VII

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EL NO CONOCIDO

Estábamos en silencio, únicamente mirándonos a los ojos, el gris de los suyos pegados en los míos.
No me encontraba incómoda para nada. Pero algo de mí se sentía extraño, quería saber quién era, de dónde lo recuerdo y si puedo confiar en el.

—Y... Ese chico con el que follabas ¿Era Hoop? – preguntó. Yo asentí, no sabía cuántos Oliver habían en la mansión, y el que nombramos estaba entre Rena el y yo.

—Pues cuando lo conocí debo de admitir que no me caía del todo bien y cuando me enteré de que trataba el desafío en realidad fue la primera persona la cual desconfíe, de todas formas, es muy lindo y folla de puta madre. – comenté. 

Seria. Esa fue la expresión de Marcus luego de escucharme.

—¿Vemos una película? – preguntó. Yo asentí. —A menos que no quieras que la veamos realmente.

—Tendré que acostumbrarme a tus malditos chistes sobre sexo ¿verdad? – Pregunté, el río y negó con la cabeza como si fuese sarcásticamente.

—¿Quien dijo que estaba haciendo un chiste? – Aclaró y esta vez no pude evitar parecerme a un tomate. Trate de disimularlo pero creo que fue en vano, ya que su sonrisa se ensanchó y empezó a reírse sin decirme un porqué alguno.
Al final ya dejamos los chistes/no chistes y todo lo demás a un lado y nos propusimos mirar la película tranquilamente.
Los teléfonos no tenían señal, pero nuestro querido Esteban pensó taaanto en nuestra estadía que nos dejó televisores con Netflix en las habitaciones. – noten el sarcasmo – Estábamos viendo a dos metros de ti más que nada por qué le había rogado, el quería ver una de acción, y yo pretendía llorar esa maldita noche. Ya estábamos en la escena dónde Will se despedía de Stella, voltee a ver cómo estaba Marcus y el muy maldito dormía como un puto angelito, mientras yo ahí me encontraba llorando mares y desperdiciando tres millones de lágrimas porque el iba a morir.
Apagué el televisor y me acosté, yo también estaba muy cansada y necesitaba dormir, aunque sinceramente, no sé si podría hacerlo como toda mi vida, me despertaba y acostaba con miedo, con presión, con incertidumbre, no sabía que era lo que iba a pasar, y sobre todas esas cosas... No sabía si después de dormirme iba a despertar.

Mi reloj mostraba las 7am en cuanto la sirena de alarma sonó en toda la mansión, despertándome, ahora me tocaba despertar a Marcus ¿Cómo es que ese maldito podía seguir descansando tan tranquilamente escuchando todo el problema que hay?

—Marcus... Marcus... - susurré moviéndolo despacio. El me empujaba un poco queriendo que dejara de molestarlo y poder seguir durmiendo. —Despierta Marcus, la alarma está sonando, me parece que mataron a alguien. – Empecé a preocuparme, el abrió los ojos despacio, recién despierto, wow, su cara de recién despierto es igual de atractiva que cuando está ya arreglado. Quien pudiera verse así de bien.

***

Ya una vez levantados, nos bañamos rápido, y bajamos a ver qué había sucedido, para nuestra sorpresa, no se encontraban todos en la sala donde se suponía que iríamos cuando la alarma sonara. Estaban en el cuarto de los sospechosos.
La sangre estaba por todas partes, las paredes, el colchón, el suelo, y en una esquina, el cuerpo sin vida de Oliver y Liv. Todos estábamos aterrados, sin saber que hacer, nos habíamos equivocado.
Yo también me había equivocado...
Verlo ahí, a Oliver, muerto, se me hacía extraño, mi estrategia era follar con el para que no me mate, si, muy estúpido y machista, pero creía que si por alguna parte lograba quitarme de encima al asesino podría vivir, y estaba segura que el era.
Me equivoqué...

Esta vez me tocó a mí y a Marcus encargarnos de guardar los cuerpos en el armario, ya que fuimos los últimos en aparecer. Yo no podía cargar con el peso de un muerto, no porque fuera débil, si no por la impresión que me daba verlos así, cubiertos de sangre y cortes.
Me encargue de ir a buscar las bolsas a él armario vacío, al menos podía aportar en algo, volví al cuarto y se las entregué a Marcus. El pusó los cuerpos en las bolsas y entre todos los llevaron dónde estaban los otros que habían asesinado anteriormente.

—Creo que tuvimos muchas muertes tanto en películas como en la nuestra. –Comentó el pelinegro de ojos grises. Yo traté de sonreír, pero lamentablemente no podía, quería irme, quería alejarme de todo esto, pero ya no había escapatoria. Antes de que todo se vaya a la mierda quería saber ¿De dónde lo conocía? Iba a averiguarlo, cueste lo que me cueste. 

—¿Nosotros ya nos vimos en algún lado? - fui directa. El enarcó una ceja curioso, sin borrar esa estúpida pero sexy sonrisa del rostro.

—Bueno, me presento, soy Marcus Johnson, estamos hace como unas tres o cuatro semanas en esta mansión de la muerte con otros sesenta y seis desconocidos para descubrir un maldito asesino y compartimos habitación juntos, creo que sí nos solemos ver en algunos lugares. – Habló, su tono en burla hizo que frunza el ceño, no había entendido lo que quería decirle o que.

—Me refiero a si nos hemos conocido antes de estar en esta mansión de la muerte. – Aclaré. —No se por que siento y creo que te conozco de algún lado.
Una oleada de dudas se sintió en el ambiente en cuanto el permaneció en silencio.
Como si estuviese pensando en que responder. De algo yo estaba segura, yo ya había visto a Marcus.

—El encierro está afectando, preciosa. Creo que sí te hubiese visto fuera de aquí lo recordaría. Te lo dije, no creo que seas fácil de olvidar. –Y aquí otra vez, su estúpido guiñito de ojo. Su mano se extendió a mi mejilla, la acarició suavemente y se retiró a la sala donde todos ya se habían movido.

Esto recién empieza...

[Capitulo editado]


Muertes Placenteras [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora