Capitulo 2

34 3 2
                                        

Narra Dean:

La vida de un noble convertido en esclavo no es fácil, para nada, un día estas en tu mansión, disfrutando de fiestas y riquezas, para que en un pestañeo la guerra te lo quite todo. Matan a tu familia y tu eres enviado a quien sabe donde a hacer quien sabe que, vestido con quien sabe de donde salieron estos asquerosos trapos sucios para vender para hacer horribles trabajos para quien sabe quien.

Tan solo e pasado tres meses infernales desde que fui despojado de mi Roma Belle y me vendieron a bajo precio... Llevo la nada de tiempo aquí y ya tengo elegida la sonata que tocaran en mi funeral luego de mi suicidio. Esta vida es como estar en presencia del mismo Satán, o como otros lo llaman, Rey, para hacer sus barcos... Este día tengo el trabajo de terminar los mástiles de cubierta, pero antes de ponernos en marcha, el capataz dice mi nombre y el de Bernie McMahon, un chico que es esclavo de nacimiento a quien a penas conozco de nombre.

Solo un par de veces me toco trabajar con el, pero en el poco tiempo que hemos convivido con el, me he dado cuenta de ciertas cosas. Según sé, es mayor que yo, calculo que debe rondar los 18... Es corpulento, robusto, imponente como roca, pero increíblemente amable y servicial. Cabellos cobrizos y ojos verde agua, una nariz aguileña y labios gruesos... Era exageradamente alto, mas que yo, lo cual era bastante...

Los dos físicamente eramos polos opuestos, él era pelirrojo, ojos claros, y yo... cabello castaño y tez quemada por el sol, mis ojos eran café, o tal vez negros... quizás eran café tan oscuro que creían que si oscurecían lo suficiente la gente los tomaría como negros... Mi estatura era alta, sobrepasaba la media, pero parecía una hormiga junto a Bernie...

El capataz nos llamó para darnos una gran e importante noticia. Habíamos sido seleccionados.

Se preguntarán obviamente para que, y todo lo que puedo decirles es que en estos pueblos existe una tradición. Cada año, durante la primera nevada del inicio del invierno, suelen enviar diez "ofrendas" a la Diosa Eiko, del bosque. Nadie sabe que sucede con los diez candidatos, pero solo tres son los supervivientes.

Bernie y yo nos miramos aterrados, cuando se había visto que el par de esclavos enviados fueran parte de los supervivientes, claro eso si, si volvíamos, jamás volveríamos a la esclavitud, suelen premiar a los supervivientes con grandes riquezas y títulos... Que paraiso... Poder volver a mi vida, tener nuevamente mis riquezas, inclusive podria volver a vivir en Roma... ¡Imagínense!

Nos retiramos con el último aviso. Mañana a primera hora partiriamos al bosque blanco...

Volví al trabajo como si nada hubiera pasado. Me dediqué a terminar la obra para descansar todo lo posible, sin embargo, al llegar a mi recámara, no me encontré con Julio, si no con Bernie...

-¿Que haces aquí, pelirrojo? -Mi voz sonó hostil. Mas de lo que pretendía, pero la idea de ir derechito a mi posible muerte no me traia muy de buenas. Además, no es como si por el simple hecho de haber sido seleccionados, de la nada nos convirtieramos en mejores amigos ni nada por el estilo.

-Me dijeron que esta noche debemos quedarnos en tu habitación. -Dijo de mala gana echando un saco de ropa sobre la antigua cama de Julio. Me irritó su brusquedad ¿Acaso no tenía idea de quién era yo? Era el archiduque.

-¡Hey! ¿Quien te crees? - Le alegué a Bernie. El frunció el ceño y su mirada se endureció.

-Mira "Señorito". No se como era tu vida antes, no se quién eras antes de llegar aquí, pero si se que ya nunca recuperarás lo que perdiste. Se acabó. Y a menos que logres sobrevivir con ese cuerpo de fideo bailarín. Jamas, ya me escuchaste, JAMAS, recuperarás tus títulos. No siendo un esclavo.

Habló muy rápido y notoriamente enfadado, pero me daba igual lo que pensara, yo sobreviviría y retomaría mi vida. Cueste lo que cueste.

Pasé a su lado y nuestros hombros chocaron, nuestras miradas se cruzaron. Era obvio que yo no le agradaba, y a mi tampoco. Me tiré sobre la cama, que no merecía llamarse cama ya que solo era un bloque de piedra esculpida al cual le pusieron un par de cueros y mantas para resguardarte del horrible frío del inicio del invierno. Me coloqué encima todas las mantas que pude y cerré los ojos intetando conciliar sueño en lo que podría ser la última noche normal en mi vida...

Los recuerdos de mi antigua vida atestaron mi cabeza como rafagas de imágenes de distintos episodios. Yo y mi padre llendo a mi primera cacería. Mi hermana y yo en nuestra fiesta de cumpleaños. Mis padres, mi melliza y yo siendo retratados en un cuadro familiar que sería posteriormente colgado por mi en el salon. El comienzo de la invasión. Nos llevan a todos a las fronteras. Matan a mis padres. De Annastasia nunca vuelvo a saber nada...

Desperté gritando y rogando porque no se la llevarán a lo que probablemente sería su muerte. Pero cuando me di cuenta Bernie estaba mirandome preocupado y el sol comenzaba a salir con lentitud por detras del cristal que aportaba una pequeña iluminación a la habitación...

Hoy comenzaba...

Hoy iría al bosque...

Hoy comenzaba mi última oportunidad de recuperar a Annastasia...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 01, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nuestro InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora