A Little Bit Longer - Multiple Chapter

I think I wanna marry you...

Waiting on a cure

But none of them are sure

A Little bit longer

And I’ll be

Fine.

A Little bit longer – Jonas Brothers

“Beep…beep…beep”

Su pecho subía y bajaba al ritmo de los ‘beeps’. Al contrario de lo que el médico diagnosticaba, se veía calmo y sorprendentemente saludable. Un informe enganchado al borde de su cama decía lo contrario. Lo había leído montones de veces y todavía no me era posible asimilar una frase en particular: “El sujeto podría entrar en estado vegetativo”. Las lágrimas me nublaron la vista una vez más. Ya no podía soportarlo.

            Las sensaciones permanecían vivas y latentes a pesar del paso del tiempo. De vez en cuando me visitaban ya fuera estando consciente o mientras me echaba a dormir en las incómodas sillas del hospital. Procuraba dormir el menor tiempo posible, no soportaba revivir esa noche de una manera tan real y tangente. Temía que las pesadillas me torturaran cada vez que cerrara los ojos. El médico me había recomendado somníferos pero eso implicaba que durmiera más de lo debido, y necesitaba estar despierta. Necesitaba estar disponible para él. Me necesitaba. Tomé su mano fría, mi cuerpo tembló, él siempre había sido mi cálido refugio. Mi vía de escape. Mi lugar feliz. Y ahora estaba allí, con los párpados hacia abajo, inexpresivo, helado, agonizante. Apoyé mi cabeza sobre la sábana que cubría su dañado cuerpo y lo contemplé con tristeza. Ya no me quedaban más lágrimas para llorar. Lentamente, comencé a viajar por el interior de mi mente, vagando por sitios que hacía mucho no visitaba. Recuerdos de nuestra primera cita me trajeron una sonrisa inusitada. Los nervios que me invadían cada vez que sus ojos se posaban sobre los míos, las mariposas en el estómago revoloteando sin parar, recordaba cada detalle de esa primera vez. De a poco, me fui dejando vencer por el cansancio que mi cuerpo no podía ignorar. Me acomodé sobre la pierna de mi amado y me rendí.

            “Beep…beep…beep”

            Me detuve frente al espejo una última vez. Debía lucir bien para la inesperada ocasión. Era una noche muy especial, según Nathan. “Ponte un vestido elegante y unos lindos zapatos”, había dicho minutos antes de desaparecer por la puerta.

            Y así lo había hecho.

            Llevaba puesto un vestido negro con un escote delicado, me llegaba poco más arriba de las rodillas y le había agregado un cinturón con brillantes plateados y dorados que enmarcaba mi cintura. En los pies me había puesto unos tacos ligeros que hacían juego. Había agregado los últimos toques con un collar y un par de pulseras. Luego me maquillé y peiné mi cabello. Por hoy, lo dejaría suelto con mis ondas naturales cayendo hasta mis codos. A Nathan le encantaba juguetear con ellos. Sonreí satisfecha ante la imagen que me devolvió el espejo, había seguido las instrucciones de Nathan con minuciosidad. Fuera lo que fuera que me esperaba esta noche, estaba adecuadamente vestida para la ocasión.

—Nath—exclamé a la par que bajaba por las escaleras.

                Lo encontré sentado frente a la computadora revisando su e-mail con el ceño fruncido. Toqué la puerta un par de veces para llamar su atención.

— ¿Ya estás lista? —dijo sin siquiera voltearse.

            Fue entonces que noté que, al contrario que yo, él todavía no estaba vestido por completo.