CAPÍTULO 2

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La nueva familia.

Hacía tiempo que mi madre no era feliz con alguien, con Miguel, su novio. -era guapo no os voy a mentir- Era un poco más alto que mi madre, ojos verdes, pelo corto y moreno, musculoso… En pocas palabras el chico perfecto para mi madre, también tenía una hija, se llamaba Sue y la verdad es que es preciosa, ojos verdes como su padre, tenía el pelo largo y es pelinegra, en fin una diosa de los pies a la cabeza. Pero, nos llevábamos mal, como el perro y el gato, siempre que discutimos -casi siempre que nos veíamos- mi madre y Miguel se reían de nosotras.

                                              ***

Mi madre me había comentado que Miguel y Sue se mudarán a nuestra casa, ya que ellos estaban en un piso de alquiler y el nuestra casa estaba comprada.
La verdad es que no tenía muchas ganas de ver todos los días y a todas horas a Sue -ya que me caía mal- y encima, ¡iba a ir a la misma universidad que yo! No había otras no, tenía que ser la misma.

Era lunes, empezamos la semana con mudanzas, ya que Miguel y Sue iban a vivir en nuestra casa, la verdad es que tenía ganas de que Sue viviera conmigo y con mi madre -ya se que habia dicho que no, es que soy bipolar- pero tenía un montón de planes -y no muy buenos por cierto- la que se le viene encima va a ser pequeña, una ola de bromas, esto va a estar interesante.
La verdad es que lo pasamos bien, acabamos de cenar, y, o no, no podía ser, ¡no habia caido que Sue tenía que dormir conmigo! maldita sea, no la soporto y encima voy a tener que dormir con ella, señor dame paciencia.
-Iré al baño a cambiarme- murmuré.
-vale- murmuró.
Parecía nerviosa, ¿ella nerviosa? ¿desde cuando? Menos mal que mi cama era grande, porque si no que incomodidad - aunque la verdad es que había tensión en el ambiente-
Ya me había cambiado, ella ya estaba tumbada en la cama mirando el techo, pensativa. No os voy a mentir, la situación era incómoda, estaba deseando que llegara el día siguiente y ella parecía que también.

Al día siguiente todo fue normal, poco a poco nos fuimos conociendo, y la verdad, aunque parezca sorprendente empezó a caerme mejor, pero eso sí, de las bromas no se libró… La  primera fue hacerle creer que le había rapado el pelo, a pintarle la cara mientras dormía, tirarle agua con hielo… Aunque puede parecer que yo me pase, ella no se quedó atrás, y creo que ella fue mucho peor que yo.

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