CAPÍTULO XI

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"La estación del tren"

El ruido que produjo el frenar del primer tren que llegaba a la estación. Despertó a Nathan. Dormía con tranquilidad en la banca de espera, habían pasado ya dos años desde que iba hasta allí a partir de la primera hora de la mañana. Todo su ser tenía la sensación de que su amada aparecería algún día. Su nueva rutina, era incluso más sencilla que la vieja. Despertaba mucho más temprano que de costumbre, partía a la estación y esperaba el primer tren, observaba con determinación a todos los que bajaban, al no ver ningún porte perfecto, ni una piel pálida; se iba a la universidad. Al culmino de sus estudios, pasaba con Marina y después con Narciso. Para cuando el alba se pusiera en el horizonte, regresar a casa y esperar con ansia el siguiente día.

No habían sido tan diferentes los días desde entonces. Así que aquel día tampoco fue la excepción. Cuando notó la hora en su reloj, se dijo que era momento de regresar, partió como de costumbre a la universidad y tomó sus clases.

—Nathan... Nathan —dijo Yoshué, mientras pasaba una y otra vez su mano, frente a él—, ¡Nathan!

—¡Qué, que está pasando! —alzó la voz en respuesta.

—El profesor te ha hecho una pregunta —susurró Yoshué.

No bastó más que echar una mirada al frente, para toparse con un rostro serio que le observaba con desaprobación.

—Lo siento señor, me puede repetir la pregunta —dijo Nathan, cabizbajo.

—Díganos qué es la Datura Stramonium, cuáles son sus efectos y el por qué debemos mantenernos lejos de plantas como estás.

—Datura... si —dudó Nathan, continuó—, es de... de la familia de las ¿solanáceas?, si solanáceas; la misma familia del tomate, la papa, el chile, el tabaco...

—Entonces Nathan, ¿por qué se considera tóxica si es de la familia de plantas que consumimos como alimentos? —interrumpió el maestro.

—Porque también es una planta alucinógena, clasificada dentro del grupo de las "delirógenas", esto quiere decir que provoca ofuscaciones, psicosis, alucinación, ansiedad y por tanto... la muerte —expresó de inmediato Nathan, orgulloso de sí mismo—, de hecho, un dato curioso de estas plantas es que hace muchísimos años se usaba para tratar las reumas y enfermedades respiratorias, pero hace poco se ha descubierto que es una planta tóxica, y como ya lo mencioné; puede causar la muerte.

—A esto quería llegar, gracias Nathan, nunca decepcionas ¿cierto? —concluyó con una sonrisa—, pueden salir, excepto usted Verdier.

—Te esperaré afuera —dijo Yoshué.

Cuando todos se fueron, Nathan se acercó a su profesor, esperaba un regaño, que le golpeara las manos en señal de disciplina. Sin embargo, recibió una sonrisa cuando estuvo frente aquella apariencia autoritaria que le inspiraba.

—Joven Verdier —dijo formalmente—, nunca había tenido un alumno tan destacado en mi clase, ¿no has pensado que la medicina herbal podría ser algo a lo que puedas dedicarte?

—Señor, no lo he pensado. ¿Por qué lo pregunta? —respondió.

—Tengo unos amigos, ambos maestros especializados en la materia —argumentó el profesor, era lento en su hablar y su voz muy baja—, desarrollan una investigación sobre el beneficio de las plantas venenosas. Solicitan un colaborador, tienen pensado comenzar el viaje en noviembre y terminarlo a finales de julio, estás a tiempo de unirte a ellos; te abrirán las puertas del conocimiento de la etnobotánica, una de las clases en las que más destacas y en cambio, la investigación también llevará tu nombre.

Una margarita para n̶u̶n̶c̶a̶ olvidarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora