Las camisetas blancas fueron agarradas de sus percheros, las faldas colocadas pulcramente en sus cuerpos, cerciorándose del largo correcto. El león bordado en señal de grandeza y superioridad fueron portados con elegancia por los estudiantes.
Los celulares de todos se encendieron por una notificación. Una regla que se debía seguir, a menos claro, que quisieran ver truncados sus sueños de pertenecer a la prestigiosa universidad de Oxford. Nadie, por ningún motivo o circunstancia podría respirar cerca de Úrsula Berdugo.
T.
¿Quién mando el mensaje? nadie lo supo.
Las especulaciones se empezaron a formar mientras los minutos pasaban y todos arrojaban la misma respuesta: siempre en la Clarisse Billard School era mejor acatar que lamentar.
Sky, por su parte camino en tranquilidad por los pasillos, demasiado silencio. No sabía que ocurría si tan solo cruzar la entrada los malos comentarios y cuchicheos se empezaban a escuchar. Se coloco los audífonos y camino deprisa buscando a su amiga. Tal vez estaba en un sueño.
Sintió un tirón fuerte en el brazo, la habitación en la que se encontraba estaba oscura y poco podía identificar a la persona que tenía adelante.
Los primero que pensó fue en Louis, sin embargo, lo descarto. Ya que él se esmeraba en tomarla de sorpresa por la espalda o en arrinconarla en cualquier sótano o pasillo solitario.
—Ahora voy a matarte—dijeron atrás de su espalda.
La piel se le coloco de gallina, pero sonrió al darse cuenta de quien se trataba. Tonta.
—¿Nuevamente jugando al asesino? —pregunto a su amiga quien le apuntaba con una linterna en la cara.
—¿Qué? Me gusta Scream.
Sky rodo lo ojos, divertida.
—¿Por qué todos actúan tan extraños hoy?
—¿Por qué lo dices, te hicieron algo?
—No, solo que todo se siente bien. Un día no puede ser tan bueno.
Se acomodan una frente a la otra en el piso, aun con la linterna encendida alumbrándolas a ambas.
—Hoy mi madre desayuno en casa, llegue a tiempo, baje un kilo y...—reviso su reloj—han pasado 15 minutos y no he recibido ningún insulto. Creo que estoy soñando.
—Bien. Con respecto a lo último, creo que tengo la respuesta. —Rose saco su teléfono y busco el único mensaje de su bandeja de entrada. —Observa.
Úrsula Anne Berdugo queda marginada. Nadie puede mirarla, observarla o lanzar comentarios hacia ella...
Los ojos de Sky se cristalizan.
—¿Marginada? Es como no ser nada en el mundo. Yo no quiero eso.
Sentía que todos los pasos pequeños para alcanzar su objetivo se iban desmoronando. Sabía que sobresalir en la escuela no era algo extraordinario para muchos. Sin embargo, para ella sí. Necesitaba ser alguien, respetada y sentirse importante una vez en su vida.
Las lágrimas caían. Rose se apresuró a consolarla.
—Buscaremos el culpable. Tenemos... 10 minutos para mirar posibles sospechosos.
Sky sonrió, pese a las lágrimas que empapaban su rostro.
—Gabriela, sé que no le agradó mucho.
—Ejem... no te enfades, pero creo que la miras desde los celos. Aunque no la descarto.
—¿Marie?
—Es chismosa, no tonta. Sabe que eres quien prestara su casa para la reunión.
—Peyton, poco se habla de ella. Sé que no estuvo de acuerdo de hacer la fiesta en tu casa. Cree que eres aburrida y la fiesta terminará así.
—Eso es un motivo suficiente.
Ambas se encaminaron al salón de clases, alejadas porque no quería perjudicar a Rose en el ingreso a la universidad. Las primeras horas concurrieron en silencio y sin darse cuenta, ya era hora de la comida.
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Ursula Berdugo :El salón de la fama.
Teen FictionConsiderada por los medios de comunicación como la estrella revelación de los años 20, Úrsula Berdugo, pese a su corta edad, se ha logrado colar en la lista de las más sonadas de la época. Su comienzo en la fama se vio empañado por los grandes titul...