La belleza de Baekhyun es encerrada en un matrimonio infeliz que fue organizado por sus progenitores. El color de sus orbes se ha teñido de blanco y negro, pensando que su vida seguiría así para siempre, pero entonces apareció él.
Y es que lo prohi...
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El orgullo resultaba bastante inservible.
Muchas personas lo buscaban, lo peleaban con una ansiedad terrible, parecían necesitarlo a través de su poca cordura, buscando la vanidad en la necedad del egoísmo, tan necesitados de esa satisfacción momentánea de poder, del que parecían tener sobre si mismos, y el que juraban les daba nada más que fortaleza, aunque en realidad no hacía nada más que arrebatar la felicidad.
Le resultaba gracioso, demasiado, porque BaekHyun no tenía orgullo, ni un poco, desde mucho tiempo atrás lo había perdido, quizás cuando bajó la cabeza por primera vez, cuando era apenas un niño de ocho años y no cuestionó ni un segundo las palabras crueles que llegaban hasta él. No le interesaba, no sabía usarlo, no lo entendía y jamás intentó hacerlo, y a pesar de todo eso tampoco tenía ni una pizca mínima de felicidad.
Atrapado en las paredes de su realidad muy apenas era capaz de tomar decisiones, aceptando lo que tenía como viniera y teniendo que sentirse algo satisfecho por ello, agradecido, después de todo no tenía nada más y si de algo estaba seguro era de que el mundo era capaz de hacer muchas cosas por simple orgullo, vanidad, pero también harían lo que fuera por un poco de migajas que mínimo lograrán no matarlos de hambre.
Quiso negarse ante eso, en especial la primera vez que sintió podía tener elección, pero a su padre no le había interesado en lo más mínimo, estaba eufórico, loco, necesitado, a nada de perder lo poco o mucho que tenía, huyendo de la fortaleza que le dio la confianza en si mismo, una que se le había esfumado de las manos en un segundo y donde su única salvación era su único y pequeño hijo.
—Tienes que hacerlo, tienes que hacerlo Baek —le había dicho aquella fría noche de septiembre, todo estaba oscuro, con la lluvia cayendo sin cesar en toda la zona oeste, había truenos, relámpagos, y el sonido de los quejidos de algunos caballos que corrían a la lejanía era lo único que lograba escucharse entre el ensordecedor sonido que parecía querer ocultarlos.— No tenemos más opción, si no aceptas, si no lo haces voy a terminar en la cárcel y tu en la calle. ¿Eso quieres? ¿Morir de hambre y cargar con la culpa de abandonar a tu propio padre? ¿En verdad?
Pudo haber dicho que sí, quizás. Continuamente se preguntaba si es que realmente había tenido elección, quería creer que si, que todo su presente era únicamente responsabilidad suya y de sus pésimas decisiones porque de ser de otra manera le era difícil soportar, siquiera respirar.
Porque BaekHyun no quería estar ahí. No quería esa vida.
No quería estar casado con Nam Joohyuk, nunca lo había querido, ni en esos momentos ni cinco años atrás, cuando apenas era un niño de 16 años tan asustado del futuro, de lo que tenía en las manos que no pudo hacer nada más que aceptar.
Sus padres habían cometido cientos de errores a lo largo de su vida. Con días cómodos y un prestigio enorme se sentían inalcanzables, tenían tierras, poder, dinero, y en especial un hijo bello y hermoso. Perfecto para ser esposo de quien quisiera. Baekhyun era amable, inteligente, con un encanto único que lograba cautivar a más de un joven caballero. Era conocido entre la nobleza, con ese bonito rostro angelical y un cuerpo de ensueño era imposible que no lo quisieran, lo cual parecía tener encantados a sus padres, felices con la idea de que su hijo seguramente traería nada más que riquezas y mucho honor para su ya reconocida familia.
A él no le importaba mucho, con su mente distraída en mil y un cosas apenas tenía tiempo de pensar en entregarse a alguien más. Lo quería, soñaba con una vida cómoda y un amor de ensueño que le diera todo lo que requería, pero en definitiva nada lo había preparado para terminar del brazo de un hombre veinte años mayor que él.
Nam Joohyuk era el prospecto perfecto. Un caballero de renombre y soltero. No era el hombre más apuesto, pero el poder que mantenía en sus manos era suficiente para ser el sueño de muchas, y sobre todo para ser la única salvación de su padre, que tras años de robos, engaños y mal versión de fondos solo podía ocultarse detras de él, vendiéndole a su propio hijo, la más grande joya con la que contaba en sus manos y la cual, estaba seguro, jamás iba a perder.
Pudo llorar, gritar, rogar por mínimo tener la oportunidad de elegir algo más, pero no lo hizo, no cuando su padre lo necesitaba, cuando su madre lo tomó con firmeza de sus hombros y le rogó sacrificarse por su familia, "es lo que tienes que hacer, tienes que ayudarnos o moriremos de hambre." dijo, y BaekHyun se convenció de que no podía hacer nada más.
Se lo seguía repitiendo, cada día, desesperado por convencerse de que todo tenía que ser así. Porque era agotador, horrible, estar con un hombre como Joohyuk.
Le daba asco su simple presencia, era cansado escucharlo, soportar sus desplantes, sus humillaciones. Todo el tiempo parecía tener algo que decir, juzgaba su ropa, su cuerpo, su peso, burlándose de lo torpe que podía llegar a ser, de cómo sólo servía para estar a su lado, a su completa disposición por un par de migajas de comida y tal vez algo de comodidad.
—Eres mío, mi propiedad, y toda la vida estarás en deuda, al igual que tus padres —le repetía cada que tenía oportunidad, porque ciertamente BaekHyun lo era, y ni una pizca de orgullo lo hacía sentir mas fuerte, muchísimo menos algo feliz.
A ese hombre no le importaba, nunca lo había hecho, ni ahora ni en el pasado. Tal vez a BaekHyun si, algún día quiso ser algo más para Joohyuk y para sí mismo, todo sería más simple de esa manera, pero era muy agotador.
No tenía mucho más, su futuro estaba predispuesto, era así, siempre lo fue, se convenció tanto hasta sentirse satisfecho con ello, pero entonces un día dejó de ser suficiente, todo, cada mínima cosa pareció perder importancia.
Y en esos instantes, en ese punto de su vida, realmente nada más parecía interesarle, perdido, vencido ante todo. Porque nada era más importante en esos momentos que seguir saltando sobre el miembro de Park ChanYeol.
El hombre que le encantaba, que lo enloquecía, que lo reducía a ser nada más que una masa temblorosa.
Mismo hombre que era primo de su esposo.
Cuando lo vio por primera vez claramente quedó intimidado, Park ChanYeol era mucho de lo que nunca antes había visto BaekHyun, pero también todo aquello que de alguna extraña manera le atraía curiosidad. Demasiada. Con su mirada penetrante y sus ojos incapaces de despegarse de su pequeña figura le era imposible no notarlo en más de una ocasión.
Era tan confuso como abrasante, con las palabras al filo de su boca sin querer pronunciarlas. Le quitaba cordura, cada gramo de ella, porque la tentación era demasiado fuerte y BaekHyun demasiado débil. O quizás simplemente siempre quiso que fuera así, porque le gustaba, muchísimo, y la cordura era lo menos importante cuando solo dijo que sí, aceptando todo aquello, ansiándolo y permitiendo que Park Chanyeol, tomara de él todo lo que quisiera porque al final, ya no tenía mucho que dar.
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Me ganó la ansiedad ajslaka ☀️ Así que aquí tienen el prólogo de mi siguiente historia.
¿Qué les pareció? ¿Qué piensan que pasará?
Estoy emocionada con este fic. Estoy segura de que les gustará así que esperen pronto la siguiente parte💘 Nos estamos leyendo.