|Niñez II|

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-Hooo mira que grande estas Katsuki, veo en ti un guerrero formidable y de honor- Hablo Amaterasu al tener a su hijo en sus brazos, había bajado a visitarlo como cada semana, su pequeño estaba grande y fuerte, ya próximo a cumplir 1 año y 1mes, su pequeño lo llenaba de orgullo. Llegando recién a los 6 meses empezó a caminar y a balbucear sus primeras palabras, sin dudas era un pequeño prodigio.
Había ido hace unos días a visitar el santuario de los dragones para adquirir un artículo necesario en la cama de su hijo, pero al ingresar escucho la voz de ella, su aun esposa, hablando con la encargada del santuario y habitante del castillo de los dragones que se encontraba a unos cuantos metros mas alla.
-Este esta perfecto, se lo agradezco Ryuku-sama, es exactamente lo que buscaba- hablo la castaña, mientras sonreía hacia la rubia hermosa que se encontraba entregándole un huevo rosa, esto puso a pensar al Dios del sol, para que quería ella ese huevo? Como siempre copiándole las ideas sin siquiera mencionarlas, suspiro, la conexión entre ambos seguía intacta, dejo de lado esos pensamientos y la observo de pies a cabeza, llevaban un buen de años sin verse y seguía siendo tan hermosa como siempre, tan radiante, que ni pareciera que rigiera todo lo que engloba la luna y la oscuridad de la fría noche, mientras la observaba noto un cambio en ella, no podía ser? Su hermoso y largo cabello estaba a los hombros, se lo había cortado, no era posible, se veía hermosa de todas formas pero ella adoraba su cabello, no solo ella, el también adoraba sus largos y finos cabellos chocolates.
-Se lo agradezco nuevamente Ryuku-sama me despido, espero verla pronto, saludos a la pequeña Nejire-chan- la diosa salió por la otra puerta, el entro apenas se aseguro de ver que se ha marchado.
-Ryuku, vengo por un objeto que solo puedo encontrar aquí- hablo directo, sin saludar, sonando demandante.
-Buenos días Amaterasu-sama, me alegra verlo por aquí, dígame que objeto requiere?- hablo relajada la oji ámbar ya acostumbrada a la actitud del Dios, se sabia que era arrogante y demandante, no había equivocación alguna ante esos rumores.
-Ese huevo rojo de alla, es lo que busco- hablo apuntando hacia un huevo muy parecido al que la Diosa de la Luna llevo, pero a diferencia que este era rojo, rojo con negro y detalles en blanco, muy hermoso a la vista de un artista.
-Es el ultimo que queda, tiene suerte, este año se ca...- la mirada que le pego el Dios a la rubia la hizo callar de inmediato.
-Ni se te ocurra decir tales cosas, que este año me divorcio que es muy diferente - la miro con coraje, haciéndolo recordar que se va a divorciar de la mujer de su vida por que ella lo traiciono.
-Lamento si fui imprudente, tenga, son 100 mon.
-En unos días bajara un servidor de mi palacio a darte la suma, me largo- se dio media vuelta para salir del lugar.

Al llegar a donde se encontraba el niño, le hizo entrega del huevo, este emocionado quería que se abriera, quería ver que había dentro.
-Papa, papa- decía mientras apuntaba el huevo.
-No comas ansias mi pequeño, en la primera luna llena podrás ver que contiene. Paso toda la tarde con el pequeño, le cambio la vestimenta a una mas holgada en tonos verde oscuro y naranja con negro.

Pasada la media noche mientras los pequeños dormían cada quien en diferentes montañas, los huevos empezaron a agitarse, el primero en tronar fue el de la pequeña castaña, al quebrarse por completo salió de lo que fue el huevo un pequeño dragón rosa, era uno muy pequeño, cabía en la mano de una persona, se veía adorable. Al ver un bulto durmiendo se acobijo alado de este, teniendo así una fuente de calor. Por otro lado el huevo del rubio solo se agitaba pero no se rompía, dichos movimientos despertaron al pequeño que se asusto y casi se suelta en llanto pero se detuvo al ver que del huevo emergió una cabeza roja, luego una cola larga roja, por ultimo salió por completo del huevo quedando así al descubierto un pequeño dragón rojizo, quien al ver al pequeño se lanzo encima, el niño se quedo paralizado, casi grita al ver que el pequeño dragón se paseaba por su cuerpo como si de un supermercado se tratase, pero nuevamente se detuvo al ver que el pequeño animal se bajo y se sentó frente a el. El niño empezó acercar su mano hacia el animalito, tocándole la cabecita, haciendo que este reaccionara ante su tacto y se acercara al regazo del niño, para así comenzar un corto tiempo de juegos, que después de unos minutos termino en ambos se dormidos.

Hijos de luna 🌙y sol ☀️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora