݁٬٬.༉┊❝ TU TOQUE ❞ ִֶָ♡

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❝蝶❞ En la tarde había llegado Kyojuro Rengoku a su finca por unas heridas leves que se había hecho camino a su misión, y como no quería enfrentar al demonio con menos de su energía habitual es que buscó ayuda con ella.

─ ¡Kocho!─ exclamó asaltándola por detrás─ ¡Necesito que te encargues de unas heridas!

Luego de su susto inicial en el cual sintió que casi se le salía el corazón del pecho, Kocho volteó para verlo.

─ Seguro─ dijo recuperando el aliento─ ¿en qué te...?

¿"Unas heridas"? ¡Esas eran más que "unas heridas"!
Kyojuro tenía la cara atravesada por un corte espantoso, las manos magulladas y la mitad de su uniforme bañado en sangre.

─ ¿Q-qué te pasó?─ ella lo observaba incrédula.

─ Nada, maté un demonio inferior que rondaba por una granja familiar.

Kyojuro solía explicar dichos eventos con una naturalidad envidiable, para él eran una rutina y ninguna herida lo sacaría de su calma absoluta.

─ Santos dioses...─ suspiró─ supongo que tendré que curarte.

Ni siquiera ella conseguía estar tan tranquila con al menos dos litros de sangre empapados en su ropa.

Ambos se dirigieron a una de las habitaciones para que Kyojuro se desvistiera, el uniforme se lo llevó Aoi Kanzaki para lavar y la pilar se encargó del resto.

─ Muy bien, recuéstate.

─ ¡Sí!

Ya vestido con el traje de paciente que la Finca Mariposa ofrecía es que Kyojuro obedeció las indicaciones de la médica predilecta del cuerpo de cazadores, se dejó manipular por ella en silencio y al cabo de unas horas Rengoku estaba vendado como momia.

─ Listo─ y se secó el sudor de la frente con la manga de su bata blanca─ puedes levantarte.

El pilar intentó poner un pie sobre otro, pero su cuerpo estaba tan entumecido por tantas horas acostado o colocado en posiciones extrañas que cayó de costado al suelo riéndose de paso.

─ ¿P-porqué te ríes?─ Shinobu simplemente no entendía a su compañero.

─ ¡Porque es hilarante! ¡Me he caído del vendaje y parezco una momia! ¡Es gracioso, Kocho!─ Kyojuro soltó su risa aterradora─ ¡Muero de risa!

Según él lo era, ella prefirió ignorarlo y lo ayudó a levantarse.

─ Ogh, mírate─ lo reprendió─ te has hecho un corte en la mano.

─ Es sólo un corte─ y él le restó importancia.

─ No, no lo es.

Por inercia Shinobu frunció el ceño, apretó los labios y se concentró en curar un mínimo corte, nada en realidad.

𝗚𝗢𝗢𝗚𝗟𝗘𝗧𝗧𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora