Stand By

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El corazón comenzó a latirme fugazmente, a tal punto en que sentí que mi arteria aorta iba a explotar. Todos los ojos estaban ahora posados sobre mí, esperando la respuesta. Tardé unos segundos en comprender que mi novio se me había propuesto. Una avalancha de felicidad recorrió mi cuerpo entero y me sentí como una persona renovada. Una versión más feliz de mí misma. Sonreí abiertamente. Miré a Nathan a los ojos y navegué en ellos por un instante. Asentí con una sonrisa risueña.

—Por supuesto que sí—finalmente respondí.

                Los ojos de Nathan brillaron con intensidad y una sonrisa inmensa se dibujó en su rostro. Me estrechó inmediatamente en sus brazos y me dispuse a sentir el aroma de su cuerpo. Si hubiera podido, hubiera congelado ese momento para la eternidad. Podía afirmar que, en ese momento, era genuinamente feliz.

                Pero lamentablemente el tiempo tenía que transcurrir.

                Y el momento se me escurrió de las manos, tal como el agua. La mirada y la sonrisa de Nathan cuando dije: “Por supuesto que sí” nunca se borrarían de mi mente. Sus ojos se veían tan rebosantes de vitalidad.

                Luego vino lo peor.

                Todo comenzó como una estupidez. Ambos nos encontrábamos muy alegres y excitados, principalmente excitados, por lo que Nathan no podía quitarme las manos de encima. Yo le rogaba que mantuviera las manos firmes en el volante.

—Elizabeth, sabes que soy un gran conductor—me decía.

                Era de noche y las nubes dominaban el firmamento. A lo lejos, casi se podía ver el destello lunar. Cerré los ojos y me dejé llevar por el balanceo del automóvil. Pronto llegaríamos, tan sólo un par de kilómetros más y llegaríamos.

                Desperté de mi ensoñación con las manos traviesas de Nathan acariciando mi cuerpo. Me giré hacia él y pude ver la sonrisa divertida dibujada en su rostro.

—Amor, por favor, mira la carretera—le rogué nuevamente.

—Lo siento, es que no puedo resistirme, Sra. Sykes—sonreí al escucharlo. Señora Sykes. Me gustaba cómo sonaba.

                Nathan desvió el auto de la carretera y aparcó a un costado. Estábamos en medio de la nada.

—Nath, ¿Qué estás haciendo?

—Te dije que no podía resistirme—me observó detenidamente y su mirada se tornó lasciva—. Te deseo…ahora.

                Me estremecí con su tono seductor y a la vez excitado. Él me anhelaba allí y en ese momento. Por un instante, dejé ir todas mis preocupaciones y cedí ante su propuesta. Seguido de una juguetona sonrisa, sus labios se abalanzaron sobre los míos con desesperación. Dejé a un lado mis pensamientos y me concentré en lo que mi cuerpo estaba sintiendo. Era tanto el deseo de hacerlo mío que sentí que iba a explotar. Nathan pasó a mi cuello, empezó con suavidad. Su piel tersa rozando la mía me provocaba un goce demasiado intenso. Ambos teníamos los ojos cerrados, y para cuando los abrí, ya no tenía tiempo de remediarlo. Un auto avanzaba en dirección opuesta, hacia nosotros. De inmediato noté que se aproximaba sin control alguno. Aparté a Nathan y le señalé el auto con desesperación. Sin previo aviso, el auto cambió su rumbo descontrolado. Ahora venía directamente hacia nosotros. Mi cuerpo temblaba de terror y lo único que pude hacer fue aferrarme al asiento como si fuera mi suministro de vida. Las luces me enceguecieron y lo último que vi fue la figura de Nathan colocándose delante de mí para protegerme.

A Little Bit Longer - Multiple ChapterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora