𝕒𝕟𝕘𝕖𝕝 ; 𝕣𝕖𝕟𝕞𝕚𝕟

FOUR

— Me arrepiento. — Era la décima vez que decía aquello, pero ya estaba sobre el taxi que Jaemin había pedido y este por fin paró delante del bar en el que trabajaba Jaemin. — No estoy de humor para ser striper.

— Tranquilo, no venimos por ti, venimos porque debo trabajar. Luego iremos a buscar algo para ti. — Aseguró Jaemin. El castaño pagó el taxi y bajó, esperándo a que él hiciera lo mismo.

Renjun suspiró y bajó tras Jaemin. Después de su desplome en la mañana de aquel día, Jaemin fue a la universidad pero en lugar de luego irse a casa de un amigo a estudiar como quedó, se dedicó toda la tarde a cuidar de él y consentirlo. Le pareció algo bastante considerado, pero no lograba comprender por qué se esforzaba tanto en ayudarle a él. Jaemin habló sobre que en algún momento fue como él y alguien más de quien no dijo nombre, lo ayudó a salir del pozo. Sin embargo, aún así no lograba estar de humor, no tenía fuerzas para poner de su parte en ese momento. No comió nada en todo el día y sólo se la pasó dormido en el hombro de Jaemin, ni siquiera se propuso ver la película que el menor había puesto. Al entrar, siguió a Jaemin hasta unos vestidores y vio como buscaba en un casillero una vestimenta que parecía pertenecerle, y entonces el castaño comenzó a cambiarse.

— ¡Jaemin! ¡Avisa! — Chilló, tapando sus ojos y se dio media vuelta con sus mejillas antes pálidas, ahora de un rojo vivo.

— Lo siento, no vi que me habías seguido hasta aquí. — Rió el menor. — Ya estoy, no fue para tanto.

Renjun volteó y el menor llevaba una camisa de rejilla negra, junto con un jean azul oscuro. Y el toque final, era un collar señido al cuello con un corazón de metal. — ¿Acaso eres perro?

— Es obligatorio, no somos perros, somos la diversión secundaria del público. — El castaño golpeó suavemente su hombro y salió. Él sólo seguía cada uno de sus movimientos porque no sabía exactamente qué hacer hasta se acabara el turno de Jaemin y pudieran irse.

— ¡Na Jaeman, abrele al sol que ilumina tu vida o te juro que uso la cabeza de Jisung para romper la puerta! — Aquellos gritos provenían de la puerta de vidrio que había en el lugar. A decir verdad, era una amenaza de la que preocuparse, todo el lugar tenía ventanales de vidrio.

— ¿Jaeman? — Ciestionó, apenas curvando su boca, como si buscara sonreir pero no lo lograra del todo.

— Es un idiota, no le hagas caso. ¡Ya te abro, molestia! — El castaño abrió y dos chicos entraron, uno moreno que abrazó a Jaemin con fuerza y uno más alto que ambos, que parecía un poco más cohibido.

— Hyung, tenías razón, logré aprobar el examen. Quizá... Te deba algo... Sólo dime qué. — Renjun soltó una risa nasal, si esa era la forma de coquetear de aquel chico tan alto, era bastante triste. No es que él supiera, pero Kun tuvo mejores formas de coquetearle.

— No me debes nada, Sunggie, sabes que por ti haría lo que fuera. — Jaemin pellizcó sus mejillas y luego volteó hacia Renjun. — Ren, ellos son Donghyuck y Jisung, mis mejores amigos.

— Aún falta uno, no te adelantes. — Dijo Donghyuck y luego se acercó hasta el rubio. Se sintió intimidado, todos parecían modelos listos para dar lo mejor de sí. — Un gusto, Jaemin nos contó que buscas trabajo. Supongo que te trajo para buscar empleo de barman... Pero dudo que te den ese rubro, a mí no me lo dieron por más que rogué.

— Hyuck, no seas pesimista. — Bufó el más alto de todos. — Hola, un gusto.

— Hola... Pues, no vengo por el trabajo, sólo acompaño a Jaemin. — Renjun tragó en seco, se sintió incómodo. Y entonces entró un último chico al lugar, y se sintió aún más incómodo.