𝙀𝙢𝙤𝙩𝙞𝙤𝙣𝙨 - 𝙔𝙖𝙣𝙙𝙚𝙧𝙚!𝙃𝙚𝙞𝙯𝙤𝙪 𝙭 𝙆𝙖𝙯𝙪𝙝𝙖.

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Las emociones cumplen la función; de adaptarnos a nuestro entorno, no son buenas ni malas, son señales e información acerca de lo que nos rodea y de nosotros mismos. Sirven para informarnos sobre lo que necesitamos, nuestras metas y valores prioritarios, preparándonos e impulsándonos para actuar.

No sabemos lo que queremos y aun así somos responsables de lo que somos, eso es un hecho.
(Jean Paul Sartre)
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El suave atisbo de brisa fresca en verano, era la señal de una profunda empapada en el sudor en el cual tanto estaba acostumbrado, sus nervios y su piel palidecida a los días sin ver ni un rayo de sol, lentamente era una prueba a lo bajo qué había caido, a ése punto entre la desesperación y su propia ansiedad, demostrada en la transpiración en un día frío, sintiéndose de manera pegajosa cada vez qué observaba su propia piel aceitada, repleta de callos, piel en dónde se sobresalían sus delicados huesos cubiertos en esa capa de carne qué ahora era protegida por vendas, él suspiró, soltando aire mientras su reflejo se hacía borroso tanto en el espejo cómo en su propio cerebro, la alarma había sonado a su tiempo, las aves habían cantado los buenos días bajo un cielo gris y monocromático, el sol se habia posicionado en su lugar...

Y, con el sonido del reloj colgado en su pared, el momento de trabajar había llegado a arribar.

Inazuma, la gran región del trueno, era un lugar conocido por sus hermosas tradiciones, sus novelas, sus personas y su ambiente, su política y su conocida tormenta en su, ya pasada, época oscura, rumores y chismes qué han hecho a Inazuma un lugar poco deseable de visitar, y de conocidas habladurias de mal augurio con respecto a sus habitantes, quienes, bien dependían mucho del estatus para tratar diferente a alguien, la población de Inazuma se basaba, mayoritariamente, en rumores y posiciones sociales, todos se mantenían en la apariencia y en la reputación, era su forma de vivir el dia a dia.

Y aunque bien, 'esto y aquello' desencadenaban a varios problemas sociales, a disputas entre los altos mandos y las personas más normales, a peleas en dónde intervenian distintos sentimientos y emociones, la envidia, la rabia, la tristeza, todas aquellas emociones que lograban hacer a alguien más humano, ciertamente cambiar algo de su preciada Inazuma era quitarle la gracia a su nación, ¿No es así?.

Shikanoin Heizou, el detective de la comisión Tenryou, de un estatus social más alto qué el promedio por éste hecho; al ser conocido cómo el mejor detective de Inazuma, Heizou era lo que la gente describiría cómo una; «persona especial», un «jóven prodigio», un «guardia excepcional» y un «investigador de todo mérito de llamar esencial»

La gente se llenaba la boca con su nombre al presumir su día a día, sólo, si tenían al gran conocido "ciclón de Inazuma", «Un nombre dado por aquellos quiénes se enfrentaron a él e terminaron tragando tierra, y por aquellos otros qué sobrellevan el miedo.» trabajando para él asi sea en el caso más estúpido existente cuya sola presencia en la mesa de crímenes del detective Shikanoin era una ofensa.

Su intuición nunca fallaba, él era simplemente alguien digno de admirar, y alguien digno de temer, si las cosas parecían perdidas, él siempre encontraba el camino hacía la verdad, él siempre dejaba todo a relucir y toda la mentira se hechaba a perecer tarde o temprano incluso antes de que el cuerpo lo hiciera primero.
Ésa era su reputación.
Ésas eran las expectativas perfectas que la gente tenia sobre él.

Cuándo la gente colocaba su nombre en sus bocas normalmente era por buenas razones, por halagos, por felicitaciones, para pedirle ayuda, no había día en dónde no se le acercara una persona y le preguntaba sobre cómo iba su vida y no fingiera un falso interés para aprovecharse de su propio nombre, no había día qué no escuchara a las personas conversando con él cómo tema de conversación, era una fama reconocida por ser un justiciero, un título del cual estaba fielmente orgulloso y el cual defendería a capa y espada si era necesario, era un detective leal a sus principios, era una persona firme ante incluso la más mínima tentación, a pesar de ser conocido naturalmente cómo un rebelde y alguien que no seguirá las reglas a no ser qué piense qué sea lo correcto.