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Las mañanas no son su mejor fuete y eso era más que evidente, las mañanas no le agradaban en lo absoluto, el amanecer le recordaba lo terrible que es su patética vida.

No le gustaba en lo absoluto despertar y ver qué seguía en este patético mundo igual de patético que el, talvez por ello era que no le gustaban, saber que su pulso seguía intacto, que sus órganos seguían en funcionamiento igual que su cerebro.
Su alma está demaciado cansada y acabada, destrozada, se sentía vacía.
Antes despertaba por sus amigo, familiares, etc.
Ahora no había algo que lo motivará a vivir, o almenos a querer levantarse de su cómoda cama, como quisiera que esa cama fue un ataúd.

Con sus pocas ganas de querer moverse se levantó, desgraciadamente seguia vivo, se fue a las bañeras, ya todos los demás estaban en clase, el evidentemente se había perdido ya la primera clase, asi que iría la segunda.

Se metió a la regadera, sintiendo el agua caer por sus pesados ojos, lavando, refrescando, sintiendo se limpio por ahora, termino secándose con la toalla envolviendo está misma en su cadera.

Se miró en el espejo que estaba al frente suyo mirando lo ojeroso, el miedo, la tristeza que se negaba a aceptar, lo solo que se sentía a pesar de que tenía "compañía", lo destruido que estaba, Lo roto. Se miró viendo todo eso que nadie más hacia, sus ojos, ya no brillaban como antes lo hacían, antes de todo... Antes de el caos, de la desgracia...

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