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El olor a alcohol llegó a sus fosas nasales, haciendo que despertara lentamente y miro a su alrededor encontrandose con las miradas de preocupación de sus compañeras
—Pensamos que te nos fuiste. —chillo niki.
—Lo siento. —musito apenado.
—Porque te disculpas, nosotras solo nos preocupamos porque eres muy especial.
Kazutora solo sonrio y Akane llamo su atención, niki decidió irse porque tenía que seguir entrenando si antes despedirse de ambos y los dejo hablar
—Hanemiya-san. —hablo.
—Akane-san, ¿Que fue lo que hizo que me desmaye? Yo me he alimentado correctamente, aunque no mucho pero si comí bien y mis horas de sueño están bien.
Akane sabía que el bicolor mentía en eso, ya que la otra vez se quedó dormido en una de las camillas, comí con ella cuando esta le invitaba
—Me mientes. —dijo seria.
—Bueno solo descuide un poco mi alimentación. —murmuró.
—Llamare a tus padres. —fue lo qué dijo para sacar su teléfono.
—¡No akane-san! —chillo.
—¿Porque no? —alzó una ceja.
—Bueno, mis papás no saben que estoy practicando el deporte de Voleibol. —la miró apenada.
—Tus padres si lo saben, ya que yo hablo con ellos. —se cruzo de brazos.
—Miércoles... —susurro.
—Te daré un chequeado, voy a revisarte y sacarte muestras de sangre para ver que tienes. —dijo la rubia para sacar su inyección.
—Cómo digas akane-san. —estiro su brazo.
La Omega rubia le introdujo la geringa y escucho un quejido por parte del menor
Sonrió cuando obtuvo una parte de la cantidad de sangre, sacó algodón y una cunita, para luego colocarlo en la parte donde pincho
—Bueno, los resultados tardaron dos semana así que cuídate bien, no quiero ni verte otra vez por acá. —amenazó.
—Si... —avergonzado.
—Vete ya, tus alfas te están esperándo.
—¿Qué? —confuso.
—Me escribieron que iban a llevarte y que te iban a cuidar otra vez. —agarró una hoja escribiendo y se lo entrega.
Kazutora solo seguía confuso
—Dáselo al director y podrás salir normal.
—Bueno. —agarró la hoja y salio de la enfermeria.
Fue caminando hacia la oficina del director que lo estaba esperando hace unos momentos, tocó la puerta con fuerza
—Adelante. —se escucho y abrió la manija.
Ingreso y miro al director para hacer una reverencia
—Buenos días director.
—Buen día, ¿Supongo vienes a que me des el certificado médico para que vayas a tu casa y descanses, verdad? —lo miro teniendo otros papeles en su mano.
El bicolor asíente y el señor sonríe para darle una señal de que se acerque, fue hacia el y el adulto extendió su mano
Le entregó la hoja y este lo reviso junto a otro permiso
—Deja lo firmo y sales con ese par. —hablo sonriendo.
—¿Mmm?
—Veo que no estás enterado, lo veras cuando vayas a la salida. —firmo los papeles y le entrego los tres permisos.
—¿Porque son tres?
—Ve yendo hanemiya, no hagas esperar a ese par. —murmuró— Está que hace mucho frío ¿Sabes?
—Si, muchas gracias. —hizo reverencia y se retiro.
El Omega fue al salon para recoger sus cosas, se despidió de su amiga y se fue, yendo a la salida. A lo lejos observo dos sombras y eso se le hizo confuso, cada vez que se acercaba podía ver quienes eran
—¿Que hacen ustedes acá? —los miro.
—Pues tenemos permiso para irnos a nuestras casas para cuidar a alguien. —dijo el azabache.
—Vaya ¿Y a quien cuidarán? —puso una de sus manos en su cintura.
—Cariño es muy obvio la respuesta. —río el peli-negro.
—Omega, te cuidaremos a ti. —el peli-rubio lo abrazo haciendo que tambaleara.
—¿Ami?
—Si ati, que emoción ¿No crees?
—No, no lo es... —pensó.
—Bueno dame esos permisos. —se los arrebata y lo carga en su hombro.
—Tome guardia, para que deje de joder que no vamos a salir sin esa mamada. —le entregó los permisos.
El guardia suspiró pesado y los dejo salir, vio como el pobre Omega quería bajarse del hombro del azabache, pero este se negaba a bajarlo hasta llegar a su hogar
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