Un mundo lleno de tranquilidad, dos lados diferentes, el edén (cielo) y el purgatorio. Dos lugares llenos de paz, conviviendo en paz y armonía.
Eso le beneficiaban a los reyes de esos dos lados.
Todos eran felices, ángeles vivían a lado de demonios sin problemas, y vaya que si, podían tener hijos sin que los castiguen, y a esos niños se les llama "mestizos".
Pero un día cualquiera en estos dos reinos surgió algo impactante...
— Buenos días familia William -saludaron con una reverencia los reyes del edén-.
— Buenos días familia Bogdánov -saludaron de igual manera los reyes del purgatorio con reverencia-.
— Pasen a la sala por favor, en un momento los atenderan - ofrecio la reina del edén, llamada Melanie-.
— Gracias reina Melanie -contesto con delicadeza la reina del purgatorio, Hatsume-.
Y la familia entro al castillo, llevando el rey de la mano a su unica y preciada hija, Mitsuky. Se sentaron en la sala donde habian unos sillones muy comodos. La nena solo movia sus pies jugando con la cabeza baja, hasta que se dio cuenta de una sombra sinientra y fue cuano levanto la mirada y lo vio a el.
— Buenos dias lady Mitsuky -saludo un niño de su edad con reverencia mientras sus padres se acercaban a el-.
— ¿Por que no vas a jugar con Alexander querida? -pregunto Melanie muy noble y tranquila sonriendole a la joven-.
Esta solo busco la mirada de sus padres, ellos asistieron dándole a entender que puede ir con cuidado, esta solo les sonrió y los niños se fueron corriendo al cuarto del joven para que el saque espadas de madera de su armario.
— ¿Asi que "Lady Mitsuky eh? Sonaste muy tonto -se burlo la joven haciendo sonrojar al principe Alexander-.
— So-solo estaba siendo amable boba -exclamo muy avergonzado-.
— Como sea ¿Te parece quien gane invita pulpos asados? -propuso poniéndose en posición de batalla al igual que el joven-.
— Me parece perfecto, y vas a ver que tu vas a invitar esos deliciosos pulpos JAJAJA -rio malvadamente sin darse cuenta que Mitsuky se habia adelantado y le pego en el abdomen-.
— ¿Quien es el que rie ahora idiota? je -se burlo al ver la cara sorprendida del chico-.
— ¡Eso es trampa, no habia dicho que ya era la batalla!
— Perdoname, pero te ves muy lindo enojado -dijo la chica mientras lo abrazaba con cariño-.
Y asi pasaron toda la tarde jugando y Mitsuky de ves en cuando lo abrazaba poniendo nervioso a Alex, siempre se divertian mucho cuando se veian, y eso le encantaba más al mayor de los jovenes, admitia que era muy atractiva la chica y siempre le sacaba una sonrisa.
— Waaaaa, no sabes cuanto te quiero -dijo chillando la loba mientras abrazaba a Alex ya que se habia caido y se lastimo su rodilla, pero el le puso un curita-.
— Si si, yo ta-tambien te quiero -contesto rojo como tomate por la cercanía de la chica-.
Pero alguien los interrumpio tocando la puerta hasta que la abrio lentamente mostrando a la reina Melanie.
— Mitsuky linda, es hora de que te vayas nena -dijo la reina de manera dulce con los ojos cerrados y sonriendo-.
— Oww, yo me queria quedar más tiempo, pero esta bien -dijo levantandose de la cama y voltear a Alex- Adios enano.
— ¡No soy enano! -contesto levantandose de la cama demostrando lo contrario-.
— Como digas -rodo los ojos y lo abrazo seguido de darle un beso en el cachete- ¡Adios! -corrió a la puerta despidiéndose con la mano-.
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Ya era de madrugada, y una loba pequeña se encontraba durmiendo placidamente, hasta que alguien logra entrar a su habitación. Tenia mucho cuidado de que no hiciera ningun ruido, sabia que le iria muy mal si fallaba en lo minimo, pero no se percato que Mitsuky en realidad estaba despierta, mantenía los ojos cerrados a pesar de que este del lado contrario de esa persona. Asi que en un movimiento rapido salto de la cama, empujo con todas sus fuerzas al desconocido y grito con demasiada fuerza. Obviamente se escucho por todo el castillo y un guardia que estaba ahi corrio rapido a la habitación de la princesa y prendio las luces.
— ¿¡Todo bien princesa!? -pregunto exaltado mientras Mitsuky se dirijia a el "llorando"-
— ¡No! este pervertido intento tocarme cuando estaba medio dormida -exclamo mintiendo, no le gustaba que personas como esas fueran tan groseras de entrar sin permiso a su habitación-.
— ¡Quitate esa mascara ser asqueroso! -le grito con furia el guardia sacando su espada y poniendo a la princesa detras de el de forma proctectora-.
— Maldita sea -se levanto el ser misterioso y al quitarse su mascara se le subieron sus orejas y eran notorios sus cuernos, claramente un demonio- no intentaba tocar a esa mocosa, solo queria robarle su estupido collar.
— No te atrevas a decirle "mocosa" a la princesa maldito bastardo.
— ¡¿Que esta pasando?! -pregunto el rey muy enojado junto a la reina-.
— ¡Papi! -grito la niña abrazando de lado al rey mientras el guardia se hacia de lado para que entre al cuarto-.
— Este bastardo que entro al cuarto de su majestad -contesto el guardia mirando con asco al demonio-.
