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Dos.

"Así que te amarras el cabello y sonríes

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"Así que te amarras el cabello y sonríes

como si no tuviera importancia"-     Matilda, Harry Styles.














Logan.


El sonido del motor de la motocicleta era lo único que me mantenía cuerdo en esos momentos, durante mi vida militar siempre vi como otros se aprovechaban de los más desposeídos, de los débiles ya que eso los convertía en personas más fuerte, algo que hacía que mi estómago se removiera de incomodidad.

Pero ver como ese hijo de puta casi abuso de Sadie hacía que quisiera vomitar, no solo por el hecho que estaba realmente cautivado por la chica; aunque no lo crean, nunca pensé que me enamoraría perdidamente al ver una sonrisa y un par de ojos azules. Pero allí, en la ciudad que sería mi penitencia, la encontré. Incluso en esos momentos pensaba en jamás irme porque mataría a cualquier bastardo que le hiciera daño y lo sé, sonaba como un maldito cavernícola pero así me sentía con ella.

Estaciono en la entrada de la casa de mi hermano, apago el motor de la motocicleta a la vez que me bajo, momento que ella me ve a los ojos con una lenta sonrisa.

- Vamos a que tomes un café para que te tranquilices- sugiero tocando su hombro sintiendo su delgado cuerpo bajo mi mano queriendo mecerla y decir que solo fue una pesadilla- debes calentarte, lo que paso ... lo siento.

- No fue nada- sonríe ella como si realmente lo pensara-estoy bien, enserio. No paso nada.

- Sadie.

- ¿Puede ser un té? No me gusta el café o mejor un chocolate caliente. Eso me gustaría.

Asiento mientras la ayudo a que baje de la motocicleta, le tiendo mi mano para ayudarla pero ella lo hace por su cuenta, caminamos uno al lado del otro hasta entrar a la enorme casa de concepto abierto, todas las luces están apagadas así que supongo que Sebastian está en su habitación, prendo las luces mientras ella admira todo.

Camino hacia la cocina donde prendó la cafetera y decidí  hacerle su chocolate caliente, mantener mi mente ocupada para no salir por esa puerta y terminar con la vida de aquel imbécil.  Veo como ella se queda viendo la foto de la postal navideña que se encuentra frente a la chimenea de la sala.

- ¿Me veo guapo?- sonrió para verla tensarse.

- No... digo sí- murmuró avergonzada- lo siento, qué vergüenza parezco una loca.

- No tienes que sentirte así, te invite aquí eres bienvenida a espiar.

- Solo no pensaba que las familias se tomarán postales navideñas, debe ser algo de ricos, Sydney igual lo hace con sus padres.

- Lo veo más como una tradición familiar. ¿Tienes alguna?

- No somos esa clase de familia.

Asiento sin saber qué decir mientras le sirvo un tazón de chocolate caliente.

- Es vegano, mi hermano lo trata de ser así que nada de producto animal dentro de la casa.

- Gracias- sonríe ella mostrando sus hoyuelos.

- Quédate aquí, iré por un sweater y una toalla para secarte el cabello.

- ¿Puedo acompañarte? No quiero estar sola.

Asiento mientras camino junto a ella a mi habitación, subimos al segundo piso donde ve todos los diplomas de Sebastian, entró con ella a mi habitación y agradezco ser ordenado, camino al closet mientras rebusco una camiseta térmica como también un sweater que la mantenga cálida.

- Ese es el baño- señaló una puerta sabiendo que necesitaba privacidad luego de lo ocurrido.

- Gracias- sonríe ella.

- Puedes darte un baño si quieres las toallas están en el estante, iré por el botiquín y te ayudaré con tus heridas.

Sadie asiente mientras deja la taza de chocolate caliente en mi mesa de noche. La miro entrar al baño mientras bajo la escalera yendo al sótano donde encuentro uno de los botiquines que se encuentran allí, me preparo un café y vuelvo a mi habitación donde prendo la chimenea, algo que nunca hago pero supongo la hará estar más cómoda.

Me siento en la cama, cuando la veo salir, tiene el cabello algo húmedo y sigue viéndose igual de hermosa. Ella se acerca a paso lento hasta tomar su taza y beberla despacio mientras sonríe.

- Siéntate- pido suavemente- vamos a curarte.

Ella rápidamente obedece sentándose frente a mí, abro el botiquín y saco un poco de algodón con alcohol que pasó por su mejilla rasmillada como también su ceja. Ella se queja suavemente con los labios entreabiertos, tomó su mano y la pasó por sus nudillos.

- Realmente fuiste una guerrera - murmuro viendo.

- Gracias- murmura ella avergonzada con las mejillas rojas.

- Te pondré un poco de pomada, mañana deberías estar mejor, son solo heridas superficiales.Fuiste muy valiente Sadie.

Sadie asiente mientras cierro los ojos a la vez que aplico la pomada. Al terminar le colocó una frazada a su alrededor. Ella queda mirando el fuego fijamente, cuando rompe en llanto cubriendo su rostro.

- Lo siento- se disculpa llorando con dificultad para hablar- yo ... lo siento, se me pasara, solo dame unos segundos- ruega- solo unos segundos y todo estará bien.

Me acerco hacia ella rodeándola con mis brazos, por un segundo se tensa para luego pasar sus manos por mi costillas y abrazarse contra mi pecho, coloco mi mentón sobre su cabeza, huele a fresas y le doy un pequeño beso.

- Todo estará bien, dulzura. Solo sacalo todo.

La joven se acerca a mi pecho mientras lloraba dando pequeños gritos de dolor, su desesperación fue tanta que llegó a apretar con sus dedos mi espalda, aun así la acune como nunca lo había hecho hasta que siento su respiración lenta.

Con cuidado me separo de ella, acariciando su bonito rostro, acaricio su mejilla y pequeña nariz hasta que se remueve incomoda. Con cuidado la recuesto en mi cama, la cubro con las mantas y salgo de la habitación.

- ¿Ella es Sadie?- pregunta mi hermano Sebastian en la oscuridad de la sala.

- Lo es.

- ¿Le hiciste algo?

- No... Fue otro tipo- digo molesto.

- ¿Y donde iras ahora?- cuestiona Sebastian viendo cómo tomó las llaves de mi motocicleta.

- Ha hacerle una visita al sheriff- sonrió.

- ¡Logan!- gritó molesto mi hermano mayor tratando de que cambie de parecer, pero sabe que jamás lo haré.

Sadie || Logan Lerman ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora