—Gracias Min Yoongi por salvarme de ese idiota — dije colocando un tono de voz aguda, en un muy mal intento por tratar de sonar femenina — oh, no es nada. Rescatando a la dama en apuros, está todo bien...
Me dedicó una mirada cansada desde el asiento del copiloto y tomó el puente de su nariz.
—Gracias, Min Yoongi. Pero no necesitaba tu ayuda. — quiso dejar claro el punto, arrugando su nariz, pero no pude evitar soltar una carcajada.
—¿Estás de broma? Querías solo escapar de él y no sabías cómo. Picasso, eres pésima mentirosa, aprende a hacerlo mejor — toqué la punta de su nariz donde aún estaba algo arrugada.
Un momento...
Quedé paralizado en mi lugar y volteé mi cabeza lentamente para encontrarme con la mirada de YangMi puesta en mí, totalmente extrañada. Sentí un pequeño calor en mis mejillas a causa de la vergüenza por haber hecho tal acción con ella.
Maldición.
—Eres raro, ¿te lo han dicho?
—Algunas veces — contesté su pregunta con naturalidad, como si nada hubiera pasado. Con MinSuk estaba acostumbrado a hacer ese gesto cuando tenía ese detalle y juro que ahora no sé porque lo hice, pero no demostraría que estaba avergonzado.
—Es un fetiche de políticos o...
—Si, también tengo manos locas, mucho cuidado.
Sus comisuras temblaron, pero no sonrió y ladeó su cabeza para mirar por la ventana. Observé de reojo su perfil y vuelvo a reiterar que era perfecto, desde la curva delicada de su mandíbula hasta la suavidad de su cuello. Si alguna vez decidiera ser modelo, no habría duda de que tendría un lugar asegurado en el mundo de la moda. Sus rasgos eran de esos que las cámaras adoran y que los diseñadores sueñan con vestir.
Ella, ajena a mi admiración silenciosa, veía a través de la ventana la gente que pasaba por fuera. La luz del sol se colaba a través del cristal, iluminando su rostro con un resplandor cálido. Era como si el universo entero conspirara para resaltar su belleza, para hacer evidente lo que yo ya había notado.
—¿Por qué me miras tanto? — inquirió ahora mirándome fijamente y levantando una ceja.
—Pensé que tenías algo en la mejilla — me intenté excusar y me acerqué cautelosamente sin dejar de mirar la pista, para susurrar: — creí que tenías un moco.
—El que tiene que aprender a mentir es otro, al parecer.
—Ya no diré nada más, todo es usado en mi contra. — levanté una mano, en una señal de inocencia.
—Sí, es lo mejor...
—Insufrible. — murmure bajo, pero al parecer escuchó, ya que la mirada que me dedicó me podría fácilmente matar.
—Embustero. — contra atacó dándome un desprecio.
—Altanera.
—Arrogante.
—Sin talento...
Abrió su boca ofendida y se cruzó de brazos.
—Político de quinta, corrupto. — chilló. Reí por lo bajo al ver como su rostro se volvía rojo de la cólera.
—Oh, aún no lo soy, pero en un futuro puede ser, tengo que seguir las masas, ¿no? La corrupción es la moda.
—Eres increíble. — negó con su cabeza.
—Me lo dicen a menudo, puede que en un futuro me lo vuelvas a decir. — le di un guiño, sin dejar de sonreír.
Y aunque creí que se había molestado, me sorprendí al ver como su sonrisa aparecía lentamente, para dar una sonora carcajada.
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ᴍᴀɢɪᴄ ᴍɪɴ ➳ ᴍʏɢ {ᴄᴜᴀʀᴛᴇᴛᴏ ᴅɪᴏɴʏꜱᴜꜱ} (RESUBIENDO)
FanfictionEl hijo del primer ministro de Corea del Sur está en la vista de todos. Su futuro es brillante y puede que sea el sucesor de su progenitor con tan solo veintisiete años, logrando todo un hito en aquel país, al ser el primer ministro más joven de Co...