The Boys Eternamente

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En una caseta en la frontera de México y Estados Unidos, un camión está entrando a los Estados Unidos.

En la larga fila de todos los vehículos que intentan entrar hay uno que es bastante extraño, pues el conductor del tráiler le da un enorme fajo de billetes a los policías de la caseta para que lo dejen pasar sin la necesidad de revisar su cargamento.

Los policías discretamente tomarían el fajo de billetes y le cederían el paso al trailero.

Sin embargo, las personas que están en las filas comenzarían a gritar alarmadas en sus autos mientras asoman sus teléfonos para grabar hacia el techo de las casetas.

Los policías confundidos irían a revisar de que se trata, pero cuando estos se asomaron bajaría bruscamente una persona con capa rompiendo las metralletas de los policías de un sólo golpe.

Los dos policías tirarían al suelo lo que quedaba de sus armas para sacar sus macanas para golpear al súper humano, sin embargo, sus armas no le harían ni un sólo moretón.

-Ni siquiera se molesten- dijo el justiciero con una voz femenina para luego sacar volando a ambos oficiales con un sólo dedo.

El trailero al mirar el espejo de su lateral vería a la mujer en mayas verdes y capa acercándose al trailer por lo que bajaría del camión y correría.

La mujer caminaría hacia el sujeto tranquilamente, por lo que todos los policías sacarían sus armas y le disparían a la mujer, sin embargo, los cartuchos se habrían vaciado y ella estaría ilesa.

-Que decepción, cuarenta armas y ni una sola me hizo daño.

-¡Y que tal las balas de uranio!- exclamó uno de los policías mientras sacaba una metralleta con balas de dicho material.

-Dale- dijo desafiante la mujer.

El policía abrió fuego pero todas las balas rebotaron contra los pechos de la mujer.

-Jajajaja, me haces cosquillas- dijo burlándose para luego tomar el arma y doblarle el cañón.

Una vez los policías asustados le abrieron el paso, la mujer procedería a volar hacia el trailero, este intentaría ocultarse debajo de un auto, sin embargo, la mujer levantaría el auto con una sola mano para luego hablarle mientras lo hacía.

-Un, dos, tres por ti, ¿Nos estamos divirtiendo?- dijo la mujer mientras levantaba el auto intimidando al trailero.

-¡No, por favor, no lo hagas, ni siquiera los toqué!- suplicó el sujeto, implorando piedad.

-Tienes razón, tú no los tocaste pero apuesto a que no te iba importar sí lo hacían tus clientes, dame nombres y consideraré dejarte con vida.

-Está bien, toma mi teléfono, le quité la contraseña, sabía que me lo pedirías- dijo mientras extendía la mano dándoselo.

-Y aún así pensaste que te perdonaría, que iluso- dijo después de tomar el teléfono para luego azotar el auto que levantaba encima del abdomen del sujeto, reventándole el estómago y los intestinos.

Toda la gente gritó aterrorizada mientras huían, y con toda tranquilidad, la mujer caminó hasta el tráiler del sujeto, y con su visión de rayos láser cortó el seguro del cargamento, revelando que este traía consigo a una docena de niños drogados y amarrados.

-Descuiden niños, no habrá Capas por Cristo para ustedes- dijo sonriendo para luego irse volando al escuchar a un helicóptero acercándose.

Al día siguiente, Annie y Hughie llegarían a Nueva York, y sin perder el tiempo, se dirigirían en taxi al departamento de Janine mientras Hughie contactaba a Mono para que le dé toda la información que tenía sobre el arresto de The Deep.

The Boys: Matanza MundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora