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No estaba seguro de por qué, pero me sentía ansioso, mi corazón latía con bastante fuerza y mi estómago se sentía vacío, como esa extraña sensación  que parece producirse cuando se cae de una enorme altura en los sueños.

No… mentía, claro que sí lo sabía más no me atrevía ni a mencionarlo en mi mente. Estaba demasiado sorprendido por siquiera tener ese tipo de pensamientos y sentimientos que no estaba del todo convencido de qué tan buenos eran. ¿Cómo interpretar esto? Y más importante, ¿Cómo podría siquiera expresarlo sin asustarme? Qué cosas pensaba. Lo que sea que se estuviera desarrollando dentro de mí debía quedarse escondido hasta mi muerte, preferiblemente.

Sin darme cuenta me perdí en mis pensamientos, saliendo de éstos prácticamente cuando se terminaba la canción que sonaba en la radio: Take my breath away, de Berlín; francamente ya había perdido la cuenta de cuántas veces habían puesto dicha canción esa semana. En fin, al terminar la canción, el locutor de la estación anunció que faltaban cinco minutos para las cinco de la tarde, por lo que todo tenía que estar perfecto para cuando llegase esa persona.

Me puse manos a la obra y con mi viejo (más no sucio) trapo limpié la superficie del capó del Porsche 959 color rojo (un auto tan ostentoso y costoso que aún trabajando toda mi vida y cien años más, no podría darme el lujo de pagar), aunque en realidad no necesitaba removerle ninguna suciedad. Si pudiera brillar más probablemente me dejaría ciego.

El reflejo en el espejo del auto me agarró desprevenido. Lo que vi no era como hubiese querido lucir: mi frente perlada en sudor forrada con los mechones negros de mi rebelde cabello que se pegaban desordenadamente. Manchas de grasa por aquí y por allá rompiendo la armonía de mi blanca piel como la leche. Unos cuantos moretones en una mejilla por mi torpeza… simplemente me encontraba en un estado lamentable. Pero, me puse a pensar que en realidad no tenía porqué verme especial de ninguna manera, después de todo este trabajo siempre incluía suciedad quiera o no y pues… la entrega del vehículo no dependía de mí.

Se suponía que la persona dueña del auto vendría y como de costumbre hablaría con mi jefe. Ahora que lo pensaba, sunbae no aparecía aún y eso me puso inquieto. No sé qué clase de asuntos tenía que hacer, pero le tomó más tiempo del que debía. ¿Qué debería hacer? No había forma en que pudiera localizarlo, era imposible. Menos cuando no conocía su paradero.

Desde que ese auto llegó aquí nunca tuve la oportunidad de hablar con esa persona, apenas si podía escuchar de vez en cuando el tono de su voz que era tan suave y bastante fina tal como sonaban todas las personas con dinero. Por alguna razón la suya era diferente pues la prepotencia nunca estaba presente en él, su apariencia era tan amable y su sonrisa tan sincera… una sonrisa que podría robarle el aliento a cualquiera que lo viese.

Alguna vez me dedicó una de esas sonrisas y un cortés saludo que me dejaron sin palabras pues cuando ocurrió me paralicé, pareciendo un idiota grosero y el joven, lejos de enojarse solo río, una cándida risa que llenó el taller llamando la atención de todos.

Sacudí mi cabeza sacándome de mi ensoñación, debía tratar de dejar de lado esa manía. De pronto la temperatura subió de golpe a pesar de que ya había caído la tarde. En vano, limpié un poco del sudor de mi frente con el dorso de la mano y con la otra usaba el trapo para limpiar la que resbalaba por mi nuca. El día había sido demasiado caliente, parecía que el infierno había escogido ese día en especial para alzarse a la superficie de la tierra.

A esas horas del día, por lo general me encontraba  agotado y muy sediento por lo que fui a la heladera y saqué una botella de agua que bebí casi de golpe. Ese día en particular, sin embargo, estaba especialmente solo pues mis demás compañeros se fueron antes y yo estaba atascado aquí porque sunbae me había pedido quedarme cuidando el taller en lo que llegaba… pues bueno parecía que debería quedarme más tiempo del proyectado y por como iban las cosas, para mi mala suerte tendría que ser yo quien hiciera la entrega del auto.

Uptown Boy (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora