Antes... en la oscuridad de la noche, sangre, gente acusandome por lo que hice... pero... ¿Qué hice?
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( Geamhradh, Imperio del Oriente. 24 de abril de 1873 - 3:00 am )
Aquella chica de cabellos blancos abrió sus ojos, aquellos orbes que eran como el color del océano. Observaba a sus alrededores, la nieve bajo de sí la acobijaba pero a su vez adormecía su piel hasta tal punto de ya no sentir aquél abrumante frío. Observó el cielo el cual era blanco, al parecer era la madrugada de aquél día. ¿Qué había pasado y por qué estaba en aquél lugar? Con cierta dificultad se levantó, poco tiempo después empezó a nevar.
Sus pies dolían, sus manos ardían y fue así como comenzó a caminar sin dirección alguna completamente desorientada en el lugar en el que se encontraba. Su cabeza palpitaba, y sentía frío. Al paso del tiempo, mientras proseguía caminando hacia un lugar indeterminado un sentimiento de vacío la invadió, de total pesadez en su interior, sus ojos los cuales estaban rojos por llorar en todo el trayecto también le ardían, la cosa es... ¿Por qué ese sentimiento tan repentino, había algo en su ser que su mente le bloqueaba? ¿Por qué lloraba, por qué sentía aquella presión en su pecho si no recordaba nada en lo absoluto?
Sus ojos que tenían el hermoso color del océano se dirigieron hacia un pueblo. Que al parecer era de una tierra distinta a la que ella pertenecía o eso era lo poco que recordaba. En busca de piedad y compasión se dirigió hacia una de las pueblerinas, que era una señora de cabellos marrones y ojos verdosos, que al verla en su mirada se podía ver el terror y miedo profundo.
— Disculpe... No sé dónde estoy, mis pies me duelen y mis manos al parecer están lastimadas... ¿Usted, podría ayudarme?
— Tú... eres quién asesinó a millones de personas. ¡Monstruo, ser del infierno, vete de aquí!
Varios pueblerinos se acercaron debido a los gritos de la señora. Al ver a la chica de azules ojos que solamente buscaba ayuda, la observaron horrorizados. Ya que su ropa estaba rota y además tenía sangre encima. Su cabello el cual estaba completamente despeinado y con pequeños trozos de ramas por haber estado en el bosque, estaba sucia, descalza y también en sus manos había unas pequeñas manchas de sangre.
— ¡Tú lo hiciste, tú causaste el horror en este pueblo, ¡vete de aquí, demonio!
No entendía porqué la nombraban así; con lágrimas en sus ojos se retiró del lugar llorando, aquellas palabras resonaban en su cabeza "tú lo hiciste, tú causaste el horror en este pueblo, ¡vete de aquí, demonio!" Le tiraban cosas, ya sea rocas o palos, por el simple hecho de echarla de ese lugar. ¿Qué había pasado, por qué eran así con ella?
— ¿Por qué me llaman así, qué fue lo que hice?
Nuevamente emprendió camino por los sombríos lugares del bosque nevado, buscando algún lugar para poder descansar. Ya había caído la noche, lo cual el lugar se volvía más oscuro y terrorífico. La luz de la luna había hecho presencia en el cielo, se había colocado en su cénit e iluminaba su sendero sintiendo cierta extrañez porque al parecer ya había caminado por ese lugar. Al cabo de estar caminando varios minutos, se sentó sobre un gran árbol donde se podía notar que en el día poseía gran sombra abajo de sus grandes ramas. Se abrazó a sí misma, otra vez aquél sentimiento en su pecho hizo presión, lo cual le causaba más angustia haciéndole soltar varios sollozos, rogaba a sus ancestros el que esto solamente fuera un sueño.
— Por favor, si esto es un sueño, solo quiero despertar... solo quiero volver a casa...
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"Annteksi"
DiversosA veces las personas cometemos errores, muchos errores... y son pocas las que aprenden de ello. Yo soy una, siempre que erro nunca aprendo. Prefiero olvidar aquél hecho que aprender de él, para que no vuelva a suceder. Jamás fui una buena amiga, he...