuevo y... —Kaya comienza a mirar a su alrededor —. El maletín. Se ha vaporizado. No está, NO ESTÁ.
—Así que la única forma de salir de aquí es... Seguir estas indicaciones —murmura Adelyne, sosteniendo el papel, redactado en máquina de escribir, que había sobre la mesa, junto a la llave.
—"La primera etapa será simple. La segunda quizá se lleve algunos latidos. Y solo los más fuertes aguantarán la tercera" —lee Allison.
—Antes de entrar ahí, —interrumpe Luther, cuando Diego estaba a punto de girar la llave y abrir la puerta —os quiero. A todos. Sois mis hermanos, no me voy a perdonar nada que os pase.
—Por fin estoy de acuerdo con algo que dices —dice Adelyne, pasando el brazo por encima de los hombros de su hermano.
—Vamos, cuando antes empecemos, antes acabaremos —Diego abre la puerta y Kaya es la primera en pasar.
Era una sala grande, con una puerta al fondo. Al lado de los chicos había otra mesa, con otra nota.
—"Teoría del color. A partir de ahora, vuestros poderes no funcionan. Intentarlo solo os causará una grave fatiga y un agonioso dolor. Esta va a ser la más fácil de todas las etapas. Debéis atravesar esta sala. Sin complicaciones. Sin poderes. Y sin pisar el azul." —lee Klaus —. ¿Qué azul?
