Vivo con dos amigas que son polos totalmente opuestos, ellas vivían juntas antes de que yo apareciera y tenían solo dos opciones: matarse discutiendo o quererse mucho; afortunadamente eligieron la segunda opción. Es gracioso verlas interactuar porque sus conversaciones son totalmente inconexas hasta que en un momento cobran sentido.
Mar y Luna, hasta sus nombres las alejan pero manteniendo una conexión. Mar vivía en Jujuy y Lu en La Costa, ahora viven conmigo en la ciudad donde todo pasa muy rápido. Por la ventana de nuestro departamento podemos ver absolutamente todo, de alguna forma extraña logramos ver la salida del sol pero también su puesta, nuestro departamento no es geográficamente lógico; nuestro departamento no es lógico en lo absoluto.
-El sol sale en tu casa y se esconde en la mía- Le dijo Mar a Lu muy entusiasmada.
No es una afirmación exactamente verdadera ya que Jujuy está más al norte de la Argentina que al oeste, y San Bernardo no es el lugar más al este del país tampoco; pero lo dijo y me pareció tierno. Tal vez estoy analizando mucho esa frase porque me enoja que no me incluyan en su "ubicación solar", yo tampoco soy de esta ciudad, mi casa tampoco está acá.
-No sé en qué parte del recorrido solar está mi casa pero "quisiera que la incluyan", ya sé que no vivía tan lejos como ustedes pero "quisiera que la incluyan", ya sé que es ilógico vivir acá viniendo de mi ciudad pero "quisiera que la incluyan", ya sé todo eso pero "quisiera que la incluyan". Gracias- Pienso, solo pienso. Mejor no lo digo.
Mar es un desborde de energía constante pero tiene una memoria de pez, Lu es tranquila y se acuerda de todo, Mar es alta y Lu chiquita, Mar vive en las nubes y Lu la baja a la tierra, Lu vive en la tierra y Mar la sube a las nubes. Lu dice muchas malas palabras por minuto, me da risa ver a Mar enojada por eso, de tanto escucharla se me pegaron algunos modismos y Mar se enoja el doble; Mar se enoja como se enoja el mar, en silencio. Es raro el silencio en ella porque le gusta hablar mucho, solo se queda callada cuando algo la afecta, ahí el torbellino de energía para y duerme por quince horas seguidas. Cuando Mar está triste se encierra en su pieza y no le gusta llorar, la única persona que la vió con agua de mar en los ojos es Luna, pocas veces,pero la vio. Supongo que cuando Mar llora se pone roja como una manzana, a mi me pasa eso cuando estoy triste, es un poco ególatra de mi parte pero creo fervientemente que a todo el mundo le pasa lo mismo; me niego a ser la única manzana llorona que existe.
Cuando Lu está triste deja la puerta abierta y abre mucho los ojos, es raro no enterarte si se siente mal, el día que no me entere me voy a asustar. Lu cierra la puerta de su cuarto pero solo para estar sola, no para esconderse, a Lu no le sale esconderse porque es muy fácil encontrarla, tal vez no sabes qué le pasa pero sí que algo le está pasando.
A Mar le gusta hablar con Lu y a Lu con Mar, a mi me gusta hablar con ellas porque son graciosas, parecen dos hermanas que nacieron extremadamente lejos y ahora viven juntas. A ellas también les gusta hablar conmigo, me gusta porque mi existencia no las separa, tenía miedo de llegar acá y que mi presencia haga que el sol no salga en La Costa ni se esconda en Jujuy, tenía miedo de ver la cara roja de Mar y que no me vuelva a mirar, tenía miedo de que Lu me cierre la puerta de la pieza en la cara. No pasó, por suerte nuestro departamento es totalmente ilógico y quiero que siga siéndolo mucho tiempo más.
-Cuando hay luna llena sube la marea ¿Sabías?- Me pregunta Lu antes de acostarse- Y vos nos llenas a nosotras.
ESTÁS LEYENDO
No recuerdo el último abrazo que dí
SonstigesHistorias cortas que se unen, cuentos cocidos con aguja e hilo...de alguna forma es mi diario intimo fantástico.