Dabi y tú
18 calientes añosMis piernas descansaban sobre sus hombros mientras sujetaba mis muslos con fuerza, deslizando su lengua en círculos por mi clítoris, utilizando dos de sus dedos, introduciendolos en mi seco, moviéndolos rítmicamente, preparándome, dando aviso de lo que sucedería, de lo que pronto tendría dentro, obligándome a retorcerme del placer, arrugando las sábanas bajo mis manos, presa del placer, sintiéndome tan bien que fue imposible no comenzar a sollozar ¿Hace cuánto tiempo no soñaba con ésto? Me alegraba saber que era real, y me vuelvo completamente loca que me vuelve la lengua implacable de este hombre, sus despiadados dedos, sus torturadores dientes, su caliente boca…
Todo mi cuerpo temblaba estaba en llamas, mis piernas temblaban, mi vientre bajo se tensaba, mis pechos se endurecían, tensándose en la zona del pezón, alrededor de las perforaciones que me hice por mi cumpleaños número 18.
Dejé de pensar cuando tres dedos invadieron mi cavidad, moviéndose rápido, golpeando el mismo punto uno y otra vez, mientras su lengua se movía más rápido, sus dientes raspaban con mayor insistencia, sus labios no paraban de succionar mi clítoris, torturándome.
El orgasmo me atravesó con intensidad, fragmentando mi conciencia en cientos de diminutos pedacitos, ni aún así, Dabi se detuvo, prolongó mi orgasmo hasta que pude sentirlo en cada centímetro de piel, cada vellos, en cada poro…
Nunca pude darme un orgasmo así antes, nunca tan intenso.
Floja del placer, con mi cuerpo blanco e inútil por el reciente orgasmo, Dabi me apoyó sobre la cama y repasó mi cuerpo con deseo, con su típica cara sería pero sus ojos llenos de deseó, acercándo los dedos que hace segundos estuvieron en mi interior, lamiendolos.
-Princesa….eres deliciosa
Agitada, me apoye en mis codos para medio sentarme, para sonreírle.
-aun te falta desnudarme, aún tengo ropa sobre mi cuerpo ¿Que esperas? - exigí apoyando mi pie en su pecho aplicando un poco de fuerza
-quiero saber algo ___
Tomó mi pie y quitó el calcetín, depositado un beso en la planta, antes de tomar el otro y repetir el proceso, siempre manteniendo el contactó visual.
-¿Ahora eres una perra con dueño? ¿Puedo llamarte mía? ¿Puedo reclamarte si otros asqueroso perro se acerca con intenciones de cortejarte? ¿Se me permite ser así de egoísta?
Gateando sobre mi cuerpo otra vez, besando mis labios de forma corta, tímido, esperando una respuesta de mi parte
- Eres mío, Touya~, Llámame tóxica si quieres, pero no voy a permitir que otra mujer vuelva a tocarte- deslizando mi mano por su pecho, sobre su dormido cuerpo
- Seré la única desde ahora, y prometo que, de mí parte, se acabaronos coqueteos con los demás, no besaré a otro, no tocaré a otro, no volveré a interesarme por nadie más que no sea a tíLa tensión en sus hombros se relajó cuando terminé mi breve discurso, parecía estar realmente preocupado por lo que éramos.
-me encantaría seguir hablando, pero los juegos para después
Deslizando mí mano por sus abdominales, quitándole el seguro a su pantalón, deslizando mi mano dentro, tratando grueso al sentir el tamaño de su longitud, incapaz de poder rodearlo por completó con una mano.
Un miembro grueso, largo y viril, capaz de hacerme ver las estrellas de forma romántica o enviándome directo a la inconsciencia, un miembro como este es de doble filo.
Dabi gimió, entreabriendo los labios mientras mi mano lo apretaba y acariciaba de arriba abajo, mi mente maquinando, autoconvenciéndome de que podía con ese pene, mis caderas moviéndose de forma inconsciente, mi entrepierna deseosa de volver a recibir atención