"Ey niño, ¿Por qué lloras?" menciono curioso un rubio. Desde que había llegado al parque con su mama, le llamo la atención aquel niño sentado en una banca solo y llorando, pues su cara roja y los feos mocos estaban por toda su cara. Su mama decía, que es bueno siempre ayudar a otros cuando estos estaban tristes.
Si esta llorando, ¿Esta triste? ¿no?
"Que te importa" respondió enojado, y se encogió mas entre sus rodillas ocultando su rostro.
"Mi mama dice que los hombres no deben llorar" dijo el contrario. Uzui gruño cuando lo sintió cerca de él. Y no pudo detenerse más sus lágrimas pues su mama tambien decía lo mismo, pero ¿cómo le decía su mami que no podía controlarlo? Seguro se molestaría como siempre y lo golpearía.
"Entonces no soy un niño" dijo entre dientes y eso lo hizo llorar aún más asustando al otro.
"Ya no llores. ¿Te duele el estómago?" pregunto preocupado. A el tambien a veces le dolía el estomago y su mama siempre le daba cosas extrañas pero que al final hacia desaparecer ese dolor. Quizá tenia eso, si, era probable. Pero el otro negó con la cabeza.
"Mi mama..."
"¿Tu mama?" repitió confuso.
"Mi mama... se va a enojar"
"¿Por qué?" Zenitsu menciono confuso. Pues su mama tambien se enojaba cuando se portaba mal. ¿Acaso ese niño hizo una travesura y por eso su mama se enfadaría? Se pregunto. "Mi mami, tambien se enoja mucho" dijo, queriendo hacerle entender que era algo normal. Tal vez, buscando tranquilizarlo con algo.
"Ella se enoja mucho conmigo, y me duele mucho aquí" menciono entre lastimeros al alzar su polera. Zenitsu se sorprendió al ver unas marcas largas trazar el pequeño abdomen pálido del niño. Tan solo verlas tambien acusaron dolor en él. Su mami por mas que se enojara con él, nunca le hizo algo así. Uzui entre lágrimas sonrió chiquito al ver al otro hacer lo mismo con su polo, pero a diferencia de él, estaba sin nada, sin ningún rasguño.
"Yo no tengo" Uzui lo escucho decir.
"Tu mama te quiere" dijo bajando la mirada al suelo y cubriendo su abdomen. Jadeo adolorido por el ardor que provoco el contacto de la tela con las marcas rojizas que resaltaban su abdomen blanco.
"¿Tu mami no te quiere?" Zenitsu pregunto, y se sentó nuevamente a su lado esperando su respuesta. Aunque su conocimiento era muy vago, sabia que una mama siempre quiere a sus hijos, en su escuela todos los días ve a sus amigos ser abrazados por sus mamas. ¿Enserio había una que no lo hacía?
Uzui apretó los labios y no respondió. No despego la mirada del suelo ni cuando sintió al otro removerse a su lado.
"Tu mama debe estar defectuosa" aseguro con lo mofletes inflados. "¿Y si la cambias?" dijo esperanzado. Pero Uzui negó de inmediato, mirándolo molesto.
"Yo quiero a mi mama" exclamo. Zenitsu ladeo cabeza nuevamente confuso.
"Pero si ella no te quiere. ¿Por qué tu sí?"
Uzui tampoco entendía aquello. Sus padres cuando venían del trabajo lo primero que hacían era golpearlo y culparlo de algo que él ni sabia, no entendía. A su corta de edad de seis años, no comprendía el significado de amor con el cual sus padres lo trataban. Creyó que esos golpes lo eran. Que si los padres lo golpeaban era porque lo amaban. Pero si era así. ¿Por qué en vez de sonreír sentía dolor? A pesar de sus padres nos sean como otros padres el estaba bien así, los tenía a su lado y los quería. Se portaría mejor, ya no pediría nada, ya no le diría a su papa que le ayudara con la tarea, sería un niño inteligente, no sería un burro como decía su mama. Se limpio la lagrimas y respiro profundo.
Sería un buen niño
Zenitsu iba a decir algo, pero callo al escuchar a su mama llamarlo a lo lejos.
Uzui lo miro y le dio una pequeña sonrisa. Aunque no lo conociera del todo, le agrado. Siempre que venia al parque a escondidas de sus padres, siempre lo veía jugar con los demás niños. Después de todo, una cabeza amarilla es lo que más resalta entre los demás. Así que si lo conocía de lejos. Nunca se acerco a ellos porque solo le gustaba estar sentado en esa banca al frente de los juegos, y quedarse un rato escuchando el bullicio de los demás. Y ese día no fue diferente a otros, solo que en esta ocasión huyo de muchos otros golpes que tendría que recibir una vez llegara a su casa. Su cuerpo se estremeció y trago saliva del miedo.
"Me porte muy bien. Así que mañana también vendré. ¿ok?" Zenitsu dijo entusiasmado. Uzui se asustó cuando Zenitsu toma sus manos de un momento a otro delicadamente. "Mañana ya no llores. Ven mañana, prometo traer galletas" prometió y Uzui asintió antes de verlo partir.
"ok" dijo con una sonrisa, al ver al pequeño rubio ser cargado en los brazos de su madre.
Algo nuevo sin saber había iniciado.
